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25 de Junio,  Jujuy, Argentina
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"Siempre es la luz la que manda"

El fotógrafo jujeño Gianni Bulacio presentará su libro y su muestra visual “Sueño”, el próximo 7 de ma‑ yo, a las 19, en El Cabildo de Jujuy, donde las obras permanecerán hasta el 3 de junio a disposición del público. Hablamos de su obra, de sus inspiraciones, de su necesidad de plasmar su trabajo y sus expresiones en fotolibros. Y también, de su búsqueda de públicos en espacios abiertos, y de que Jujuy es sin dudas su gran inspiración
Martes, 29 de abril de 2025 01:01

¿Cuál es el concepto de "Sueño"? ¿Cuál es el tenor de esta muestra y de este libro?

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¿Cuál es el concepto de "Sueño"? ¿Cuál es el tenor de esta muestra y de este libro?

"Sueño" nace de una necesidad de mirar hacia adentro, hacia mis raíces, hacia los paisajes y personas que marcaron mi infancia. El proyecto gira en torno a la memoria emocional del territorio: no es un documento literal, sino una interpretación onírica de Jujuy, una forma de evocar su espíritu más profundo desde la sensibilidad y la contemplación.

El tenor tanto de la muestra como del libro es poético y afectivo. Quise que las imágenes respiren como sueña nuestro pueblo: con calma, con belleza, con tiempo. No hay una narrativa explícita, sino una invitación a recorrer la provincia desde lo simbólico, desde lo que se siente más que lo que se ve. "Sueño" es, en esencia, un acto de gratitud a mi tierra y una forma de honrar el tiempo que nos toca vivir.

¿Qué fue primero: la muestra o el libro?

Lo primero fue el deseo de contar, desde lo visual, mi relación con Jujuy, sus paisajes, su gente, su esencia. No pensé el proyecto desde un formato específico, sino como una necesidad de traducir en imágenes una sensación muy íntima, casi una memoria emocional de lo que significa vivir y soñar en esta tierra.

Ese impulso inicial -que venía de varios años recorriendo y fotografiando Jujuy- se conectó con un largo trayecto por lo profundo de los Andes, donde documenté rituales de ofrenda de sangre humana a la tierra, en Bolivia y Perú, siempre guiado por un fuerte interés en la cosmovisión andina y la relación espiritual de nuestros pueblos con la tierra y el agua.

Con el tiempo, el proyecto tomó forma de fotolibro, especialmente después de participar en un taller con Julieta Escardó en el Museo en los Cerros.

La muestra surge como una forma de expandir esa memoria visual, hacerla presente en un espacio físico, compartiéndola desde otro lugar, más inmersivo y sensible. Podría decir que nace para acompañar, con mucho cariño, la presentación de la reedición de "Sueño", cuya primera edición fue un éxito y está actualmente agotada. Esta nueva edición es más grande, contiene el doble de imágenes y mantiene el mismo espíritu con el que nació: compartir una mirada íntima y poética sobre Jujuy.

Tu trabajo suele abordar nuestra cultura y el medio ambiente. ¿Es siempre así o explorás otros enfoques?

Sí, mi trabajo nace de una necesidad muy genuina de observar y habitar lo que me rodea: la cultura que me atraviesa y el territorio que me sostiene. Me interesa documentar lo que está vivo, lo que resiste, lo que cambia. La relación de las personas con la tierra y el agua, con sus ritos y su historia, es algo que siempre me conmueve e intento traducir en imágenes.

Pero también me importa cómo contar esas historias. No busco solo mostrar lo que veo, sino generar una sensación, un clima.

¿Trabajás más la fotografía artística o la periodística?

No me siento cómodo encasillándome en una categoría. Mi formación viene del fotoperiodismo y del documental, y eso siempre está presente en mi manera de acercarme a las personas y las historias. Pero con el tiempo fui encontrando otra forma de narrar, menos literal, más sensorial.

Hoy trabajo con imágenes que parten de lo documental pero se abren a lo poético, a lo simbólico. Me interesa el cruce entre lo real y lo emocional. No hago fotografía artística en el sentido clásico, ni trabajo como reportero gráfico de forma estricta. Me muevo en un espacio intermedio.

