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Los fantasmas del Museo de Arte Hispanoamericano

Domingo, 09 de febrero de 2025 01:03

Situado en un elegante barrio porteño, el Museo Fernández Blanco (calle Suipacha al 1400) cuenta en su haber un notable número de relatos, proporcionados por personas absolutamente ajenas a la temática paranormal, donde se afirma la presencia de entidades fantasmales así como el movimiento de objetos sin motivo y la audición de sonidos enigmáticos de naturaleza desconocida.

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Situado en un elegante barrio porteño, el Museo Fernández Blanco (calle Suipacha al 1400) cuenta en su haber un notable número de relatos, proporcionados por personas absolutamente ajenas a la temática paranormal, donde se afirma la presencia de entidades fantasmales así como el movimiento de objetos sin motivo y la audición de sonidos enigmáticos de naturaleza desconocida.

Todas estas descripciones se encuadran en lo que los parapsicólogos llamamos fenómenos psikinéticos, que es la acción del factor parapsicológico en el mundo exterior. En Parapsicología los fantasmas no son manifestaciones de espíritus de los desencarnados, sino producto –inconsciente, es decir, no realizados a voluntad- por las mismas personas que los perciben. El fenómeno se acrecienta en aquellos lugares que ya tienen fama de estar "embrujados", para usar el término popular. Esto no significa que sean ilusiones o alucinaciones. En verdad se trata de hechos concretos, pero generados por ese factor humano que es lo parapsicológico.

Así, por ejemplo, el museógrafo Patricio López Méndez, quien trabajó allí por más de 20 años, ha declarado: "Estaba en un salón del subsuelo del pabellón central, cuya puerta de doble hoja conduce a los amplios jardines, cuando vi -a través de la puerta- a una persona vestida de negro, que pasó para el fondo. Fuimos a buscarla, por miedo a que se hubiera escondido en algún recoveco para robar más. Tan seguro estaba de haberlo visto que paramos el trabajo por media hora. Buscamos y buscamos, pero no había nadie".

El tema viene de tan antiguo que, cuando el lugar no era museo sino que se lo conocía como Palacio Noel, y se albergó allí el presidente de los Estados Unidos, Herbert Hoover (1874/1964), durante su visita a la ciudad en 1928, hay comentarios de que el mandatario se quejó a causa de sollozos sin causa aparente y ruidos de puertas que se abrían y cerraban de manera repentina, lo cual le impidió dormir adecuadamente por las noches. Como si fuera poco, los miembros de la comitiva así como su personal de seguridad, juraron haber visto una figura evanescente que paseaba cerca del aljibe hasta disolverse en el aire.

No sólo hay testimonios de gente en el lugar mismo, sino que las enigmáticas observaciones se amplían también al vecindario. Así, el poeta Oliverio Girondo (1891/1967) y su esposa afirmaron haber visto una figura femenina vestida de blanco, desde la casa contigua al museo donde vivían alrededor de 1940. Cabe agregar que, la antigua casa de Oliverio Girondo se encuentra hoy anexada al museo; habiendo quienes afirman que el poeta hacía "sesiones de espiritismo" con su mujer, Norah Lange; y que esto habría causado -en su momento- manifestaciones paranormales. Por supuesto, es sólo una hipótesis.

En esa misma línea están los comentarios de que como allí falleció -a los 17 años- de tuberculosis, la hija de Carlos Noel -quien fuera intendente de Buenos Aires entre 1922 y 1927- el espíritu de la misma quedó vagando en el lugar lo que habría provocado que los vecinos oyeran lamentos y sollozos durante la noche tanto como que -a veces- fuera vista una muchacha vestida de blanco caminando por los jardines, en la zona del aljibe. Algo similar a lo dicho por los acompañantes del presidente estadounidense.

La bailaora de flamenco Graciela Ríos Saiz también fue testigo de un hecho extraño en el mismo lugar: "En el verano de 1989, hacíamos un show con mi ballet Hispania junto al aljibe del jardín del museo. Era la época de los cortes de luz periódicos. Al atardecer, esperábamos que volviera la electricidad en los bancos del patio del limonero. De pronto, con mi compañera, vimos una especie de objeto inmenso, que brotaba de una bañera al fondo del jardín y se elevaba hasta la copa de los árboles, a unos 20 metros del suelo. Tenía consistencia de nube, era opaca y no transparentaba. De repente, la figura desapareció de donde estaba y apareció instantáneamente del otro lado de la hilera de árboles".

El Museo Fernández Blanco es, en la actualidad, el único reservorio dedicado a la historia y arte de ese período, con 15 salas dedicadas a las manifestaciones culturales de las distintas regiones de Hispanoamérica. El diseño fue realizado por Martín Noel, arquitecto argentino, presidente de la Comisión Nacional de Bellas Artes representante de la corriente neocolonial. La residencia fue construida como su vivienda personal y luego comprada por el Estado para fundar el Museo Colonial, hoy Fernández Blanco. Allí se exhibe una exquisita colección de arte virreinal americano que abarca desde los siglos XVI al XVIII.

En su momento el jefe de Guardias de Seguridad, Fabián Páez, contó que a veces se podía sentir como si alguien les respirara al lado pero que al mirar no veían nada y declaró: "Las cámaras de seguridad las controla el Gobierno de la Nación y varias veces nos han llamado porque ven movimiento en el museo de noche pero cuando los guardias nos fijamos, no hay nadie". Este testimonio brindado por las cámaras de seguridad es de fundamental importancia para constatar que algo de índole paranormal está sucediendo -y con cierta frecuencia- en el lugar, puesto que las máquinas no se sugestionan, no sufren alucinaciones, ni confusiones. Lo que las cámaras están registrando es real e irrefutable. Tanto como el hecho de que los técnicos pueden comprobar la presencia de esas –llamémosle- figuras pero no tienen manera de explicar de qué se trata.

Por supuesto, también están quienes aseguran que toda esta historia es falsa y que nada paranormal sucede en ese amplio y suntuoso edificio. Empero, quienes nos ocupamos de investigar este tipo de fenómenos parapsicológicos conocemos que cuando hay tantos testimonios, de personas que no se conocen entre sí, y que continúan desde hace –casi- un siglo, es porque alguna realidad concreta hay. Cuáles son las causas porque tienen lugar tales manifestaciones en ese lugar aún lo desconocemos pues no se han hecho las investigaciones pertinentes.

Personalmente, he visitado el Museo Fernández Blanco, recorrido sus instalaciones, caminado por el amplio y agradable parque, estado en torno al aljibe donde los testimonios agrupan muchas de las manifestaciones fantasmales y nada fuera de lo común he advertido. Pero si puedo decir que coincido con lo expresado con otras personas en el sentido de que puede "sentirse" una presencia energética que no está dentro de lo habitual.

(*) Antonio Las Heras es doctor en Psicología Social, magister en Psicoanálisis, historiador y parapsicólogo. www.antoniolasheras.com.

 

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