Al celebrar 45 años de El Tribuno de Jujuy, me pareció oportuno recurrir a algunos maestros de esta profesión para realizar algunas reflexiones imprescindibles. Precisamente porque en nuestro diario impreso, nave insignia del grupo periodístico líder de la Provincia que integran su página web, su canal de tv por streaming y sus emisoras de radio Jujuy FM y FM Sol, buscamos honrar la profesión cada jornada. El periodismo, como tal, está siendo cada día más acosado desde distintos ángulos, y aún, lo que es más grave, desde adentro de sí mismo. Hoy podemos afirmar que casi cualquiera con un teléfono en la mano, puede sentirse periodista, y muchos de esos "arrimados" al periodismo, saltan límites elementales, y se creen con capacidad para pontificar, dar instrucciones y lecciones de todo tipo con sólo usurpar lugares del periodismo. Lo grave es que alguna gente, receptora pasiva de esos mensajes de buena fe termina creyendo, adhiriendo y hasta defendiendo como propios, conceptos y definiciones que sin tener compromiso con el periodismo, son usados por intereses personales o con oscuras operaciones de origen y destino espurios. Pero son, al parecer, las nuevas reglas del juego de este tiempo.
Voy a recurrir a definiciones recogidas por el insigne periodista y maestro de periodistas Teódulo Domínguez, que en su libro "Entre periodistas" se dio el gusto y la enorme tarea de entrevistar a notables colegas que prestigiaron la profesión. Por ejemplo, Ulises Barrera, dijo en su entrevista que "para nosotros, los periodistas, leer, escribir y observar no es lo mismo que para el grueso de la gente. Para que un periodista determine qué es bueno y qué es malo, tiene que tener un profundo sentido de la ética y una base filosófica". Y agrega: "La ley del buen gusto, no se puede infringir". Qué notable diferencia con muchos nuevos comunicadores, entre los que el desparpajo, y la informalidad grosera y la agresividad chabacana parecen condición para ingresar a los medios o al mundo de la comunicación. Jorge Göttling contradiciendo ese nuevo "estilo", afirmó: "Yo no soy de aquellos que creen que el periodista debe ser la primera figura" y avanzando en su entrevista, le confesó a don Teódulo Domínguez con sinceridad, humor y un dejo de dolor: "Hay tres formas de ser condenado a la pobreza: la primera es segura, y es que a uno le gusten demasiado las minas (en el momento en que el periodismo era casi exclusivamente cosa de hombres); la segunda es que le guste demasiado el juego, y la tercera que es inflexible, es que le guste demasiado el periodismo". Otra de las magníficas entrevistas, en este caso a la célebre Magdalena Ruiz Guiñazú, muestra la condición sine qua non del periodista de todos los tiempos: "Cada vez tengo que leer más, porque cada vez la cosa está más complicada" decía y agregaba: "La prensa escrita exige una nobleza del lenguaje mucho más fuerte que a los medios audiovisuales".
Hasta aquí, en la apretadísima síntesis de estos ejemplos, los conceptos sobresalientes fueron: "Sentido de la ética", "Una base de filosofía", "El periodista no debe ser la figura" como sinónimo de vedetismo; "Leer cada vez más" y respetar el lenguaje como herramienta única e insustituible para cumplir cabalmente el objetivo de informar bien. Surge de estas sugerencias, la importancia de la capacitación constante de los trabajadores de prensa, desde la importancia de la educación en colegios, facultades y escuelas superiores de periodismo, hasta en el crecimiento profesional constante durante el trabajo en medios y en redes. Y no sólo se deberá considerar periodista al que exhibe un título de tal, lo que en algún momento sería ideal, considerando la formación profesional indispensable que los tiempos demandan, sino también a aquellos empíricos, que cumplen con honor los requisitos mencionados. Pero esto, se hace cada vez más difícil.
Retomando las enseñanzas del libro del maestro Teódulo Domínguez, encuentro citas de otro insigne de la profesión, José "Pepe" Eliaschev. "Creo que en el campo del periodismo necesitamos un gran movimiento de regeneración moral. Creo que esto pasa por una suerte de recuperación del amor por la profesión. Esta recuperación del amor implicará automáticamente, una enorme rejerarquización de la profesión. Debemos tener la valentía de jerarquizarla sin temor a que esto sea calificado como atentado a la libertad de prensa"... "No admito ni tolero que se me acuse de represor de la libertad, si lo que quiero es aumentar la jerarquía, lo que pasa inevitablemente por una elevación de la puntería".
Obviamente, me resta, humildemente, recomendar a colegas y estudiantes de periodismo el libro "Entre Periodistas" editado en 1993, que reúne 17 testimonios acerca de la profesión, de enorme vigencia, por la visión de anticipo y futuro, típica de los grandes profesionales de prensa argentina. Sostener el compromiso en el cumpleaños 45 de El Tribuno de Jujuy, de ser leales a la noticia y al respeto por los destinatarios de nuestro trabajo. Y agradecer a mi colega y Secretaria de Redacción de El Tribuno de Jujuy que me lo regaló a mí. Porque entre periodistas, todavía disfrutamos de la antigua costumbre, de regalarnos libros.