Durante toda esta semana celebramos la edición número 33 de la Fiesta Provincial del Teatro, organizada por el Instituto Nacional del Teatro (INT), en cogestión con el Gobierno Provincial y la Municipalidad de San Salvador de Jujuy.
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Durante toda esta semana celebramos la edición número 33 de la Fiesta Provincial del Teatro, organizada por el Instituto Nacional del Teatro (INT), en cogestión con el Gobierno Provincial y la Municipalidad de San Salvador de Jujuy.
En esta ocasión, la Fiesta presenta el lema "20 años en buena Ley", en referencia a la Ley Nacional del Teatro, de la que se desprende la creación del Instituto. Hoy resulta imposible imaginar a las Fiestas Provinciales del Teatro fuera del ámbito institucional, porque el Instituto las transformó en política pública, garantizando así su continuidad. Sin embargo, estas Fiestas tenían una trayectoria previa y antecedentes históricos, algunos de los cuales rescatamos en esa columna.
Las fiestas provinciales fueron en su origen la consecuencia directa de una expresa necesidad de la comunidad teatral por consolidar espacios de encuentro e intercambio de experiencias, de reconocimiento e identificación de los pares que construían las teatralidades nacionales. Esta necesidad venía fraguándose con una serie de acontecimientos que, sin duda, modificaron los modos e instancias de vinculación entre los teatristas argentinos. Por motivos de extensión, mencionamos aquí tan sólo cuatro de ellos en orden cronológico: Simposio de Directores (1959), Teatro Abierto (1981-1985), las Fiestas Nacionales del Teatro (1985- ) y la emergencia de los grandes festivales de teatro.
Alberto Rodríguez Muñoz promovió el Primer Simposio de Directores Escénicos Latinoamericanos de la Actividad Independiente y Universitaria (Tucumán, 1959). Podemos considerar al Simposio como una referencia pionera en el Noroeste argentino, gracias a la cual se estableció un flujo de intercambios artísticos en la región. Teatro Abierto pretendía inicialmente mostrar la dramaturgia en clandestinidad, asediada por la expulsión de las salas oficiales. Un atentado (incendio) contra la sede de Teatro Abierto, el Picadero, transformó al ciclo en un fenómeno. Borges, Sábato, Pérez Esquivel, entre otras grandes personalidades, adhirieron al Movimiento, los teatros porteños garantizaron la continuidad de las funciones y los teatristas del país comprendieron que la lucha debía expandirse a todo el territorio. En 1985 se realiza en el Teatro Nacional Cervantes la primera Fiesta Nacional del Teatro, con participación de elencos de todo el país. Paralelamente, los grandes festivales de teatro, como el organizado por Carlos Giménez en Córdoba (1984- 1994), contribuyeron a la consolidación de los espacios de encuentro a mayor escala. Estas experiencias previas y simultáneas a la creación de las Fiestas Provinciales imprimieron una fuerte impronta en las mismas, caracterizada por el encuentro entre pares, el intercambio e identificación de otras teatralidades contemporáneas y, a su vez, mediadas por las series culturales, políticas, históricas, económicas y sociales. En este sentido, el carácter endogámico de las Fiestas Provinciales, cuyo principal público es la comunidad teatral, está directamente vinculado al proceso de construcción histórica de estos espacios de encuentro.
La conversión de la Fiesta Provincial del Teatro en instrumento de política pública, estableció un nuevo paradigma. El Instituto Nacional del Teatro dispuso la intervención de un jurado que evalúa la calidad de las obras en competencia y premia la mejor producción. El público no cuenta con voto directo en la elección. De esta manera, la Fiesta se convirtió en una instancia de legitimación de las producciones locales, quizá, la más relevante. La obra ganadora obtiene un paquete de contrataciones anuales, para desempeñarse como representante provincial en las actividades que organiza el Instituto. En este nuevo paradigma de las Fiestas, sería pertinente preguntarse hasta dónde pueden los discursos artísticos en competencia desviarse de lo políticamente correcto, especialmente, si consideramos que el proceso de evaluación de las obras lo realiza un Jurado compuesto mayoritariamente por representantes del Estado.
La cultura es un continuo diverso en evolución, ninguna de sus expresiones está exenta de actualizaciones. En este sentido, la Fiesta Provincial de Teatro es hoy distinta a la que fue originalmente y, posiblemente, será diferente a la que se realizará en el futuro.