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7 de Septiembre,  Jujuy, Argentina
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Llegó la hora de volver a jugar al "Estanciero"

Lunes, 20 de abril de 2020 01:04

Como venimos anticipando desde estas líneas, con la humildad de una columna de opinión escrita en la pequeña Jujuy, la absoluta priorización de la situación sanitaria -que es lógica y obvia- postergó detrás de su legitimidad a la situación económica general. Y la postergó hasta un lugar demasiado oscuro y lejano donde no iba a permanecer mucho tiempo. Titulamos el lunes pasado que "Priorizar sólo la pandemia podía termina mal", y hoy vemos que efectivamente eso ocurrió. Era tan delicada la situación que no era difícil imaginar que la crisis económica le iba a torcer el brazo a las autoridades más temprano que tarde.

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Como venimos anticipando desde estas líneas, con la humildad de una columna de opinión escrita en la pequeña Jujuy, la absoluta priorización de la situación sanitaria -que es lógica y obvia- postergó detrás de su legitimidad a la situación económica general. Y la postergó hasta un lugar demasiado oscuro y lejano donde no iba a permanecer mucho tiempo. Titulamos el lunes pasado que "Priorizar sólo la pandemia podía termina mal", y hoy vemos que efectivamente eso ocurrió. Era tan delicada la situación que no era difícil imaginar que la crisis económica le iba a torcer el brazo a las autoridades más temprano que tarde.

En la Caba el Presidente de la Nación, ante el auditorio de funcionarios y de los gobernadores, unos presentes y otros en contacto virtual, dio pie para que el ministro Martín Guzmán presente el trazo grueso de un proyecto de reprogramación de la deuda. Argentina no pagará nada. Al menos por ahora, y hasta que le acepten una generosísima quita de intereses y un dilatadísimo plan de pagos de capital. En síntesis, el default está entre nosotros. El cuadro es tan grave y el salto sin red tan temerario, que casi pasó desapercibido el hecho de que allí, sin que su presencia hubiera sido anunciada a nadie, y sentada a la derecha de Alberto Fernández, reaparecía públicamente nada menos que la vicepresidenta Cristina Elisabet Fernández de Kirchner, como ausente y sin cruzar ni siquiera un saludo con los mandatarios, a muchos de los cuales aborrece explícitamente. El gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, participó y aunque es fácil suponer que muchos de los anuncios conocidos no serían de su total satisfacción, al término del encuentro, debió como todos los demás, dar su pleno apoyo al Presidente.

No había ninguna otra posibilidad política, económica y de razonabilidad, para decir otra cosa. Ya de regreso en Jujuy, aislamiento y test del coronavirus mediante, el GM ocupó su sillón en el informe del COE para mostrar dos cosas diferentes con igual tono de importancia: 1) La lucha contra la pandemia que dirige personalmente y con mano férrea, va dando los satisfactorios resultados esperados. 2) La economía de la Provincia atraviesa el que quizás es uno de los peores momentos en la historia jujeña. GM anticipó "sin anestesia" los números del déficit, que después precisaría con más detalles el ministro Carlos Sadir, la caída de la recaudación nacional, provincial y municipal, y los limitadísimos márgenes de acción para diseñar y hacer funcionar un plan económico que evite que a Jujuy se la devore una tormenta perfecta.

ENFERMERA / HÉROES ANÓNIMOS EN LA PRIMERA LÍNEA DE UN COMBATE DESIGUAL.

La caída de dos mil millones de pesos de la coparticipación federal, (un 50% de lo esperado) y que en principio se destina en su mayor parte a pagar los sueldos de los más de 85 empleados públicos muestra la envergadura del problema. La retracción de la recaudación propia con la que a duras penas se pagan los gastos de funcionamiento del Estado, marca la ralentización de la marcha provincial que se percibe en cada esquina.

El Estado nacional no dejará de asistir ya sea con los ATN (Aportes del Tesoro Nacional) o con fondos provenientes de la monstruosa emisión, única posibilidad de poner billetes en los bolsillos de la gente y en circulación para la actividad comercial, aunque se trata de dinero prácticamente falso.

