"Dio al pueblo la plenitud de su ser en lo humano y lo científico. No se encogió jamás de hombros ante el dolor ajeno. Venido de otras tierras, pasó nuestras fronteras y su ciencia salió al mundo. Está entre los grandes por su saber y en el corazón de los humildes por su generoso apostolado", estas fueron las palabras que resumieron la vida y obra del doctor Guillermo Cleland Paterson y que grabadas en el bronce perpetuaron su memoria. Hoy las comunidades del departamento San Pedro recuerdan al ilustre galeno, al conmemorarse el 153° aniversario de su natalicio. Y marzo marcó no sólo nacimiento, sino también su partida terrenal acaecida el 26 de marzo de 1946, a la edad de 75 años.
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"Dio al pueblo la plenitud de su ser en lo humano y lo científico. No se encogió jamás de hombros ante el dolor ajeno. Venido de otras tierras, pasó nuestras fronteras y su ciencia salió al mundo. Está entre los grandes por su saber y en el corazón de los humildes por su generoso apostolado", estas fueron las palabras que resumieron la vida y obra del doctor Guillermo Cleland Paterson y que grabadas en el bronce perpetuaron su memoria. Hoy las comunidades del departamento San Pedro recuerdan al ilustre galeno, al conmemorarse el 153° aniversario de su natalicio. Y marzo marcó no sólo nacimiento, sino también su partida terrenal acaecida el 26 de marzo de 1946, a la edad de 75 años.
El pueblo de San Pedro celebró el merecido reconocimiento tributado a Paterson con la imposición de su nombre al nosocomio sampedreño, no sólo por su entrega y vocación de servicio, sino por ser el primer médico diplomado que se instaló en la región y por 16 años, el único de los departamentos San Pedro, Ledesma y Santa Bárbara. Con justicia, es considerado el padre de la patología regional argentina, ya que fue el pionero y promotor de esta disciplina en el país.
Hoy más que nunca, se imperiosamente necesario, conocer la vida de este hombre, que sin haber nacido en esta tierra, fue capaz de entregar todo, hasta el último aliento porque se había consustanciado tanto con su patria de adopción, que no dudó en dedicar su vida a la investigación para erradicar las enfermedades endémicas.
Fue precisamente el historiador y multidoctor Jobino Pedro Sierra e Iglesias, quien, impactado por la impronta dejada por Guillermo Paterson en La Esperanza, decidió dedicar su tiempo para investigar su vida y su obra. En una entrevista mantenida con la revista Grito Verde en 1998, el multidoctor expresó que su llegada a La Esperanza fue providencial, porque allí fue capaz de percibir esa fuerza movilizadora que lleva a todo científico a buscar la verdad y la esencia de las cosas. Sostuvo que instalado en el escritorio que perteneciera a Paterson comenzó a desentrañar aquellas memorias y a gestar, durante varios años, su primer libro como historiador. Hoy, las presentes generaciones pueden conocer la prolífera siembra del galeno merced al trabajo de investigación realizada por Sierra e Iglesias, que en 1978 le permitió obtener su primer título de doctor en Medicina, otorgado por la Universidad Nacional de Tucumán, con su tesis "Vida y Obra del Doctor Guillermo Cleland Paterson".
Destellos de su historia
Guillermo Cleland Paterson nació en Wetherby (Yorkshire, Inglaterra), el 23 de marzo de 1871. Hijo de Jhon Paterson y Mary Jane Lothian Nab. Sobre su escolaridad primaria no se tienen datos precisos. Sus estudios secundarios los realizó en la Academia Hamilton, recibiendo el título de químico analítico los superiores en la Universidad de Manchester, rindiendo los exámenes finales en 1884, en las universidades escocesas de Edimburgo y Glasgow, egresando como médico cirujano y farmacéutico (Edimburgo) y médico farmacéutico y obstetra (Glasgow). Se estableció en Londres como médico obstetra pero soñaba ser investigador de las enfermedades tropicales.
