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Fiestas de fin de año: un tiempo para el amor

Viernes, 27 de diciembre de 2024 01:02

Ya se acercan las fiestas de fin de año y ellas siempre traen consigo una mezcla de emociones. Por un lado, se siente la alegría de celebrar con las personas que amamos, y por otro, nos invitan a reflexionar sobre lo vivido y lo que aún queremos construir. Sin embargo, más allá de los regalos, las comidas abundantes y los adornos brillantes, este es, sobre todo, un tiempo para conectar con lo esencial: el amor.

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Ya se acercan las fiestas de fin de año y ellas siempre traen consigo una mezcla de emociones. Por un lado, se siente la alegría de celebrar con las personas que amamos, y por otro, nos invitan a reflexionar sobre lo vivido y lo que aún queremos construir. Sin embargo, más allá de los regalos, las comidas abundantes y los adornos brillantes, este es, sobre todo, un tiempo para conectar con lo esencial: el amor.

El amor se expresa de muchas maneras en esta época. Lo vemos en el esfuerzo por reunirnos con la familia, en la paciencia con la que elegimos un regalo pensando en alguien especial o en la generosidad de compartir con quienes tienen menos. Pero también es un momento para recordar que el amor no solo debe ir hacia afuera; debe comenzar por casa, hacia nosotros mismos.

¿Qué tal si este año hacemos un alto para abrazarnos con ternura? El frenesí de las compras, las reuniones y las obligaciones puede alejarnos de lo realmente importante: la conexión genuina con nuestro ser. Nos demos permiso de escuchar lo que nuestro corazón anhela, de cerrar ciclos con gratitud y de sembrar intenciones para un futuro que se alinee con nuestra verdad.

Las fiestas de fin de año también son un recordatorio de que el amor se multiplica en la presencia. No hace falta tener una mesa perfecta o los regalos más caros. Lo que más enriquece estas fechas son las miradas que hablan, las carcajadas compartidas y el simple hecho de estar juntas y juntos. Es en esos pequeños momentos donde el amor se vuelve tangible, donde dejamos de añorar lo que falta y agradecemos lo que es.

Es un tiempo, además, para sanar. Muchas veces llegamos a estas fechas con heridas que no hemos tenido el valor de mirar. Tal vez un reencuentro con alguien que creíamos perdido, una palabra que reconcilie o un acto de humildad nos abran la puerta a restaurar vínculos.

El amor, cuando se da con autenticidad, tiene el poder de curar lo que parecía roto y de crear puentes donde antes había distancias.

El amor en estas fechas también implica valorar las ausencias. Tal vez alguien que amamos ya no está físicamente, pero vive en los recuerdos que resguardamos con cariño. Este es un buen momento para honrar esas memorias, para hablar de ellas, para brindar por lo que nos dejaron.

Aprender a amar incluso lo que nos duele es un acto profundo de transformación y aceptación.

Finalmente, recordemos que el fin de año no solo cierra un ciclo, también abre uno nuevo. Es una oportunidad perfecta para comprometernos a vivir con más amor en los días por venir.

Un amor que se traduzca en respeto por nosotras mismas, en gratitud por lo que tenemos y en acciones que sumen a los demás. Que este sea el inicio de un tiempo guiado por la fuerza más poderosa que existe: el amor en todas sus formas. Que este tiempo sea para todos una fiesta del corazón.

Namasté. Mariposa Luna Mágica.

 

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