Hoy es el Día Internacional del síndrome de Asperger. La elección de esta fecha se debe a que es el día en el que nació Hans Asperger (1906-1980), el psiquiatra austríaco que lo describió.
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Hoy es el Día Internacional del síndrome de Asperger. La elección de esta fecha se debe a que es el día en el que nació Hans Asperger (1906-1980), el psiquiatra austríaco que lo describió.
Este síndrome pertenece a los Trastornos del Espectro del Autismo (TEA), que a su vez se engloban dentro de los trastornos del neurodesarrollo.
Cada caso es un mundo, y no se trata de una enfermedad. El cerebro de la persona que lo padece tiene un funcionamiento diferente en la comunicación, en la interacción social y en la adaptación flexible a las demandas del día a día. La persona con Síndrome de Asperger tiene como particularidad frente al autismo, que tiene un lenguaje fluido y una capacidad intelectual media o superior a la media.
Se trata de un trastorno muy frecuente, poco conocido entre la población general e incluso por muchos profesionales. En las últimas décadas, la prevalencia del conjunto de los TEA se ha incrementado significativamente, situándose en la actualidad en 1 caso por cada 100 nacimientos. Muchos expertos atribuyen el aumento de los nuevos diagnósticos al mayor conocimiento de la enfermedad, que décadas atrás era poco detectada. Según diversos estudios, tiene mayor incidencia en niños que en niñas.
Una adecuada identificación y atención temprana, un buen ambiente familiar, una adecuada respuesta educativa, una alta capacidad intelectual y de aprendizaje, son factores que predicen una mejor adaptación social, personal y emocional en la vida adulta.
El TEA no es una enfermedad sino un trastorno del neurodesarrollo, que afecta a cómo se desarrolla y configura el sistema nervioso de manera prenatal, y al funcionamiento cerebral. Por lo tanto, en la actualidad no existe ningún tratamiento que lo pueda “prevenir”, “curar” o “revertir”.
El Asperger se hizo popular la pasada década gracias al personaje del doctor Sheldon Cooper en la exitosa serie ‘Big bang theory’. Cooper, un físico teórico muy brillante, generaba situaciones incómodas entre sus colegas y vecinos por sus modos sociales, que a menudo provocaban situaciones hilarantes; en medio de la ficción humorística, los guiones deslizaban detalles serios que proporcionaban pistas bastante atinadas sobre este trastorno.