La esperanza nunca se pierde, así como el amor que cada vez se hace más fuerte al tratarse de una pequeña almita que precisa ser encontrada con urgencia.
“Naya” tiene un significado muy especial, es “capitana de barco” y una compañera canina de Gabriela Girón Villalpando, quien es la tutora de esta pequeña yorkshire que se encuentra desaparecida desde el 8 de enero de este año.
Quince años de amor tiene la perrita que le cambió la vida desde fines del año 2015, cuando movilizó emociones profundas con su lealtad, su compañía y su fortaleza, colmando de amor, sana energía y juegos la vida de quien hoy la busca por todos los medios posibles.
“Es mi compañera de vida. Estábamos en un complejo de viviendas en Yala, la saqué para que haga sus necesidades a las 8 am. Me di la vuelta para cerrar la puerta y cuando volví a verla, ya no estaba. La llamé y no venía. Yo pienso que alguien la vio y me la sacó”, expresó Girón Villalpando.
La desesperación invadió su corazón pero, lejos de llorar, empezó con un rastreo minucioso que la llevó a indagar puerta por puerta de casas de la zona, para después ir barrio por barrio. “Fui caminando por todos lados, empecé la búsqueda hablando con la gente para que se entere y le dejaba un volante. Algunos me decían: ‘¡Vos sos la de la perrita!’, ‘¡Ojalá la encuentres!’”, reveló. Ese ánimo que la gente le propicia cada vez que emprende el camino hacia el anhelado reencuentro, le hace bien al alma y la ayuda a mantener la llama de la esperanza, todavía encendida. Con el ánimo sostenido por la expectativa de recibir buenas noticias, Gabriela Girón Villalpando lleva nueve meses investigando a partir de los datos que recibe, ya que las personas se comunican con ella para solicitar características específicas de “Naya”.
“Mientras más gente se entere, mejor”, afirmó emocionada al recordar que se comunicó con el presidente del colegio de veterinarios de la provincia, recibiendo una respuesta favorable. “Me dio una lista de los médicos para que la vea y me organice para buscar perritos. Mucha gente encuentra a tantos perritos y no los devuelven, yo estoy atenta todo el tiempo”, dijo la jujeña que extraña a su pequeña.
A través de carteles y volantes propuso una suma de quinientos mil pesos como recompensa por hallar a “Naya”. Los llamados no se hicieron esperar, asegurando que la habían encontrado y, por lo tanto, activando la ilusión de volver a verla. “Me decían que la encontraron pero cuando iba a ver, eran de la misma raza pero no era ella”, aseguró con tristeza.
Aun así, la energía para continuar buscándola permanece tan latente como el primer día que se embarcó a esta tarea. Y gracias a sus seres queridos y amigos que colaboraron con la causa, la recompensa se transformó en un millón de pesos al ver la desesperación por conocer el paradero de la perrita que, aunque pareciera cachorra por ser muy chiquitita, tiene bigotes blancos que delatan sus años de vida.
Con la fe siempre presente, lo que a Gabriela la guía es el amor y las fuerzas de conocidos y extraños que la impulsan a seguir indagando. “Voy a los barrios, ya dejé carteles en la avenida Fascio, en los colectivos y pasacalles, en los puentes con banderas que pinté a mano ‘Buscamos a Naya’ que es el facebook de la búsqueda”, dijo. Desde el primer instante, sentir la contención familiar fue fundamental para Gabriela que recorrió hogar por hogar de Yala, Lozano, Los Nogales, Yala, bajé por barrio Norte, Cuyaya, Moreno, Villa Belgrano, Punta de Diamante, Alto Comedero, “Che” Guevara, 150 Hectáreas, 10 Hectáreas, Luca Arias, San José de Palpalá, Coronel Arias y Malvinas Argentinas.
“Con ‘Naya’ íbamos para todos lados las dos”. Tiene un chip que no es visible, pero el veterinario con un scanner lo puede leer”, comentó sin olvidarse describir que la perrita tiene orejas paradas, pelaje gris y en el delantero marrón clarito, no tiene colita y está castrada. “Naya” es muy querida. Su cama y sus juguetes esperan por ella. “Yo todavía tengo esperanzas, entiendo que quienes la tengan, deben quererla pero ella es mi familia”, detalló.
Quince años de edad canina son equivalentes a ochenta años humanos. “Le prometí que de viejita la llevaría por sus lugares favoritos. Cuando ve un diente de león, se lo come”, reveló sobre las actitudes propias de la criatura. “Estoy segura que quien la tiene, lo sabe. Quiero decirle que ‘Naya’ está bajo tratamiento y que por favor la devuelvan. Las dos nos necesitamos”, solicitó con conf ianza inquebrantable.