La enseñanza de anatomía en las escuelas de medicina experimenta una transformación radical gracias al auge de los cadáveres digitales, la realidad virtual y la inteligencia artificial aplicada a la educación médica.
Estos recursos modifican la forma en que los futuros médicos exploran el cuerpo humano, una tendencia que, según Smithsonian Magazine, ya permitió a varias instituciones reemplazar la disección tradicional de cuerpos reales.
Universidades como Jacksonville University, Yale, Universidad de Nueva York y Case Western Reserve utilizan mesas digitales de anatomía, dispositivos de realidad aumentada y programas de inteligencia artificial para ofrecer experiencias educativas innovadoras. Empresas como Anatomage, Surglasses y Toltech crearon plataformas que permiten acceder a reconstrucciones digitales detalladas mediante pantallas táctiles o visores de realidad virtual.
Sandra Brown, profesora de terapia ocupacional en Jacksonville University, basa sus clases introductorias en cadáveres digitales: “En cierto modo, la disección cobra vida. Es una forma muy visual de aprender y a los estudiantes les encanta”, afirmó, según Smithsonian Magazine.
Gracias a estas tecnologías, los estudiantes pueden manipular órganos, girar cerebros y explorar cavidades anatómicas complejas sin las limitaciones físicas de los cuerpos reales. Brown señala que sus alumnos logran “tener el cerebro al revés y observarlo desde abajo”, algo imposible con un cadáver tradicional debido a su fragilidad. Además, los errores pueden corregirse con facilidad: “Si cometen un error o no encuentran algo, pueden reiniciar y deshacerlo”, explicó la docente.
El desarrollo digital también incluye herramientas como la Asclepius AI Table, de Surglasses, que suma asistentes virtuales capaces de responder a comandos de voz, mostrar imágenes relevantes y evaluar el aprendizaje.
La experiencia inmersiva y sus límites
La realidad virtual y aumentada proporciona una dimensión inmersiva a la enseñanza anatómica. Kristen Ramirez, instructora e investigadora en la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York, desarrolló un programa que permite a los estudiantes “estar dentro de un corazón humano” y observar el recorrido de los glóbulos rojos.
En regiones anatómicas difíciles de visualizar, como la fosa pterigopalatina, la realidad virtual resulta insustituible, ya que antes solo se accedía mediante la destrucción parcial de un cráneo donado. “La experiencia inmersiva es la mejor manera de entenderlas”, indicó Ramirez a Smithsonian Magazine.
Sin embargo, la digitalización no está libre de críticas. William Stewart, profesor asociado de cirugía en Yale, sostiene que la experiencia sensorial y emocional de la disección real es insustituible: “El aprendizaje es la suma de todos los sentidos. Cuantos más sentidos se eliminan, menos se aprende”, enfatizó Stewart en Smithsonian Magazine.