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Siempre en un punto de inflexión

Lunes, 20 de mayo de 2024 01:00

EDUARDO FEDERICO CARDOZO. Un ministro en la encrucijada de paritarias complicadas.

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EDUARDO FEDERICO CARDOZO. Un ministro en la encrucijada de paritarias complicadas.

El destino de los argentinos y los jujeños, parece ser no tener jamás una semana de calma. Eso nos condena a vivir diariamente frente a una encrucijada, en la que una equivocación puede torcer el rumbo de nuestras vidas para siempre. El Partido Justicialista, desorientado y embretado en discusiones internas que parecen no tener salidas ni acuerdos por ahora, convocó a internas para el 17 de noviembre. Provincias como Corrientes (donde un gobierno radical pinta para quedarse 20 años), y Buenos Aires (donde Máximo Kirchner desoyó la instrucción de su madre y decidió meterse en las internas, mientras se mojan la oreja mutuamente con el gobernador Kicillof), ya habían formalizado el mismo llamado, para procurar suturar heridas y vislumbrar un rumbo al 2025. Jujuy, distrito intervenido debería anotarse rápidamente en la misma línea. No sólo porque también hay un radicalismo gobernante que a pesar de compartir esos deseos de quedarse 20 años en el poder, ha entrado en una meseta de quietud política y de conflictos en ciernes que abonarían las esperanzas para una oposición sólida, pero sobre todo, organizada de enfrentarlo con posibilidades de éxito. Hay otro punto. De ocurrir elecciones internas en Jujuy, deberían ser quizás mucho antes del 17 de noviembre, porque en nuestra Provincia, las elecciones locales de renovación parcial, deberían ser el 7 de Mayo, fecha en que se cumplirán dos años de las últimas. Esto estrecha márgenes y reduce tiempos del trabajo político. De ser convocadas simultáneamente con las nacionales, asoman inmediatamente dos riesgos: El primero que el grupo de promotores de la actual intervención, vuelva a conseguir los mismos padrinos que los auspiciaron para conseguirla y traten de correr otra vez con el caballo del comisario. El segundo es que de esa manera se vuelvan a repetir los magros y amargos resultados electorales del 2023 para que el PJ provincial siga metido hasta las pestañas en su lodazal de grietas, rencores, acusaciones y búsqueda de culpables, lo que profundizaría su atomización y la licuación de su caudal electoral.

Un costado más débil, y doloroso, está mostrando este terreno de preconvocatoria a internas: la rancia y persistente negación a una autocrítica seria, y el desdén con el que algunos, un puñado, de beneficiarios de la gestión interventora se refieren a la expresión de los afiliados mediante el voto. Por ejemplo la licenciada Carolina Moisés, dijo: "No tengo tiempo ni ganas de participar en una interna" reconoció frente a todos los micrófonos que se le cruzaron por delante, "con la cantidad de problemas que tiene la gente, no podemos salir con este tema", recordó. Y luego, la senadora nacional, cayó en la fórmula histórica: buscar un "diálogo superador" para lograr una "lista de unidad". Dos recursos de los que ya todos conocen los resultados. Y la senadora jujeña admitió que tuvo que hacer "un sacrificio" para participar en las últimas elecciones provinciales como compañera de fórmula del diputado Rubén Rivarola, entonces presidente del PJ local, a quien culpó de todos los males del justicialismo. Indignados, importantes referentes del rivarolismo, le reclaman a su jefe que no haya explicado nunca "el sacrificio" que él debió realizar para componer aquella fórmula. Así el Partido, está partido, no en una ni dos, sino en múltiples fracciones que hasta hoy, se muestran reacias a bajar el tono de los insultos y menoscavos para priorizar, frente al punto de inflexión, la elección de un destino común que les dé posibilidades de futuro, reconociendo que sólo el voto, libre, transparente y masivo de los afiliados, será la amplia puerta que les permita el reencuentro con el enorme caudal de peronismo que todavía existe, cada vez más replegado, en Jujuy.

Otro punto de inflexión se aproxima para el gobierno radical de Carlos Sadir. El radicalismo cada vez más solo a nivel nacional, enemistado con los exsocios del PRO, recibió en las últimas horas un sablazo terminal de Patricia Bullrich, candidata a Presidente de la coalición acompañada por el radical Luis Petri: "Juntos por el Cambio, ya fue" definió y pidió el acompañamiento para Javier Milei de cuyo gobierno es ministra de Seguridad (y Petri ministro de Defensa). También selló el quiebre del PRO, donde Mauricio Macri reasumió la presidencia hace un par de días, y aumentó la incertidumbre en la UCR. El desconcierto dentro del centenario Partido, sin un líder indiscutido, tiene al gobierno de Jujuy sin referencias nacionales potentes que le cuiden la espalda y apoyen su gestión y lo dejan librado a los movimientos de su propia cintura política que hoy por hoy le exige un acercamiento al gobierno libertario, por sencillas razones de supervivencia. Mientras mira a Buenos Aires, Sadir encomienda a su ministro de Hacienda y Finanzas, Federico Cardozo, estirar las reservas para contener el malhumor de los gremios estatales. Sin embargo el Cedems rechazó la oferta del 10% de aumento salarial con lo que según estimaciones oficiales llegaría al 62% de incrementos en lo que va del año. Convocaron a una marcha de antorchas para el jueves 23 y se declararon en estado de alerta y movilización, temperamento que analizan otros gremios estatales.

Y el Presidente Milei, vive puntos de inflexión: por un lado gana simpatías por las denuncias de transferencias discrecionales a las famosas "cooperativas K" y extorsiones a través del manejo espurio de planes sociales, por otro lado no deja de generarse enemigos. Su verborragia agresiva, ilimitada, ahora se cruzó con el gobierno de España (donde participaba de un encuentro de dirigentes de ultraderecha) a cuya primera dama, Begoña Gómez, calificó de corrupta. El episodio ya escaló a niveles de conflicto diplomático y salidas impredecibles. Mientras celebra la baja de la inflación (8,8% en abril), casi desprecia el Pacto de Córdoba que tanto alentó hace unas semanas y destrata la sacrificada tarea de sus ministros por buscar consensos para lograrlo. El estilo confrontativo e irritante, hasta aquí, le dio resultado al Presidente. Pero, con toda seguridad, no será así para siempre. Vivir forzando puntos de inflexión, pronto puede dejar de ser bueno para él. Y para el país.

 

 

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