Los perros y los gatos lo pueden todo. Se sabe que estos peluditos son un medio de contención y facilitadores para que los niños con Trastornos del Espectro Autista (TEA) contacten con su entorno. De alguna manera los ayuda a crear un contexto de confianza, empatía y se abren los caminos a la comunicación con terapeutas y otras personas. Emilio Mendoza y su perrita Rubí, del barrio Coronel Arias, son ejemplo de cómo juntos lograron un lazo irrompible. Él, un adolescente de 16 años, padece autismo, una condición que le ha hecho conocer a su segunda mejor amiga, una cachorrita de porte pequeño que cada día lo ayuda a adaptarse a este mundo y sentirse acompañado.
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Los perros y los gatos lo pueden todo. Se sabe que estos peluditos son un medio de contención y facilitadores para que los niños con Trastornos del Espectro Autista (TEA) contacten con su entorno. De alguna manera los ayuda a crear un contexto de confianza, empatía y se abren los caminos a la comunicación con terapeutas y otras personas. Emilio Mendoza y su perrita Rubí, del barrio Coronel Arias, son ejemplo de cómo juntos lograron un lazo irrompible. Él, un adolescente de 16 años, padece autismo, una condición que le ha hecho conocer a su segunda mejor amiga, una cachorrita de porte pequeño que cada día lo ayuda a adaptarse a este mundo y sentirse acompañado.
No había planes de que Rubí formara parte de su familia, porque tenía intención de adoptar a otra perrita, pero de raza pekinés. Pero al parecer, el destino tenía otros planes para ellos: unir sus vidas.
Su madre, Antonia Morales contó que ahora en la adolescencia a su hijo le empezaron a gustar más los animales. "Rubí ayuda mucho a mi hijo, a él no le gusta que lo toquen, pero con la perrita es diferente, ella le da mimos, le da su patita y hasta le lame la mano. Emilio acaricia a los animales de casa, pero no a los de la calle", relató.
Cuando conoció a su amiga
Detrás de esta historia hay otra de dos voluntarias de capital, que acudieron a la ayuda de siete cachorritos abandonados, entre ellos a Rubí. De inmediato se hicieron cargo de las crías y empezaron a buscarles un hogar y una familia que los ame. Realizaron varias publicaciones en las redes sociales y así fue que se puso en contacto con ellas Marisa Navay, la maestra particular de Emilio, quien a inicios de diciembre del año pasado lo ayudó a encontrar una cachorrita. Él, al verla decidió adoptarla de inmediato y desde ese momento se ha convertido en su mejor amiga.
Este adolescente no suele salir de casa sino lo hace acompañado de algún familiar o de alguna de sus peluditas. "Hace cuatro años, una vecina me regaló una perrita pekinés; cuando era cachorrita mi hijo la alzaba, le daba de comer, pero no le gustaba que se le acerquen", recordó su madre. Pero hoy todo es diferente, Emilio tanto con Rubí, como con Perlita, tiene un trato muy especial. Cuando está libre y no asiste a la escuela, las saca a pasear y las protege como si fuera un guardián. "Rubí es traviesa, sale a correr por todos lados", expresó Emilio mediante una comunicación con nuestro matutino.
Un cambio positivo
Morales habló también sobre todas las consultas médicas que realizó cuando su hijo era pequeño, para determinar porque no hablaba y le costaba socializar con otras personas. Relató que en varias oportunidades lo llevó a un pediatra. Posteriormente decidió cambiar de especialistas y tras varios estudios, fue derivado a una fonoaudióloga y psicóloga. Con cuatro años de edad Emilio fue diagnosticado con TEA. Su madre resaltó que en aquel momento a su hijo "le costaba muchísimo adaptarse y también sufría por los ruidos altos". Ahora cambió su forma de integrarse al mundo exterior. Lo cierto es que su familia entiende que la presencia de una nueva cachorrita a su vida fue determinante en este cambio tan positivo.
Perros recomendados
No existe ninguna limitación al momento de elegir un perro como mascota para un niño o adolescente que posee TEA. Sin embargo, en los animales, existen ciertas conductas que son acordes a sus razas y podrían ayudar a la confianza y protección de su adoptante. Los animales mestizos, bien adiestrados, también favorece enormemente a la socialización de estas personas. En el caso de la raza Labrador Retriever, es muy popular en las terapias con niños de condición autista y personas con discapacidad, la razón principal es el carácter amable y el alto grado de inteligencia, que poseen estos animales.
El Pastor Alemán es también una raza ideal para los niños con autismo que suelen tener un gran miedo a su entorno. Buldog inglés, de porte pequeño es ideal para que el adolescente o niño entre en confianza con su mascota. Es una raza muy dócil, aprende rápido sus modales y es recomendada para calmar los ataques de ansiedad en los niños, ya que no es un perro escandaloso. Mientras que el Golden Retriever, suele ser un can con un grado de inteligencia más elevado en comparación con otros canes, es de fácil adiestramiento, muy amigable y protector con sus dueños.