Los empleados públicos jujeños recibieron con especial alivio el compromiso del GM de no tocarles los sueldos, aventando las especies que aseguraban que echaría mano a bajar los haberes para reducir el déficit. Mostró también uno de los recursos que quedó en el camino: no pagar los aportes a la Anses. La sola insinuación de la medida provocó el rechazo "in limine" de la Administración nacional, temerosa que detrás de la provincia de Jujuy, se desate el efecto dominó de todas las demás y se pierda una de las cajas más gordas donde los gobiernos federales meten mano históricamente. Entonces el GM arrojó otra bomba: "Si tenemos que pedir créditos lo haremos".

Allí no sólo los empleados públicos, sino a todos los jujeños les entró el virus de la desesperación: otros créditos para avivar la obra pública valen, pero para sueldos sería la fórmula más tenebrosa que se pueda imaginar. Aunque el fin sea noble esa deuda sería una hipoteca que Jujuy no podrá levantar sin más dolor y sacrificio. Y la única deuda que se podría contraer sería con bancas oficiales, porque en cualquier ámbito privado los requisitos y los costos se parecerían más a un acta de defunción que a una ayuda.

Este y otros temas de parecido calibre serán los que tratará esta semana una Legislatura ardida, que retomará su trabajo en el recinto, y donde quizás habrá que presenciar cruces impetuosos y picantes calificativos.

El GM también prometió dialogar con todos los gremios estatales y privados, una decisión que tardó demasiado en llegar, mientras el malestar por ese otro aislamiento fue deteriorando fuertemente las ya erosionadas relaciones entre el patrón Estado y sus trabajadores.

De todos modos está bueno que se dialogue. Con verdad, humildad y respeto entre las partes, en un momento en que los límites no dan tregua ni permiten que se exija lo imposible, saldría beneficiado Jujuy.

Como si todo fuese poco, al GM se le presentó otro problema: en un típico ataque de centralismo porteño, las autoridades nacionales resolvieron autorizar el regreso en automóviles particulares a las personas varadas fuera de sus provincias.

La buena intención no tuvo en cuenta que el éxito de las medidas de contención de la pandemia, como en el caso de Jujuy, es consecuencia de un programa de fronteras seguras que ayuda a controlar la llegada de posibles contagios.

Los que aún no pueden entrar y los que desde adentro esperan los regresos han hecho hasta ahora un enorme esfuerzo que no puede ser arrojado en garras del virus justo cuando falta menos para los reencuentros felices. Decirlo suena odioso. Pensarlo con el corazón y la razón, suena razonable y lógico. El GM puso en grito en el cielo, y ahora se está revisando la medida más criteriosamente. Algunos iluminados en Buenos Aires, deberían dejar de decidir muchas cosas -unilateralmente- desde sus sillones colocados de espaldas al interior.

Volviendo al compromiso del GM, se pagarán los sueldos netos de todos los estatales, pero le quedará acertar con algunas medidas que alcancen al sector privado, le aseguren algún oxígeno, porque está mucho peor que el Estado. Podrían llegar para todos, los billetes recién salidos del horno, impresos casi a pedido de las exigencias. Esa plata, será pan para hoy... después se verá. Pero servirá para el circulante y para aventar el fantasma de las cuasimonedas. Total... para qué, si el peso moneda nacional, es hoy prácticamente una cuasimoneda, sin respaldo y sin valor real.

Es lo que habrá que aceptar. Muchas veces, se dijo que en determinados momentos de la vida pública, la política es una mentira en la que todos se ponen de acuerdo.

Ahora, la economía será un tiempo donde todos aceptaremos vivir con dinero de juguete para sobrevivir. Será como jugar al tradicional juego de mesa el "Estanciero", donde todos se reparten billetes de mentirita, y juegan a comprar y vender como si todo estuviese bien. Después... Dios proveerá. Siempre provee, por eso dicen que es argentino.

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