PURMAMARCA (Corresponsal). Como todos los años en este bello pueblo la magia de los pesebres acompañaron con adoraciones el nacimiento del Niño Jesús y así lo harán hasta el día de la llegada de los Reyes Magos.
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PURMAMARCA (Corresponsal). Como todos los años en este bello pueblo la magia de los pesebres acompañaron con adoraciones el nacimiento del Niño Jesús y así lo harán hasta el día de la llegada de los Reyes Magos.
En el barrio 10 Viviendas las adoraciones comenzaron hace dos semanas. El pesebre "Campanitas de Belén" o el de "Doña Gloria", como todos lo conocen fue armado por ella y por los vecinos para recibir a los niños que con gran devoción adoran a la imagen de Jesús recién nacido.
Los pesebres continúan adorando hasta el 6 de enero, el de la iglesia recorre algunas casas del pueblo que invitan a la imagen de Jesús.
Aquel pesebre que ha visto pasar a muchas generaciones de purmamarqueños fue creado hace 35 años por Gloria Mabel Cruz de Chañi y su familia. Desde allí que para esta época desde el patio de su casa se escuchan los sonidos del bombo, la quena y el redoblante que retumban por los cerros de colores.
El día de Navidad, los niños asistieron entusiasmados cerca de las siete de la tarde acompañados de sus padres, que viendo a sus hijos adorar con gran devoción recuerdan bellos momentos de la infancia.
Distintas danzas
Adoraron la palomita, el borrachito, el corazón, San José, danzaron con las cintas en formas de estrellas y el cruzadito, el favorito de los chicos. Luego compartieron pan dulce y gaseosas, ofrecidos por la familia Chañi y se retiraron a seguir adorando en el pesebre de la iglesia Santa Rosa de Lima, pero no sin antes cantar villancicos y despedirse del Niño Jesús hasta mañana.
Adorar es una de las más bellas tradiciones de Purmamarca, que sigue manteniendo su cultura que es transmitida de generación en generación. Algunos adultos y abuelos coinciden en que la cantidad de niños que asisten es menor a otros años, pero lo cierto es que los que van cada tarde y cada noche adoran con gran fe y devoción, como lo han aprendido de sus padres.