La presidente brasileña, Dilma Rousseff, recibió ayer con honores de Estado a su homólogo boliviano, Evo Morales, con quien trató diversos asuntos relativos a energía, infraestructura, comercio, cooperación y combate al narcotráfico.
Morales llegó al Palacio presidencial de Planalto y, antes de saludar a Rousseff, pasó revista a las tropas que vestían uniformes de época.
Los mandatarios escucharon los himnos de ambos países y luego se dirigieron al despacho de Rousseff, donde mantuvieron primero una reunión privada a la que luego se unieron sus ministros.
Uno de los asuntos que abordaron en esas reuniones fue un proyecto para la construcción de un ferrocarril entre el puerto brasileño de Santos, en el océano Atlántico, y las terminales peruanas de Ilo o Matarani a través del territorio boliviano.
El proyecto es impulsado personalmente por Morales desde hace años, pero hasta hoy no ha prosperado y ahora tiene el obstáculo de que Brasil ya acordó con Perú y China, que financiaría las obras, la construcción de un tren "transoceánico" que llevaría a los mismos puertos peruanos, pero sin pasar por Bolivia.
También fue analizada la posible ampliación, por otros veinte años, del contrato mediante el cual Bolivia suministra gas natural a Brasil, firmado en 1999 y que vencerá en 2019.
Según la programación difundida por la Presidencia brasileña, Rousseff y Morales hicieron una declaración a los periodistas después de su reunión y luego compartieron un almuerzo en el Palacio de Itamaraty, sede de la Cancillería, tras el cual el mandatario boliviano emprendió el regreso a su país.
Se trató de la primera visita oficial del presidente boliviano Evo Morales a Brasil desde que Rousseff llegó al poder, hace poco más de cinco años.
La presidente brasileña, Dilma Rousseff, recibió ayer con honores de Estado a su homólogo boliviano, Evo Morales, con quien trató diversos asuntos relativos a energía, infraestructura, comercio, cooperación y combate al narcotráfico.
Morales llegó al Palacio presidencial de Planalto y, antes de saludar a Rousseff, pasó revista a las tropas que vestían uniformes de época.
Los mandatarios escucharon los himnos de ambos países y luego se dirigieron al despacho de Rousseff, donde mantuvieron primero una reunión privada a la que luego se unieron sus ministros.
Uno de los asuntos que abordaron en esas reuniones fue un proyecto para la construcción de un ferrocarril entre el puerto brasileño de Santos, en el océano Atlántico, y las terminales peruanas de Ilo o Matarani a través del territorio boliviano.
El proyecto es impulsado personalmente por Morales desde hace años, pero hasta hoy no ha prosperado y ahora tiene el obstáculo de que Brasil ya acordó con Perú y China, que financiaría las obras, la construcción de un tren "transoceánico" que llevaría a los mismos puertos peruanos, pero sin pasar por Bolivia.
También fue analizada la posible ampliación, por otros veinte años, del contrato mediante el cual Bolivia suministra gas natural a Brasil, firmado en 1999 y que vencerá en 2019.
Según la programación difundida por la Presidencia brasileña, Rousseff y Morales hicieron una declaración a los periodistas después de su reunión y luego compartieron un almuerzo en el Palacio de Itamaraty, sede de la Cancillería, tras el cual el mandatario boliviano emprendió el regreso a su país.
Se trató de la primera visita oficial del presidente boliviano Evo Morales a Brasil desde que Rousseff llegó al poder, hace poco más de cinco años.