Donald Trump se transformó en 2024 en el segundo mandatario en la historia de Estados Unidos en ganar, perder y volver a ganar una elección presidencial, después de Grover Cleveland en 1893. La victoria obtenida por el magnate fue mucho más amplia de la pronosticada por las encuestas.
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Donald Trump se transformó en 2024 en el segundo mandatario en la historia de Estados Unidos en ganar, perder y volver a ganar una elección presidencial, después de Grover Cleveland en 1893. La victoria obtenida por el magnate fue mucho más amplia de la pronosticada por las encuestas.
Trump, que será el presidente de mayor edad en asumir el cargo con 78 años, logró su victoria tras una controvertida campaña electoral. Esta se vio marcada por la renuncia de Joe Biden después de un desempeño cognitivo cuestionado en el primer debate presidencial, lo que llevó a la vicepresidente Kamala Harris a asumir la candidatura demócrata de forma rápida y no organizada.
La campaña de Trump materializó políticamente los intentos de asesinato que sufrió, y además utilizó un discurso populista, con críticas a la élite política y promesas de revertir decisiones clave de la administración Biden-Harris. Su regreso al poder se produce en un contexto global difícil, con rivalidades geopolíticas intensificadas y crisis económicas derivadas de la inflación mundial que requieren de cooperación internacional. Este escenario plantea dudas sobre cómo la administración Trump afrontará estos obstáculos y qué impacto tendrá su liderazgo en la política nacional e internacional de Estados Unidos y del mundo entero.
Entre 2025-2029 la Casa Blanca llevará a cabo una agenda muy diferente a la de Joe Biden. Ahora, con una mayor experiencia y control sobre el Partido Republicano, el magnate buscará implementar sus políticas sin reparos. Sus prioridades incluyen finalizar la construcción del muro fronterizo con México, implementar un programa de deportaciones masivas, recortar regulaciones climáticas y adoptar medidas económicas proteccionistas para buscar impulsar la economía local. En política exterior, Trump busca terminar la guerra en Ucrania y reconfigurar las relaciones con aliados y adversarios. Sin embargo, su presidencia no será fácil, ya que enfrenta un panorama global complejo, con conflictos en curso y tensiones geopolíticas que van en aumento, especialmente en Asia Pacífico y Oriente Medio. Esto pondrá a prueba su capacidad de liderazgo y de cumplir sus promesas para poner a Estados Unidos lo más importante.
Los republicanos desempeñarán un papel importante, ya que tienen control tanto del Senado como de la Cámara de Representantes. Esta configuración política otorga al partido un gran poder para implementar su agenda legislativa, al menos durante los primeros dos años del mandato. Los intereses principales de los republicanos se centrarán en extender las rebajas fiscales que vencen a finales de 2025, introducir nuevas reducciones impositivas, endurecer las políticas migratorias y relajar la regulación en sectores clave como el petrolero, financiero, automotriz y de telecomunicaciones. Sin embargo, la administración Trump podría enfrentar problemas internos debido a la diversidad de opiniones dentro del partido, especialmente entre los conservadores tradicionales y los seguidores más leales a Trump. Pese a ello, los partidarios pro-Trump ahora son mayoría, algo que no ocurría cuando venció en 2016.
Tras la derrota de Kamala Harris, el partido demócrata se enfrenta a un periodo de oposición, transición y reestructuración interna. A nivel federal, con una minoría en ambas cámaras del Congreso, su capacidad para bloquear la agenda legislativa de Trump será muy limitada, casi nula.