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Cuando una relación de pareja termina

Martes, 07 de enero de 2025 18:24

Las rupturas amorosas son momentos profundamente transformadores, aunque también pueden ser extremadamente dolorosos y desafiantes. En un mundo lleno de expectativas, mandatos y creencias sobre cómo "debería" ser el amor, enfrentarnos al final de una relación puede sacudirnos emocional y mentalmente. Este proceso no solo implica despedirnos de alguien, sino también de sueños compartidos, rutinas y muchas veces, de partes de nosotros mismos.

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Las rupturas amorosas son momentos profundamente transformadores, aunque también pueden ser extremadamente dolorosos y desafiantes. En un mundo lleno de expectativas, mandatos y creencias sobre cómo "debería" ser el amor, enfrentarnos al final de una relación puede sacudirnos emocional y mentalmente. Este proceso no solo implica despedirnos de alguien, sino también de sueños compartidos, rutinas y muchas veces, de partes de nosotros mismos.

¿Qué sucede cuando una relación llega a su fin? ¿Cómo podemos transitar este proceso con dignidad y responsabilidad emocional? Aquí exploraremos estas preguntas desde un enfoque consciente y compasivo, para transformar una crisis en una oportunidad de crecimiento personal.

El final no siempre es el principio del fin. A menudo se cree que una relación termina cuando una de las partes dice "hasta aquí". Sin embargo, el fin suele ser la culminación de años de malestar, intentos frustrados por mantener algo que ya no funciona, o incluso negaciones profundas de que las cosas no estaban bien. En realidad, cuando algo llega a su término, muchas veces ya había terminado mucho antes.

La mayoría de nuestras relaciones no son ejemplos de amor adulto. Están marcadas por apegos, carencias no resueltas, miedos o dinámicas familiares complejos. Nos relacionamos desde heridas y expectativas, condicionados por la idea de que el amor verdadero debe durar "hasta que la muerte nos separe".

Afrontar el fin

Terminar una relación siempre es una crisis, incluso cuando hemos deseado o decidido ese final. Este momento nos enfrenta a una montaña rusa de emociones: tristeza, enojo, confusión y hasta alivio. Sumado a esto, el entorno muchas veces se siente con derecho a opinar o criticar, lo que puede aumentar nuestro estrés.

En estos momentos, es fundamental vivir las emociones en lugar de evitarlas. Aunque no existen soluciones mágicas, vivir el duelo con dignidad puede fortalecernos y ayudarnos a crecer.

Pasos para transitar el duelo amoroso de manera saludable.

1. Acepta y valida tus emociones: Permítete sentir tristeza, enojo, o cualquier otra emoción sin juzgarte. Expresa tus sentimientos escribiendo, llorando o hablando con alguien de confianza.

2. Evita idealizar o descalificar: No te quedes atrapado en la perfección que recuerdas ni en los defectos que criticas. Busca un balance realista sobre lo que fue.

3. Establece distancia emocional y física: Evita el contacto inmediato, incluso en redes sociales. Esto te ayudará a cerrar ciclos.

4. Cuida de ti mismo: Encuentra actividades que te hagan sentir bien, como el ejercicio, la meditación, el arte o la música.

5. Busca apoyo: Habla con personas que puedan acompañarte sin alimentar posturas victimistas. Un terapeuta o amigos maduros son aliados clave.

6. Reflexiona sobre la relación: Aprende de lo vivido, reconoce tus fortalezas, límites y lo que deseas para el futuro.

7. Redescubre tu identidad: Aprovecha para reconectar con tus pasiones y metas personales.

8. Sé paciente contigo mismo: No te apresures. El duelo es un proceso único para cada persona.

9. Evita decisiones impulsivas: No busques consuelo inmediato en nuevas relaciones o hábitos poco saludables.

10. Construye una visión positiva del futuro: Aunque ahora parezca difícil, confía en que este proceso te transformará en una versión más consciente y fuerte de ti mismo.

Una oportunidad

Ser adultos implica asumir nuestra parte de responsabilidad en lo que fue y en lo que somos. En lugar de culpar o victimizarse, reconocer el 50% que nos corresponde nos libera y nos devuelve a nuestro eje. Agradece los buenos momentos, aprende de lo vivido, y recuerda que nada es para siempre.

Cada final es también un comienzo: una invitación a conocernos mejor, a redefinir nuestras prioridades y a construir un futuro con más autenticidad y plenitud.

(*) Licenciada en Psicología; coach ontológico profesional; magister en Salud Pública con mención en Atención primaria de la salud; especialista en Salud Pública; facilitadora en procesos de comunicación, resolución de conflictos, expansión de la conciencia, liderazgo; coordinación de grupos y conciencia de redes; y facilitadora en entrenamientos a líderes en gestiones de oratoria y comunicación. [email protected], cel 3884416256.

 

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