Ningún grupo reivindicó hasta ahora la autoría de esta poco común serie de atentados, que tuvieron como objetivos blancos extranjeros, como la sede diplomática estadounidense, y lugares simbólicos de las comunidades musulmanas sunnita, mayoritaria en Arabia Saudita, y de la minoría chiita.
Los ataques se suman a una ola de atentados ocurridos en los últimos días en el mundo árabe y musulmán, incluyendo uno que ayer dejó unos 200 muertos en Irak, uno en un restaurante en Bangladesh y otro en el mayor aeropuerto de Turquía, todos reivindicados por el Estado Islámico (EI) o atribuidos a éste.
En el atentado más letal de la jornada, un atacante suicida se inmoló dentro de un coche bomba en el estacionamiento aledaño a la mezquita de Al Masyid al Nabaui en la ciudad sagrada de Medina, también conocida como la Mezquita del Profeta ya que allí se encuentra enterrado la figura más importante de la historia del islam, según informó la cadena de noticias local Al Arabiya.
Según ese medio, al menos cuatro miembros de las fuerzas de seguridad sauditas murieron y cuatro civiles resultaron heridos por la explosión.
El ataque coincidió con el mismo momento en que cientos de fieles se preparaban en la mezquita para uno de los rezos más importantes de la jornada durante el mes sagrado del Ramadán, antes de que los musulmanes rompan el ayuno que realizan cada día a lo largo e este período sagrado.
Poco antes de que se conociera este atentado, otras dos explosiones sacudieron la ciudad de Qatif, en el este de Arabia Saudita, una localidad con una población mayoritariamente chiita, la minoría musulmana que representa entre 10 y 15% del país y que sufre una discriminación sistémica.
Testigos contaron a medios locales un atacante suicida con un cinturón de explosivos y al volante de un coche bomba se inmoló frente a la mezquita de Sheij Faraj al Omran, donde cientos de personas se preparaban para el rezo del final de la tarde.
No hubo víctimas, pero imágenes difundidas por la televisión local mostraron los restos del atacante suicida desperdigados en la calle de la entrada de la mezquita.
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Ningún grupo reivindicó hasta ahora la autoría de esta poco común serie de atentados, que tuvieron como objetivos blancos extranjeros, como la sede diplomática estadounidense, y lugares simbólicos de las comunidades musulmanas sunnita, mayoritaria en Arabia Saudita, y de la minoría chiita.
Los ataques se suman a una ola de atentados ocurridos en los últimos días en el mundo árabe y musulmán, incluyendo uno que ayer dejó unos 200 muertos en Irak, uno en un restaurante en Bangladesh y otro en el mayor aeropuerto de Turquía, todos reivindicados por el Estado Islámico (EI) o atribuidos a éste.
En el atentado más letal de la jornada, un atacante suicida se inmoló dentro de un coche bomba en el estacionamiento aledaño a la mezquita de Al Masyid al Nabaui en la ciudad sagrada de Medina, también conocida como la Mezquita del Profeta ya que allí se encuentra enterrado la figura más importante de la historia del islam, según informó la cadena de noticias local Al Arabiya.
Según ese medio, al menos cuatro miembros de las fuerzas de seguridad sauditas murieron y cuatro civiles resultaron heridos por la explosión.
El ataque coincidió con el mismo momento en que cientos de fieles se preparaban en la mezquita para uno de los rezos más importantes de la jornada durante el mes sagrado del Ramadán, antes de que los musulmanes rompan el ayuno que realizan cada día a lo largo e este período sagrado.
Poco antes de que se conociera este atentado, otras dos explosiones sacudieron la ciudad de Qatif, en el este de Arabia Saudita, una localidad con una población mayoritariamente chiita, la minoría musulmana que representa entre 10 y 15% del país y que sufre una discriminación sistémica.
Testigos contaron a medios locales un atacante suicida con un cinturón de explosivos y al volante de un coche bomba se inmoló frente a la mezquita de Sheij Faraj al Omran, donde cientos de personas se preparaban para el rezo del final de la tarde.
No hubo víctimas, pero imágenes difundidas por la televisión local mostraron los restos del atacante suicida desperdigados en la calle de la entrada de la mezquita.