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Segunda jornada de protesta

Lunes, 13 de abril de 2015 00:00
Manifestación / Brasileños salieron a las calles a pronunciarse en contra de la presidente. 
Los brasileños volvieron en la mañana de ayer a las calles de varias ciudades para protestar contra el Gobierno y la corrupción pero en menor número que el 15 de marzo pasado, cuando cerca de dos millones de manifestantes marcharon por decenas de ciudades.
La merma frustró a los convocantes: Movimiento Ven a la Calle, Revoltosos On Line y Movimiento Brasil Libre, que se presentan como independientes de los partidos políticos y esperaban que la protesta convocada por medio de las redes sociales volviera a tener la masividad que tuvo hace un mes.
Los convocantes antes nombrados se manifestaron indignados con la situación política y económica del país y reivindican reformas, mayores inversiones en salud y educación, y combate a la corrupción.
Gran parte de los manifestantes exigían la renuncia de la presidente brasileña, Dilma Rousseff, o que el Congreso le abra un juicio político con vistas a su destitución por la supuesta responsabilidad de la mandataria en el escándalo de corrupción descubierto en la petrolera brasileña Petrobras.
Según una encuesta divulgada por la firma Datafolha, el 75 % de los brasileños apoya las manifestaciones y un 63 % defiende el juicio político contra la jefe de Estado, aunque esos guarismos no se reflejaron en las calles en las primeras horas del día.
El gigantesco escándalo de corrupción en el seno de la petrolera estatal, investigado desde hace más de un año, ha ganado dimensión en los últimos días con la apertura de investigaciones a cerca de 50 políticos, en su mayoría oficialistas, que supuestamente recibieron sobornos de miles de millones de dólares desviados de la petrolera.
El descontento también ha sido generado por el deterioro de la economía, que sólo creció un 0,1 por ciento el año pasado. El descontento también ha sido generado por el deterioro de la economía, que sólo creció un 0,1 por ciento el año pasado.
En todas las protestas los manifestantes marcharon vistiendo camisas con los colores amarillo y verde de la bandera nacional, en su mayoría de la selección de fútbol, y cargando letreros en los que expresaban sus reivindicaciones. "Fuera Dilma", "Fin a la corrupción" y "Fuera el PT" (en referencia al oficialista Partido de los Trabajadores) eran los letreros y los gritos que se repetían en todas las ciudades, aunque no faltaban reivindicaciones regionales y de grupos específicos, como las que pedían aumentos salariales para profesores o que se archive el proyecto de ley que reglamenta la contratación de trabajadores tercerizados. Pese a que los organizadores de las protestas insisten en definirse como demócratas, algunos grupos minoritarios defendían incluso una intervención militar para derrocar a la jefe de Estado.
En Brasilia, el número de manifestantes cayó desde los 50 mil contabilizados por las autoridades el 15 de marzo hasta unos 20 mil que, según la Policía, marcharon ayer por la Explanada de los Ministerios, la ancha avenida diseñada por el célebre arquitecto Oscar Niemeyer, sobre la que están ubicadas las principales sedes de los tres poderes.
En Belo Horizonte, capital de Minas Gerais, sólo un cuarto de los 20 mil manifestantes de marzo, según datos de la Policía, se congregaron ayer en la Plaza de la Libertad, informó una agencia de noticias.
De todos modos, si bien la convocatoria en 35 ciudades de 12 estados fue pobre, se estimaba que los números finales irían en ascenso al finalizar el día, para cuando estaban programadas protestas en muchos municipios y en San Pablo, la mayor ciudad del país y en donde cerca de un millón de personas participó en la manifestación del 15 de marzo.

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Los brasileños volvieron en la mañana de ayer a las calles de varias ciudades para protestar contra el Gobierno y la corrupción pero en menor número que el 15 de marzo pasado, cuando cerca de dos millones de manifestantes marcharon por decenas de ciudades.
La merma frustró a los convocantes: Movimiento Ven a la Calle, Revoltosos On Line y Movimiento Brasil Libre, que se presentan como independientes de los partidos políticos y esperaban que la protesta convocada por medio de las redes sociales volviera a tener la masividad que tuvo hace un mes.
Los convocantes antes nombrados se manifestaron indignados con la situación política y económica del país y reivindican reformas, mayores inversiones en salud y educación, y combate a la corrupción.
Gran parte de los manifestantes exigían la renuncia de la presidente brasileña, Dilma Rousseff, o que el Congreso le abra un juicio político con vistas a su destitución por la supuesta responsabilidad de la mandataria en el escándalo de corrupción descubierto en la petrolera brasileña Petrobras.
Según una encuesta divulgada por la firma Datafolha, el 75 % de los brasileños apoya las manifestaciones y un 63 % defiende el juicio político contra la jefe de Estado, aunque esos guarismos no se reflejaron en las calles en las primeras horas del día.
El gigantesco escándalo de corrupción en el seno de la petrolera estatal, investigado desde hace más de un año, ha ganado dimensión en los últimos días con la apertura de investigaciones a cerca de 50 políticos, en su mayoría oficialistas, que supuestamente recibieron sobornos de miles de millones de dólares desviados de la petrolera.
El descontento también ha sido generado por el deterioro de la economía, que sólo creció un 0,1 por ciento el año pasado. El descontento también ha sido generado por el deterioro de la economía, que sólo creció un 0,1 por ciento el año pasado.
En todas las protestas los manifestantes marcharon vistiendo camisas con los colores amarillo y verde de la bandera nacional, en su mayoría de la selección de fútbol, y cargando letreros en los que expresaban sus reivindicaciones. "Fuera Dilma", "Fin a la corrupción" y "Fuera el PT" (en referencia al oficialista Partido de los Trabajadores) eran los letreros y los gritos que se repetían en todas las ciudades, aunque no faltaban reivindicaciones regionales y de grupos específicos, como las que pedían aumentos salariales para profesores o que se archive el proyecto de ley que reglamenta la contratación de trabajadores tercerizados. Pese a que los organizadores de las protestas insisten en definirse como demócratas, algunos grupos minoritarios defendían incluso una intervención militar para derrocar a la jefe de Estado.
En Brasilia, el número de manifestantes cayó desde los 50 mil contabilizados por las autoridades el 15 de marzo hasta unos 20 mil que, según la Policía, marcharon ayer por la Explanada de los Ministerios, la ancha avenida diseñada por el célebre arquitecto Oscar Niemeyer, sobre la que están ubicadas las principales sedes de los tres poderes.
En Belo Horizonte, capital de Minas Gerais, sólo un cuarto de los 20 mil manifestantes de marzo, según datos de la Policía, se congregaron ayer en la Plaza de la Libertad, informó una agencia de noticias.
De todos modos, si bien la convocatoria en 35 ciudades de 12 estados fue pobre, se estimaba que los números finales irían en ascenso al finalizar el día, para cuando estaban programadas protestas en muchos municipios y en San Pablo, la mayor ciudad del país y en donde cerca de un millón de personas participó en la manifestación del 15 de marzo.

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