Cuando le fueron ofrecidos cargos de médico en Australia, la India Inglesa y la Argentina, aceptó la oferta de ser médico en la Compañía Leach, propietaria del Ingenio La Esperanza.
Viajó acompañado por Esteban Leach. Fue el primer médico diplomado de la región en 1890 y durante 16 años fue el único en los departamentos de San Pedro, Ledesma y Santa Bárbara.
Inició sus actividades realizando análisis de sacarosa y atendiendo enfermos. Se dedicó también a la investigación y en 1894, encontró tres especies del agente productor del paludismo y determinó que el único insecto que tenía importancia epidemiológica en la región era el Anopheles Pseudopunctipennis. También descubrió la filaria autóctona o microfilaria tucumana.
Abrió una enfermería y fundó el primer hospital privado del país en La Esperanza. En 1911, en su reconocimiento por su labor, fue nombrado delegado honorario del Departamento Nacional de Higiene y encargado de la defensa antipalúdica en San Pedro y Ledesma. También fue designado para integrar el Consejo Superior Fundador de la Universidad de Tucumán junto a personalidades de la época. Dictó la clase inaugural el 14 de mayo de 1914 y quedó fundada la Universidad el 25 de mayo de ese año. Se desempeñó como profesor de Bacteriología en la Escuela de Agronomía. Junto al doctor Begnino Vallejo (presidente del Consejo de Higiene) y Miguel Lillo (director del Laboratorio Químico), fundó la revista Anales del Consejo de Higiene de Tucumán.
Volvió a La Esperanza y antes de retirarse del Ingenio el 14 de marzo de 1916, fue nombrado miembro correspondiente de la Universidad.
Siguió sus investigaciones sobre la leishmaniasis, enfermedad endémica en la zona y se ocupó de sus vectores. Ese año instaló, por pedido de la Sociedad de Beneficencia de Jujuy, un aparato de rayos X en el hospital "San Roque" de San Salvador de Jujuy.
En 1925 conoció al doctor Salvador Mazza y en 1926 fue nombrado presidente de la Primera Reunión de la Sociedad Argentina de Patología Regional. Continuó con sus estudios sobre leishmaniasis y enfermedad de chagas, empleando para la última un tratamiento de 7602 Bayer juntamente con los doctores Mazza e Indiano.
Ese año fue presidente del Concejo Deliberante de San Pedro y luego intendente. Amplió el mercado municipal y ayudó en la fundación del nuevo hospital de beneficencia que se inauguró en 1927 y actualmente lleva su nombre. Fue director del mismo por dos años, se desempeñó además como bacteriólogo y jefe de la sala de Maternidad.
En 1934 cumplió sus bodas de oro en la medicina. Fue varias veces miembro honorario del Rotary Club de San Pedro. Fue médico de Policía y del ferrocarril por varios períodos.
Redactó veinte publicaciones científicas sobre enfermedades infecciosas, paludismo, leishmaniasis, chagas y sus agentes vectores. Era un eximio ejecutante de violín y armonio, tocaba la bandurria y la guitarra, acompañando con canciones en inglés y castellano. Cultivó también las disciplinas de astronomía y parapsicología.
Se casó con Carmen Valdéz de cuyo matrimonio nacieron Inés, Raúl, Humberto y Esther Águeda. Falleció el 26 de marzo de 1946 en La Esperanza. Su sepelio se constituyó en la más grande demostración de profundo afecto del pueblo. Su féretro fue llevado a mano desde el Ingenio La Esperanza hasta San Pedro de Jujuy. Su tumba permaneció en el cementerio Cristo Rey de San Pedro de Jujuy y posteriormente, sus restos fueron colocados en el jardín interno del hospital que orgullosamente, ostenta su nombre.
Trayectoria
Fue el primer médico diplomado en la región, fundó el hospital de La Esperanza, colaboró en la fundación del hospital de beneficencia de San Pedro y fue su director. Cofundador de la Universidad Nacional de Tucumán.