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1 de Agosto,  Jujuy, Argentina
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Tomar para soltar: la alquimia de vivir y desilusionarse

Miércoles, 28 de mayo de 2025 01:04

No se puede soltar lo que no se ha tomado. Esta frase, con raíces en las constelaciones familiares (Hellinger, 2001), nos invita a una verdad esencial: para que algo pueda transformarse, primero debe ser reconocido y asumido. La vida, con su vaivén de esperanzas y quiebres, nos enfrenta permanentemente al arte de tomar y dejar.

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No se puede soltar lo que no se ha tomado. Esta frase, con raíces en las constelaciones familiares (Hellinger, 2001), nos invita a una verdad esencial: para que algo pueda transformarse, primero debe ser reconocido y asumido. La vida, con su vaivén de esperanzas y quiebres, nos enfrenta permanentemente al arte de tomar y dejar.

Vivir implica la apertura a la desilusión. Es decir, a la posibilidad de que nuestras proyecciones mentales no se cumplan. Como plantea Carl Jung (1953), el sufrimiento surge muchas veces del conflicto entre la imagen idealizada del yo y la realidad vivida.

La ilusión es esa construcción mental sobre cómo "deberían ser las cosas". Una forma de proyección con atisbos platónicos, tintes perfeccionistas y, muchas veces, anhelos infantiles que no han sido revisados.

Desde la mirada andina, toda experiencia trae un "yachay" (conocimiento sagrado) que se revela sólo cuando se la honra. La negación de la experiencia como maestra interrumpe el fluir de la "kawsay" (energía vital) y nos desconecta de nuestro "ayllu" (entramado vincular). Por eso, vivir implica reconocer el sentido en el dolor, la fuerza en el ciclo, el orden en lo que parece caos.

La experiencia es ese campo en el que la vida se expresa. A veces neutra, a veces intensa, pero siempre subjetiva. Desde la Gestalt (Perls, 1969), se afirma que lo importante no es lo que pasa, sino qué hacemos con lo que pasa. Y más aún, desde dónde lo interpretamos.

Para alguien centrado en las pérdidas, todo lo que no es se torna duelo. Para alguien exigido por la perfección, lo que no encaja es error. Para quien ha vivido abandono o desprotección, todo es potencial amenaza. Pero para quien se permite vivir desde la gratitud, incluso lo doloroso deviene sabiduría. Porque, como bien se plantea en la biodecodificación, los síntomas y las experiencias difíciles son intentos del inconsciente por sanar lo que no fue nombrado (Fleury, 2012).

Tomar es aprehender. Aceptar la realidad tal como es. En la sabiduría de los pueblos originarios, el invierno no es algo a evitar, sino una parte sagrada del ciclo. La naturaleza no se angustia por su desnudez. Nosotros, en cambio, solemos tapar, distraer, evitar. Nos resistimos al silencio, al frío, al vacío. Y en ese intento por evitar, pegamos hojas muertas, nos aferramos a lo que ya se fue, como si eso nos evitara sentir.

Pero vivir implica desilusionarse. Implica ver. Y para ver, a veces hay que detenerse. Como plantea la psicología profunda, la sombra no desaparece por negarla; sólo se integra al tomar conciencia de su existencia (Jung, 1959).

Por eso, ante cada experiencia, podemos preguntarnos: ¿Qué me está mostrando la vida? ¿Hay algún movimiento que necesito hacer? ¿Hay algo que estoy evitando mirar? ¿Estoy en mi lugar?

En consulta, acompañé a una mujer de 45 años que, tras la partida de su hija a otra ciudad, quedó sumida en una profunda tristeza. Descubrimos que no lloraba por el presente, sino por un vacío antiguo: nunca había podido elaborar la partida de su propia madre. La ilusión de tener a su hija siempre cerca tapaba un duelo no realizado. Sólo cuando pudo tomar ese dolor original, pudo soltar con amor a su hija, sin confundirla con lo perdido.

La vida no se nos opone. Se nos revela. Y lo hace con la exactitud de un espejo que refleja lo que necesita ser visto. Lo que no se ha tomado, insiste. Lo que no se honra, se repite.

Entonces, volviendo al principio: no se puede soltar lo que no se ha tomado. Y no se puede vivir plenamente, si no se atraviesa la desilusión de lo idealizado para abrazar la belleza imperfecta de lo real.

Referencias (norma APA):

Fleury, C. (2012). La medicina del alma. Ediciones Obelisco.

Hellinger, B. (2001). El orden del amor. Herder Editorial.

Jung, C. G. (1953). La realidad del alma. Editorial Paidós.

Jung, C. G. (1959). Los complejos y el inconsciente. Editorial Paidós.

Perls, F. (1969). El enfoque Gestalt y testigos oculares de la terapia. Cuatro Vientos.

(*) Licenciada en Psicología; coach ontológico profesional; magister en Salud Pública con mención en Atención primaria de la salud; especialista en Salud Pública; facilitadora en procesos de comunicación, resolución de conflictos, expansión de la conciencia, liderazgo; coordinación de grupos y conciencia de redes; y facilitadora en entrenamientos a líderes en gestiones de oratoria y comunicación. [email protected], cel. 3884416256.

 

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