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Festejan el bicentenario del nacimiento de Strauss

El rey del vals sumerge a Viena en homenajes. Austrian Airlines redecoró un avión con su efigie. La gente todavía baila sus valses que también se pueden escuchar en concierto y este es su mayor éxito.

Lunes, 12 de mayo de 2025 01:03
ESCULTURA DEL GENIAL MÚSICO EN VIENA | STRAUSS ES CONSIDERADO EN TODO EL MUNDO EL “REY DEL VALS”

Dos siglos después de su nacimiento, Johann Strauss -autor de "El Danubio azul"- sigue marcando el ritmo de Austria: sus obras continúan vigentes en bailes, conciertos y un avión de la línea aérea nacional está decorado en su honor.

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Dos siglos después de su nacimiento, Johann Strauss -autor de "El Danubio azul"- sigue marcando el ritmo de Austria: sus obras continúan vigentes en bailes, conciertos y un avión de la línea aérea nacional está decorado en su honor.

"Ha sido amado a través de todas las épocas", dijo entusiasmada la turista británica Helen Foster, que visita el museo consagrado al virtuoso en la capital mundial de la música clásica. En Viena, las embriagadoras melodías de Strauss persisten entre las predilectas de una población que se deleita con el "Danubio azul", el himno oficioso del país alpino.

El bicentenario de su nacimiento, el 25 de octubre de 1825, es el pretexto para numerosos eventos para ensalzar su figura: conciertos, exposiciones o insólitos homenajes como el de Austrian Airlines que redecoró un avión con la efigie del compositor.

Su música alegre y pegadiza evoca inmediatamente un ambiente festivo y despreocupado, con una decoración 'belle époque' y mujeres en vestidos de gasa del brazo de hombres con frac. Eran composiciones pensadas para ser accesibles y "subir la moral de la gente", afirmó Eduard Strauss, descendiente del músico y juez jubilado de 69 años.

Viena era entonces la sobrepoblada capital de un imperio multiétnico y autoritario en decadencia, un faro de modernidad al mismo tiempo enfrentado a epidemias de cólera y a dificultades económicas en una Europa en guerra. "A diferencia de hoy, no había seguridad social o pensiones de jubilación" con lo que, incluso en la casa de los Strauss, había que trabajar duro para vivir, explicó Eduard Strauss, hijo de un sobrino nieto del músico.

AVIÓN DE LA LÍNEA AÉREA AUSTRÍACA | DECORADO CON UN RETRATO DE JOHANN STRAUSS.

El padre del maestro, el compositor Johann Strauss I, que no quería que sus hijos siguieran sus pasos, abandonó temprano a su familia por otra mujer, con lo que la madre Anna se encargó de dirigir la carrera de Johann y sus hermanos Josef y Eduard, también talentosos.

No fue hasta que supo que su hijo sería capaz de cubrir las necesidades familiares que Anna pidió el divorcio en 1844. Ese mismo año, Johann, hizo su debut con 18 años, convirtiéndose de la noche a la mañana en rival directo de su padre.

Dejó a sus espaldas una prolífica producción de más de 500 valses, polkas, cuadrillas y operetas que respondían perfectamente a los gustos de la época.

"Podríamos compararlo con las estrellas pop de hoy", resumió Clara Kaufmann. Esta mujer, guía en el Museo Strauss, dijo que al inicio de la fotografía supo comercializar su personaje, arreglándose el pelo con un rizador y tiñendo su barba. También fue un talentoso director de orquesta que deleitaba a todos los públicos con su fuerte presencia escénica, tocando con brío el violín o guiando febrilmente a los músicos con la batuta.

"La gente todavía baila sus valses, pero también se pueden escuchar en concierto y este es su mayor éxito", afirmó el musicólogo Thomas Aigner.

EL VIOLÍN DEL COMPOSITOR

Mucho antes de las giras internacionales de las estrellas de la música de la actualidad, Strauss se producía un festival en Boston con decenas de miles de asistentes y, aunque detestaba viajar, se aventuraba hasta Rusia para entretener a la nobleza.

Perfeccionó los valses más simples de su padre, un músico de origen judío-húngaro conocido por su "Marcha Radetzky", que suele cerrar todavía los conciertos de Año Nuevo de Viena. Pero una cosa era el Strauss del escenario y otro el de la intimidad.

El artista eclipsaba a un hombre lleno de ansiedad y fobias, con una constante inseguridad, según aseguró Eduard Strauss. Verdadero "hijo de mamá", este seductor se casó tres veces pero nunca tuvo hijos.

Muerto de una neumonía con 73 años a las puertas del siglo XX, Strauss se sitúa junto con Mozart y Sissi la emperatriz como emblemas culturales de Austria. Tal era su estatus que los nazis falsificaron en 1941 un registro para suprimir la referencia al bautismo judío de su bisabuelo y promover su música, también muy apreciada en el III Reich, como puramente "germánica".

 

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