Cuando el día empieza a crecer, ella devela su labor en el taller que ve la luz en San Pedrito. Allí, vuela con su inspiración y la aplica sabiamente en sus trabajos que nacen como proyectos útiles y con estilo.
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Cuando el día empieza a crecer, ella devela su labor en el taller que ve la luz en San Pedrito. Allí, vuela con su inspiración y la aplica sabiamente en sus trabajos que nacen como proyectos útiles y con estilo.
La habilidad de María Luz Acho Avendaño se desprende en piezas únicas livianas, sencillas y hermosas en la intención de ser funcionales.
Cada labor se abre al mundo desde un paso a paso que se concreta con paciencia, acomodándose al gusto popular y que no se mide en molderías.
"Empiezo desde cero mis trabajos y con lo que es trasladar los patrones a las telas y empezar a confeccionar", dijo Acho Avendaño.
Algunas veces devela mochilas, otras resalta riñoneras o recrea porta celulares, con la versatilidad de ser genuinos y brillantes a la primera de las vistas.
En las distintas maneras de concebir llaveros, las cintas y los diseños animal print, los colores vibrantes y los cálidos son los que elige para conquistar la mirada femenina, sobre todo.
Aunque, para ellos, las tonalidades oscuras y con texturas únicas, las implementa en bandoleras, bolsos botineros y necessaires unisex, con actitud, característica que hace referencia a su entusiasmo por convertir una idea, en una realidad útil con aristas novedosas.
"Utilizo la cuerina que es un sintético en calidad 'Pu' y, en este tiempo, por solicitud en puffer o canelón que viene en diferentes colores. En cordura, que es más rígido o deportivo y que uso para las mochilas o las cartucheras", expresó la artesana en marroquinería que para escalar con este proyecto, tomó cursos presenciales y vía online. A partir de ahí, la inspiración es infinita en lo referente a propuestas y materiales.
Ver que su anhelo -concebido nueve años atrás- en esta actividad está en pleno crecimiento, significa un impulso motivacional importante.
Y es que el emprendimiento se impulsó gracias a su alma de madre por querer ayudar a su hijo desde su lugar. "Mi hijo estaba estudiando en Salta, comenzando la carrera de Ingeniería Civil y como mi esposo es un trabajador independiente, vi la necesidad de colaborar para los gastos de mi hijo", aseguró Acho Avendaño que desde el principio del camino amó la marroquinería.
"Era algo que me gustaba y mis primeras ventas fueron a mis hermanas que me fueron comprando los materiales", dijo. No obstante, a través de los años y de una práctica con un sinnúmero de obras que superaron sus propias expectativas, también recibió a personas que la animaron a exponer su labor fuera del circuito familiar.
"¿Por qué no explorar otros lugares?", se preguntó la emprendedora que, al final, se animó al encuentro con nuevos públicos, guiada por la intuición que la condujo a espacios aptos para la venta.
Fue activa participante en la feria "Las Manos Hacen", en el Paseo de los Emprendedores en el parque San Martín y también en la feria del Ministerio de la Producción, como en el salón del diario Pregón.
Y como la imaginación no descansa, continúa confeccionando mochilas, bolsos, totes y porta vasos térmicos con correas regulables combinando texturas.
Así, dependiendo las épocas del año, salen a la luz cartucheras y mochilas para el inicio de clases o combos especiales como para el Día del Padre, por ejemplo.
Cada obra es producto de una idea que pasa por el proceso de llegar a materializarse de la mejor manera y sorprender hasta a la propia creativa con el milagro de su labor finalizada.
"Hacer los trabajos con las manos, me hace reflexionar y me va generando emociones porque depende cómo uno se encuentra. Crear con las manos, algo que nunca imaginé y cuando lo veo terminado que tiene algo mío, veo que la gente lo valora porque busco que sea de calidad y me llena de felicidad", indicó con la sutileza de una artesana minuciosa que corta y arma pieza por pieza para completar su proyecto y dejarlo en lo más alto, creando siempre creando para cautivar.