La admiración por el amor incomparable que los animales regalan sin esperar nada a cambio, hace que Hugo Javier Vallejos los homenajee a cada instante. Es que encuentra en ellos el aprendizaje más preciado que un ser humano puede tener. Si bien la vida lo llevó por distintos caminos, la gran enseñanza que adquirió fue hace catorce años, cuando se desempeñaba en la conducción de transporte de mascotas. En aquel momento, aplicaba el servicio para ayudar a proteccionistas e instituciones sin fines de lucro, trasladando a perros y gatos para sus tratamientos médicos o hacia los refugios para que no queden desprotegidos o a fin de llevar alimento balanceado a las protectoras.
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La admiración por el amor incomparable que los animales regalan sin esperar nada a cambio, hace que Hugo Javier Vallejos los homenajee a cada instante. Es que encuentra en ellos el aprendizaje más preciado que un ser humano puede tener. Si bien la vida lo llevó por distintos caminos, la gran enseñanza que adquirió fue hace catorce años, cuando se desempeñaba en la conducción de transporte de mascotas. En aquel momento, aplicaba el servicio para ayudar a proteccionistas e instituciones sin fines de lucro, trasladando a perros y gatos para sus tratamientos médicos o hacia los refugios para que no queden desprotegidos o a fin de llevar alimento balanceado a las protectoras.
Después de trabajar como conductor de mascotas, Vallejos tuvo que atravesar un momento complejo al dejar de disponer de la camioneta como antes, es así que lejos de rendirse ante las circunstancias, se animó a sortear el momento con una apuesta especial.
La reinvención personal no demoró y, al instante, recordó cómo le gustaba trabajar en carpintería tiempo atrás. Entonces, ante el amor que siempre tuvo por los animalitos, reflexionó sobre la idea de poder ayudarlos desde su lugar -ahora- como carpintero. Así es que partiendo de la necesidad de brindarles un espacio de juego y de descanso, habilitó una porción del patio que iba a ser asador en su casa del barrio "San José" y empezó a gestar su nuevo sueño en Palpalá.
"Los animales son seres sintientes e inocentes, y trabajar como su chofer durante tantos años me hizo conocerlos, ver su realidad y que cada caso es único", expresó Hugo Vallejos sobre su experiencia personal donde tomó conocimiento de las necesidades.
Gracias a sus trabajos en madera maciza de pino realizó rampas, cuchitas y torres con rascadores adaptados para los tamaños de cada animalito. En las obras se puede destacar el diseño y el confort con el objetivo de sentirse cómodos en el espacio que les toca compartir. "Hay distintas propuestas para perros y gatos con diferentes contexturas y características; porque algunos pueden presentar displasia de cadera o discapacidad en alguna de las extremidades o en la columna", expresó Vallejos.
La intención es que las criaturas puedan sentirse parte de las mismas, que su adaptación y/o el ingreso, sea fácil. "Le busco la vuelta con materiales de calidad y garantizados porque ellos merecen lo mejor. Por ejemplo, hay torres con rascadores que vienen con alfombras para que los gatos no se estresen y puedan comer y reposar", destacó. Es allí, donde el diseño nace pensado para darle un toque de estilo al espacio como un mueble más del hogar, pero dimensionado para que puedan esconderse, saltar y ser felices.
Hace dos años comenzó con esta labor que resaltó, primero su amor por los perritos que se ganaron cuchas de diseño funcional y rampas. Y además, ofrece comederos y bebederos de altura, elementos que no corresponden sólo a un concepto estético. "El animal no debe esforzarse al alimentarse, ni tomar aire al agacharse porque en perros ansiosos puede provocar que se llene de aire el estómago y hasta torsión gástrica. Y eso se puede evitar al hacerle a la altura el comedero y bebedero según la medida de su codo", describió. La simpática forma del comedero y bebedero contiene dos platos inoxidables en una base bien asegurada. "Los tutores me avisan si la casita -que puede ser cuna desmontable- estará bajo techo en una galería o al aire libre y en el caso de que esté más expuesta, le coloco impregnante para los poros y un barniz perdurable porque también tuve a 'Pepa' y 'Lunita'. Me queda 'Chocolate'", reveló este servicial humano que quiere a los animales con el corazón, brindándoles lo mejor que sabe hacer.
Su "Chocolate" era el perrito callejero de la comisaría de Malvinas, que un día fue atropellado por perseguir a motocicletas y, luego de una doble cirugía, Hugo lo adoptó. Hoy es su compañero y el principal modelo que observa el paso a paso de sus obras, supervisa y prueba las creaciones en madera para otros animalitos como él.