El Día de los Estudiantes, el más esperado del año, comienza con la canción escrita por Francisco García Jiménez y música de Ernesto Galeano y Carlos Guastavino, nos contagia en sus versos iniciales de un sentimiento patriótico profundo al recordar la Bandera de la Patria y su creador, el General Manuel Belgrano y los próceres de mayo, como Mariano Moreno, y el de nuestro Padre Fundador, el General San Martín, quienes afirmaron la Revolución de Mayo y la Independencia Argentina con la impronta de la educación para todos los hijos de la Patria.
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El Día de los Estudiantes, el más esperado del año, comienza con la canción escrita por Francisco García Jiménez y música de Ernesto Galeano y Carlos Guastavino, nos contagia en sus versos iniciales de un sentimiento patriótico profundo al recordar la Bandera de la Patria y su creador, el General Manuel Belgrano y los próceres de mayo, como Mariano Moreno, y el de nuestro Padre Fundador, el General San Martín, quienes afirmaron la Revolución de Mayo y la Independencia Argentina con la impronta de la educación para todos los hijos de la Patria.
Si recorremos el derrotero de lucha de cada uno, veremos que esos principios fueron proclamados y sostenidos por estos prohombres de nuestra historia, hasta el día de sus muertes.
En los versos siguientes Jiménez describe el momento inicial de la estación más juvenil de todas, y habla de una primavera en flor, donde nacen sentimientos puros del corazón y se proyectan con una fuerza romántica, desde siempre y para toda la vida, y con su viento de esperanza contamina todos los lugares y en “su galope” cantan los estudiantes su canción de amor. Finaliza el poeta uniendo a las juveniles manos con un solo afán: la búsqueda insaciable de la ciencia y su mirada puesta en el porvenir. Para andar por estos vientos de juventud estudiosa, amor y primavera pediré la compañía de algunos poetas y escritores de Jujuy (que hay muchos y los seguiré sumando en Histoletras, no busco una antología, sólo la buena compañía). Y ya que hablamos de conocimientos, flores y primavera, tomo la mano de Susana Quiroga, docente de siempre, del movimiento “Ahora o nunca” y cito un fragmento de “Isidora” de “Ráfagas de viento” (1991): “...Durante cinco años sirvió con cariño.
Ya señorita le faltó el tiempo para correr los domingos por entre los sauces y los ceibos. // Hasta que un día cambió de dueña. - íCómo, ¿qué no sabes leer? ¿Acaso siempre viviste perdida entre los cerros? ¿Y tus padres? ¿Y tus anteriores patrones? Bueno, vas a ir a la escuela nocturna. Por fin, a los dieciocho años, ella también iría a la escuela, desentrañaría el misterio de las letras, conquistaría el color de las páginas, tendría su maestra. // Su soledad de puñaditos de papa, sus encierros de lustrosos pisos habían sido derrotados definitivamente; quedaron sepultados en el tiempo. Y de “Verano Intenso” (2006): “Y si te digo / que los años son palomas / vientos de otoño / remolcados por las horas / en el silencio de los pájaros // al atardecer / El naranjo del clarín de guerra / coloreó la cumbre de la ventana // asomó un gajo de picaflores / para que tú lo vieras / y sonrieras // ya había llegado / la primavera.
Ahora tomo la mano de un verdadero arquitecto de la poesía, un amigo, de ya no sé cuántos otoños y primaveras consumidas, un genuino poeta de la llamada alguna vez: “Perla del Ramal Jujeño” (para mi vida y corazón de niño: la primera “Gran Ciudad” que conocí, en los inicios de la década de 1950) y el amigo que me acompaña ahora, recién estaba naciendo y hablo de Víctor Ocalo García, autor de muchos libros, arquitecto y docente. Para esta columna elegí de su Antología Propia Nº2 (edicapri-1992) “Escuela Número Dos”: “¡Vieja escuela t. Pérez! / quiero decir dos puntos abran comillas / silencio niños / Escriban tepere cierren comillas y en silencio // Sentado en un banco / que ya no está / a la sombra del inmenso eucalipto / que no existe más // Está sentado un niño que tampoco está // Si se detuvieran a verlo /verían / gorriones en el techo / desfiles de mayo, junio y julio /penitencia contra la pared // De pie con los brazos cruzados hasta que la pluma aparezca /.../ No me lo contaron / pero cuando caían tus tejas gastadas / y viejas repetían la escala del 9 / ni me lo contaran jamás / que por cada ladrillo partido / quedaba vibrando en el aire / el feboasomayatusrayos / -y los zapatos de goma para darle / Más trabajo al zapatero- // Vieja escuela t. Pérez / añoranza de guardapolvo y delantal / vestigio arqueológico / De no sé cuántas infancias.”
De nuestro gran poeta Raúl Galán, como buen profesor ha querido dejar a los niños y jóvenes de ayer y de hoy, en su “Canto a la Patroa V: 25 de mayo de 1810”, / Buenos Aires. / Hijo, limpia bien tu corazón, / escribe con buena letra: / Saavedra y Moreno, / Paso; / esmérate en este nombre: / Manuel Belgrano. / No te olvides que los diez mil guerreros / que fueron sepultados en el Alto Perú / y en la Quebrada de Humahuaca / y en los valles de Salta / y en el ancho teatro de la gloria. / Diez mil / y otros diez mil / y mucho más aún. / No te olvides del interminable martirio / de San Salvador de Jujuy. / No te olvides de nada / ni de nadie, / pero, si no caben en tu cuaderno, / escribe en el alma: / General José de San Martín, / San Lorenzo, / Cuyo, / Chile y Perú, / Guayaquil / y el cielo. / Mi patria es la Argentina.”
De nuestro Néstor Groppa y su “Obrador” (1988) “Reina” -fragmento-:” Había gente (“¡mucha gente!, -poca? -poca gente!, -o no había nada? - no había nada!”) por calles centrales, turistas trampeados en las vidrieras miraban las carrozas de día como a mujeres muy pintadas, al sol. à Las reinas de los estudiantes (provinciales, ex-nacionales y por primera vez: Atención: íla-ti-no-a-me-rica-nas!) embellecían hoteles acreditados (de 4 tenedores) y algunas casas de fotografías. // También el día entero y toda la noche de la primavera del Jujuy for export. / Tan extraño todo (la jujeñidad, su ser y estar; la cosa en sí y el para sí del ser jujeño), el gentío, los asuetos, los desenchufados carroceros...”
Para cerrar esta columna es de gran importancia recordar: en un 21 de septiembre se despedía para siempre el Primer Premio Nobel en Ciencia de la Argentina: Bernardo Alberto Houssay, n el 10 de abril de 1887 y m el 21 de septiembre de 1971, en Buenos Aires. El máximo galardón lo recibió en 1947. También se recuerda el Día del Fotógrafo, por la llegada del Daguerrotipo a Latinoamérica, primera práctica del proceso fotográfico y lleva el nombre de su inventor Luis Daguerre. Por este motivo felicitamos a los fotógrafos del diario El Tribuno de Jujuy y a todos los demás fotógrafos que trabajan en diferentes medios e instituciones de la provincia.