¿Cómo es tu rutina de trabajo, sobre todo cuando te proponés un trabajo más artístico?

No tengo una rutina fija ni una metodología cerrada. Cada proyecto tiene su propio ritmo y me gusta escuchar eso. Lo que sí tengo es una manera de acercarme: primero observo mucho, escucho, camino. Me interesa conectar con el territorio, con las personas, con lo que no se dice tan fácilmente.

Cuando me propongo un trabajo más personal o de largo aliento, como este libro, hay una etapa muy larga de pensar, de escribir, de revisar cuadernos, archivos, sensaciones. Después vienen las salidas al campo, la cámara en mano, pero sin la urgencia de capturar, sino más bien de acompañar, de estar presente.

Trabajo con luz natural, sin muchos artificios, y casi siempre solo.

¿Cómo definirías tu estilo de trabajo? ¿Qué te caracteriza?

Me cuesta definirme con un estilo cerrado, porque siento que estoy en constante movimiento. Pero si hay algo que atraviesa mi trabajo es la sensibilidad y el respeto con el que me acerco a los mundos que retrato.

Mi camino viene del documental y del fotoperiodismo, pero con el tiempo fui buscando formas de narrar más abiertas, más poéticas. Llevo casi 20 años haciendo fotos y mis intereses fueron cambiando, hoy en día me interesa que mis imágenes respiren, que no lo digan todo, que inviten a quedarse un rato más.

Trabajo con lo simple, con la luz que hay, con lo que está frente a mí. Me siento cómodo en la observación silenciosa, en no interrumpir. Busco contar desde la emoción, desde lo que permanece cuando todo lo demás se va.

¿Vos le das el significado a tu trabajo, lo buscás? ¿O es el objetivo el que te lo propone?

Creo que es un poco de las dos cosas. A veces parto de una intuición, de una imagen que me ronda, de una sensación difícil de poner en palabras. Empiezo a hacer fotos sin tener del todo claro qué estoy buscando, pero sabiendo que hay algo ahí, latiendo. Con el tiempo, con la edición, con la distancia, aparece el sentido más profundo de lo que hice.

Otras veces, es el propio encuentro con una persona, con un territorio o con una historia o con el viento es lo que me propone el rumbo. Me dejo llevar por eso, trato de escuchar, de mirar con respeto, y el significado va emergiendo en el proceso.

Me importa mucho que mis imágenes tengan algo para decir. Busco generar conciencia sobre temas que considero sensibles, urgentes o simplemente humanos. No me interesa imponer una lectura única, pero sí provocar una emoción, una pregunta, una pausa en quien mira. Para mí, eso ya es un acto de comunicación potente.

¿Qué te interesa seguir explorando desde tu arte?

Me interesa la idea de que una foto pueda abrir un espacio de sensibilidad, de escucha, de reflexión. Quiero seguir profundizando en las historias de nuestra tierra, en la relación que tenemos con la naturaleza, con el territorio, con lo ancestral, con nuestros rituales cotidianos.

Últimamente, también empecé a experimentar con los soportes. Quiero que mi fotografía salga del papel o la pantalla, que se vuelva una experiencia que se habite. Un ejemplo de esto fue la muestra del proyecto "Sueño" que realicé en octubre de 2022 en Tucumán para la Bienal Argentina de Fotografía Documental. Allí instalamos cubos gigantes de 5 metros de cada lado en la Plaza Independencia de San Miguel de Tucumán, con 25 fotos de un tamaño de un metro y medio por un metro y medio cada una, cubriendo los cubos de tal manera que el público podía ingresar y ver las imágenes desde adentro y desde fuera. Al ser una muestra en un espacio público como la plaza central de la ciudad, generó muchas sensaciones y reacciones en los transeúntes, un público que quizás no acostumbra a entrar a un museo a ver fotografías y eso es algo que me interesa mucho.

En el fondo, lo que me sigue impulsando es el deseo de seguir contando historias, siempre agradecido y sobre todo con respeto y amor por los lugares y las personas que me permiten acercarme.

GIANNI BULACIO

 

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