La mujer detenida el lunes por el crimen de su hijo de dos años, cuyo cadáver fue encontrado en un descampado en la localidad balnearia de
Ostende, se negó ayer a declarar y a que le extraigan muestras para
estudio de ADN.
Claudia Ayala (22), asistida por un defensor oficial, se negó a prestar declaración indagatoria ante el fiscal Juan Pablo Calderón, titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) descentralizada de
Pinamar, y quedó presa en la comisaría de Castelli. Además, no permitió que le extrajeran una muestra de sangre, pelo o saliva para comparar su perfil genético con el de la pequeña víctima.
Las próximas medidas que ordenará el fiscal será la extracción compulsiva de ADN a la detenida y que se la someta a peritajes psiquiátricos y psicológicos para determinar si es imputable o no comprende la criminalidad de sus actos.
La joven quedó imputada del "homicidio calificado por el vínculo" de su hijo Benjamín Ayala (2), el cual contempla una pena de prisión perpetua.
La autopsia practicada por la Asesoría Pericial de La Plata determinó que Benjamín murió por "traumatismo en base de cráneo con pérdida de masa encefálica" y su cuerpo presentaba signos de arrastre y desmembramiento.
Con los datos forenses, los investigadores estiman que la mujer asesinó sola a su hijo en su casa de un fuerte golpe en la nuca y luego arrastró su cuerpo hasta un descampado situado frente a su casa, donde quedó expuesto a perros que lo desmembraron.
La necropsia, además, descartó la posibilidad de que el niño haya sido asfixiado por su presunto padre, Leonardo Aguilera (30), como lo había asegurado Ayala ante los investigadores.
Es que la mujer había denunciado a Aguilera cuando policías que trataban de identificar el niño hallado muerto tocaban a la puerta de las viviendas de los alrededores del lugar del hallazgo.
Ayala manifestó en ese momento que durante el fin de semana habían discutido dentro de un auto estacionado frente a su casa y que en esa oportunidad Aguilera había asfixiado al niño en el asiento trasero y luego había tirado el cuerpo en un lugar distinto al que fue hallado.
La mujer detenida el lunes por el crimen de su hijo de dos años, cuyo cadáver fue encontrado en un descampado en la localidad balnearia de
Ostende, se negó ayer a declarar y a que le extraigan muestras para
estudio de ADN.
Claudia Ayala (22), asistida por un defensor oficial, se negó a prestar declaración indagatoria ante el fiscal Juan Pablo Calderón, titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) descentralizada de
Pinamar, y quedó presa en la comisaría de Castelli. Además, no permitió que le extrajeran una muestra de sangre, pelo o saliva para comparar su perfil genético con el de la pequeña víctima.
Las próximas medidas que ordenará el fiscal será la extracción compulsiva de ADN a la detenida y que se la someta a peritajes psiquiátricos y psicológicos para determinar si es imputable o no comprende la criminalidad de sus actos.
La joven quedó imputada del "homicidio calificado por el vínculo" de su hijo Benjamín Ayala (2), el cual contempla una pena de prisión perpetua.
La autopsia practicada por la Asesoría Pericial de La Plata determinó que Benjamín murió por "traumatismo en base de cráneo con pérdida de masa encefálica" y su cuerpo presentaba signos de arrastre y desmembramiento.
Con los datos forenses, los investigadores estiman que la mujer asesinó sola a su hijo en su casa de un fuerte golpe en la nuca y luego arrastró su cuerpo hasta un descampado situado frente a su casa, donde quedó expuesto a perros que lo desmembraron.
La necropsia, además, descartó la posibilidad de que el niño haya sido asfixiado por su presunto padre, Leonardo Aguilera (30), como lo había asegurado Ayala ante los investigadores.
Es que la mujer había denunciado a Aguilera cuando policías que trataban de identificar el niño hallado muerto tocaban a la puerta de las viviendas de los alrededores del lugar del hallazgo.
Ayala manifestó en ese momento que durante el fin de semana habían discutido dentro de un auto estacionado frente a su casa y que en esa oportunidad Aguilera había asfixiado al niño en el asiento trasero y luego había tirado el cuerpo en un lugar distinto al que fue hallado.