-¿Desde cuando viene la ayuda del Estado a la Iglesia?
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-¿Desde cuando viene la ayuda del Estado a la Iglesia?
-La Iglesia en la Argentina es anterior al Estado nacional, es preexistente, por eso la Iglesia es un organismo de derecho público. En la época del gobierno de Rivadavia se realizaron expropiaciones a la Iglesia, de enormes cantidades de tierras en las zonas de la Chacarita, la Recoleta en Buenos Aires y eran tierras que la Iglesia recibió por donaciones. Incluso acá, a los padres franciscanos en un tiempo, lo que fue el convento, la escuela y toda la manzana fue expropiada también como fruto de esa política de expropiación de Rivadavia. Con el tiempo, el gobierno intentó una especie de reparación de esa apropiación indebida, hablamos del siglo XX, mientras que la Constitución del ’53 aseguraba el sostenimiento por parte del Estado de la Iglesia Católica Apostólica Romana. En la segunda mitad del siglo XX, sobre todo cuando se trata de hacer una especie de reparación, se otorga unas partidas a la Conferencia Episcopal y a los obispados para el desarrollo de sus actividades. En un momento la ley fijó, por ejemplo en el caso de los obispos, un 80% de lo que sería el sueldo de un juez de primera instancia, lo cual supongo que es muchísima plata, pero eso nunca se actualizó.
-¿Cuál es la ayuda que recibe del Estado este Obispado?
-Los últimos beneficios que venían rondaban los 40 mil pesos, que sumados a otra partida que son las llamadas de parroquias de frontera y una subvención para el seminario por el número de seminaristas es un poquito más de 100 mil pesos por mes. En el presupuesto de la Conferencia Episcopal de todo el país el aporte que hace el Estado Nacional es solamente el 7% y lo demás, el 93% son las donaciones que provienen de las canastas que pasan en las parroquias y las donaciones que consiguen los sacerdotes para hacer las obras, así nos sostenemos. Esto que a nivel global son 130 millones de pesos al año ha provocado en algunos un gran escándalo como si la Iglesia, por otro lado, no hiciera al Estado muchísimos servicios, como en la asistencia social, en la educación, en tantos rubros que se le ahorra dinero. Con tan solo pensar en el tema educativo, en nuestros colegios sobre todo que están en zonas pobres, le ahorran al Estado un montón de dinero porque éste, si bien abona los sueldos docentes, no paga la luz, mantenimiento, un cuaderno, una tiza, un borrador, seguros de todo tipo, así que las cuotas que cobran los colegios son para cubrir eso otro que no lo da el Estado. El Estado es solo para que la maestra se lleve su sueldo a su casa y lo demás nos encargamos nosotros. Por eso a lo mejor nuestros edificios están un poquito mejor que los otros que tiene el Estado de los cuales muchos se caen a pedazos porque requiere mucha inversión, más allá del sueldo docente. Entonces, con los obispos venimos conversando hace rato de que para nosotros no es tanto lo que nos ofrece el Estado Nacional, aunque a algunos los irrita porque dicen que no son ciudadanos de esta religión y no tienen por qué aportar de sus impuestos. Entonces decidimos que vamos a prescindir de esos aportes. Para ello se convino con el Gobierno nacional un mecanismo por el cual se pueda ir resignando ese aporte que hace el Estado, a la vez que se van creando otros canales de ayuda para suplantar esto. Entonces hay que habilitar algunos mecanismos que lo tiene que hacer el Gobierno nacional y está comprometido a ello para que los fieles puedan donar. Sea a través de los colegios católicos, sea a través de desgravaciones de los impuestos a las ganancias que pagan algunos ciudadanos como los que cobran mucha plata.
