¿Qué es el deseo? ¿A qué podríamos compararlo? ¿Puede haber amor sin deseo? ¿Qué mata el deseo? ¿Es importante o en algún momento deja de serlo?
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¿Qué es el deseo? ¿A qué podríamos compararlo? ¿Puede haber amor sin deseo? ¿Qué mata el deseo? ¿Es importante o en algún momento deja de serlo?
El deseo es un motor fundamental en las relaciones de pareja. Es el fuego que aviva la pasión, pero también el que se ve amenazado por la rutina, las creencias limitantes y los propios conflictos internos de cada individuo. Sin embargo, ¿es realmente lo más importante en una relación? ¿Cómo lo definen las distintas corrientes psicológicas? ¿Qué mitos y fantasías lo rodean? Este articulo se adentra en la complejidad del deseo y su papel en la pareja, integrando perspectivas científicas y filosóficas con un enfoque práctico y consciente.
Corrientes psicológicas
Psicoanálisis: El deseo como faltante y motor del inconsciente. Desde el psicoanálisis freudiano, el deseo es la expresión del inconsciente y se origina en la falta. Freud sostiene que el deseo nunca se satisface completamente porque su objeto siempre es elusivo, un eco de la primera experiencia de satisfacción (1905). Jacques Lacan amplía esta idea, afirmando que "el deseo es el deseo del Otro" (1973), lo que implica que siempre está mediado por la mirada y la expectativa de los demás.
En la pareja, esta concepción sugiere que el deseo necesita cierto grado de distancia y misterio para mantenerse vivo. La fusión total con el otro tiende a sofocarlo, ya que el deseo se alimenta de la falta y la fantasía.
Analicemos estos conceptos: ¿Cómo es tu estilo relacional? ¿Eres de las personas que mientras está solo es super independiente y una vez que se enamora se pegotea y deja de tener vida propia? ¿Te vuelves demandante, ahogante? ¿Te dejas demandar, ahogar?. ¿Tienes claro cuál es tu espacio vital, tus límites? ¿Tienes la capacidad de tener la cercanía necesaria para intimar y la percepción de cuándo es momento de retirada, corte, pausa?
Psicología Humanista y Gestalt: El deseo como expresión del ser. Desde la psicología humanista y la terapia Gestalt, el deseo no es solo una carencia, sino también una expresión del potencial humano. Carl Rogers (1951) postula que el deseo es una manifestación de la tendencia actualizante, la fuerza interna que nos impulsa a crecer y conectar genuinamente con los demás. Por otro lado, Fritz Perls (1973) en la Gestalt enfatiza la necesidad de integrar el deseo en el presente, experimentándolo sin juicios ni represión.
En la pareja, esto implica que el deseo florece cuando cada individuo se permite ser auténtico y expresarse sin miedo. El contacto pleno con el otro, sin juegos de poder ni manipulaciones, nutre la atracción y la conexión.
Para lograrlo es necesario la presencia de dos adultos conscientes que se eligen, que se permiten ser, que son capaces de construir en el presente. Con gran confianza, pues abrirse requiere de una gran confianza en nosotros mismos y la vida.
Neurociencia y Psicología Evolutiva: El deseo como respuesta biológica y adaptativa. Las investigaciones en neurociencia han revelado que el deseo está influenciado por sistemas neuroquímicos específicos. Helen Fisher (2004) distingue tres sistemas cerebrales relacionados con el amor: el deseo sexual (impulsado por la testosterona y el estrógeno), el amor romántico (dominado por la dopamina) y el apego (mediado por la oxitocina y la vasopresina). Esta perspectiva sugiere que el deseo en la pareja no solo responde a factores emocionales y psicológicos, sino también a dinámicas biológicas que evolucionaron para favorecer la reproducción y la vinculación.
La psicología evolutiva, por su parte, señala que la atracción en la pareja está influida por patrones de selección natural. Por ejemplo, David Buss (1994) explica que hombres y mujeres desarrollaron estrategias distintas para asegurar la continuidad genética y el éxito reproductivo, lo que impacta sus motivaciones y expectativas en las relaciones.
¿Es lo más importante?
Si bien el deseo es un elemento clave en la pareja, no es el único ni el más determinante en la estabilidad de una relación. Estudios en psicología relacional han demostrado que la satisfacción en pareja depende de múltiples factores, entre ellos la comunicación, el compromiso y la capacidad de resolver conflictos (Gottman & Silver, 1999).
John Gottman identifica cuatro "jinetes del apocalipsis" en las relaciones que predicen su deterioro: 1) la crítica destructiva, 2) el desprecio, 3) la actitud defensiva y 4) la evasión. Esto sugiere que, sin una base sólida de respeto y comunicación, el deseo por sí solo no puede sostener una relación a largo plazo.
íLa buena noticia es que pueden trabajarse! Aquí tienes estrategias prácticas para revertirlos y restaurar el deseo en la pareja.
1) De la crítica a la expresión constructiva: ejemplo de crítica: "Siempre haces lo mismo, eres tan aburrido/a en la cama". Transformación: Usa el "yo" en lugar del "tú" y haz pedidos específicos. Ejemplo positivo: "Me encantaría que probemos algo nuevo, ¿qué te parece si exploramos juntos?". Impacto: Se evita la culpa y se genera curiosidad y complicidad en lugar de rechazo.
2) Del desprecio a la apreciación y el juego erótico: ejemplo de desprecio: Ojos en blanco "¿En serio crees que me excita eso? Qué ridículo/a". Transformación: en lugar de burlarte, elogia lo que sí disfrutas y fomenta la confianza. Ejemplo positivo: "Me encanta cuando haces X, me hace sentir súper conectada/o contigo". Impacto: Refuerza la seguridad y el placer compartido en lugar de la vergüenza.
3) De la defensiva a la escucha y la apertura: ejemplo de defensiva: "íClaro, ahora todo es mi culpa! Si no te gusta, búscate a otra persona". Transformación: respira, escucha sin interrumpir y valida la emoción del otro antes de responder. Ejemplo positivo: "Entiendo que esto es importante para ti, dime más sobre lo que sientes". Impacto: en lugar de un muro, se genera un puente de conexión emocional y afectiva.
4) De la evasión a la presencia y la intimidad: ejemplo de evasión: uno intenta acercarse y el otro responde mirando el teléfono o cambiando de tema. Transformación: acuerda momentos de calidad sin distracciones para reconectar. Ejemplo positivo: "Quiero estar presente para ti. Dejemos los celulares y hablemos un rato". Impacto: La atención plena refuerza la conexión, manteniendo viva la chispa del deseo.
Estas estrategias no solo reavivan el deseo, sino que construyen una relación más sana y apasionada. El deseo no desaparece, sino que se cultiva con intención, respeto y creatividad.
El deseo en la pareja es un fenómeno complejo que involucra aspectos psicológicos, biológicos y culturales. No es estático, sino que evoluciona con el tiempo y requiere cuidado y consciencia para mantenerse vivo. Sin embargo, no es el único pilar de una relación sana. La comunicación, el respeto y la conexión emocional son igualmente fundamentales.
¿Dejarás que tu fuego muera? ¿Avivarás tu fuego? ¿Cómo quieres vivir tu vida? ¿Cómo quieres construir tus relaciones? ¿Hay algo que se haya movilizado en vos?
¿Qué es estar vivos? ¿Aún sientes por momentos cosquillas? ¿Aún te permites sentirlas? ¿Qué te falta aún vivir o recuperar?
Hoy es el día perfecto para reflexionar, sentir, decidir