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26 de Julio,  Jujuy, Argentina
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“Solo una cosa es necesaria”

Domingo, 17 de julio de 2022 10:00

Evangelio dominical

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Evangelio dominical

Padre Miguel David Aciar, parroquia San Pedro y San Pablo

“Solo una cosa es necesaria” – Lucas 10,38-42

Querida Comunidad:

El evangelio dominical nos recuerda la visita de Jesús a sus amigas Marta y María. A partir de esta escena, y a lo largo de la vida, ¡cuántas veces nos han repetido que María había elegido la mejor parte! en detrimento del testimonio de servicio de Marta. Por eso resulta enriquecedor y asombroso el comentario de Santa Teresa de Jesús en las Séptimas Moradas. Aun alabando la contemplación, Teresa nos dice que Marta y María han de andar juntas para hospedar al Señor y tenerlo siempre consigo, de manera de no darle mal hospedaje. “¿Cómo se lo diera solo María, sentada siempre a los pies, si su hermana no la ayudara?”

La hospitalidad es una virtud humana que nos ensancha el corazón y nos dispone al encuentro con los demás, renueva nuestros ambientes y nos ayuda a crecer en compromiso y generosidad.

Recordando la regla de San Benito –a quien hemos celebrado días pasados-, orar sin trabajar y trabajar sin orar son tentaciones contra la misma virtud de la hospitalidad cristiana. Todo en la vida es don de Dios. Pero el don divino requiere una respuesta humana, laboriosa, responsable y comprometida.

De todas formas, queda flotando en nuestra memoria la frase de Jesús a Marta: “… andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: solo una es necesaria”. Es esta una observación importante también para la Iglesia hoy, que en ocasiones enfáticamente, se empeña en multiplicar actividades. Pero es igualmente interpelante para una sociedad que se ve arrastrada por las ocupaciones y preocupaciones terrenas y olvida pensar en el sentido de las mismas.

Y a María: “… ha escogido la mejor parte, y no le será arrebatada”. Esta profecía ha de interpelarnos a todos los creyentes, llamados a escuchar con atención la palabra del Señor. Y es una provocación para una sociedad que desprecia la religiosidad y piedad de nuestra gente, y se burla de ella tanto en las leyes como en los modos de comunicación, ridiculizándola y desacreditándola.

Con mi oración y bendición.

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