-¿Será obligatorio ese porcentaje para los padres? -No, será optativo, los aportes son voluntarios en las escuelas, van a empezar como una experiencia piloto en algunos colegios de algunas diócesis. Creo que el cálculo es que la Iglesia tiene entre sus universidades y escuelas cerca de un millón y medio de alumnos, y si ellos aportaran sólo 10 pesos, se duplica incluso este aporte que está haciendo el Estado. Y 10 pesos hoy no son nada. Entonces para nosotros lo engorroso en este momento, y los expertos están trabajando, es crear los mecanismos, porque después pensamos que realmente nos podríamos sostener mejor. Es decir, cuando el padre, cuando pasa la canasta en la iglesia todos pusieran 10 pesos todo sería distinto. Se trata de eso y tenemos todo el año que viene por delante para seguir trabajando, no hay nada definido, está todo en conversaciones y el Gobierno nacional se ha comprometido a no bajar esto hasta que no se implemente lo otro. Será en forma progresiva y simultánea.
-¿Ya se habló con los colegios de este tema? -Como sabía de esto, a algunos colegios ya les había anticipado un poquito, por ejemplo al Populorum, que cobra 300 pesos y tendría que ser 310 pesos y no es mucho el incremento. Por otro lado es bueno porque estas instituciones son obras de la Iglesia. Por ejemplo nuestros colegios o los que dependen del Obispado se mantienen con la cuota estrictamente necesaria para el sustento del colegio, no pasan un aporte al Obispado ni mucho menos. Al contrario, hay veces hay colegios como el de El Carmen, que es chiquito, que no tiene tantos alumnos, y está teniendo muchos gastos porque ahora tiene comedor con jornada extendida, nosotros tenemos que poner para que funcione.
-¿Esos montos extras, quienes los va a regular el Obispado o el Gobierno? -Eso se va a regular a través de un convenio entre el Gobierno nacional y la Conferencia Episcopal Argentina para todo el país. A nosotros nos tocará aplicarlo después.
-Los clubes salieron a decir que a ellos les cuesta mantenerse por los costos que existen en los servicios, me imagino que la Iglesia no tiene esas exenciones, o sí?. ¿Ustedes igual tienen que pagar todos los servicios?
-Sí. Acá lo único que nos ayuda el Gobierno provincial es la luz para los templos, porque son lugares públicos, pero después pagamos las boletas del gas, de la luz del Obispado y de las casas parroquiales, y algunas exenciones dependiendo del municipio. Pero hay muchos compromisos fijos que hay que asumir mensualmente. Por ejemplo acá en el Obispado tenemos nueve empleados, con los sueldos que están regulados por convenio, pero contribuciones y cargas sociales son cerca de 300 mil pesos por mes, además de todo lo que se gasta en papelería, mantenimiento, pintura, arreglos. Las parroquias también, son como una casa grande y hay que mantenerlas.
-¿Qué análisis hace de este año, que también sin dudas ha sido difícil para la Iglesia con el tema del aborto y la lucha que se mantenido?
-Sí, ha sido un año difícil, de muchos desafíos. Sobre todo creo que el desafío es cultural. Hoy la cultura que vivimos, la que va avanzando, es muy individualista, muy centrada en el propio yo, en "mis necesidades", olvida mucho el bien común, la austeridad, el otro, y se manifiesta en esta campaña a favor del aborto. Estos días estaba viendo las denuncias por abusos, y digo sale a la luz como un gran escándalo con este actor y de algunas personas que van notándose como perjudicadas de su ambiente laboral y artístico, y esa fue la noticia que llenaba casi todos los diarios. Ahora, nosotros, la mitad de los presos de Gorriti están por violación. Y las comisarías están repletas de situaciones parecidas, y eso quién lo saca a la luz. Estas chicas porque son artistas y tienen la posibilidad de salir al escenario, pero esta pobre gente que sufre todo esto y nosotros que sabemos que es un drama de cuadra por medio, entonces, como que se visibiliza la necesidad del que puede hacerse noticia, y de la pobre gente esa no es noticia. Entonces, esto que tengamos quinientos detenidos por esta situación en la provincia, ¿no está hablando de una crisis muy profunda, cultural, humana, educativa, de vínculos, de valores?, ¿quién habla de eso?, ¿quién está trabajando sobre eso para solucionarlo?