Olga Julieta Sánchez de Salazar, naturalizada argentina, nació el 25 de mayo de 1925, en el Cantón de Chocaya, departamento de Potosí, República de Bolivia. Su vida fue una travesía marcada por el esfuerzo y la vocación, huérfana de madre a los ocho años y luego de padre durante su adolescencia, logró culminar sus estudios en el Colegio "Nuestra Señora del Huerto", donde se recibió con medalla de honor como maestra nacional en 1944.
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Olga Julieta Sánchez de Salazar, naturalizada argentina, nació el 25 de mayo de 1925, en el Cantón de Chocaya, departamento de Potosí, República de Bolivia. Su vida fue una travesía marcada por el esfuerzo y la vocación, huérfana de madre a los ocho años y luego de padre durante su adolescencia, logró culminar sus estudios en el Colegio "Nuestra Señora del Huerto", donde se recibió con medalla de honor como maestra nacional en 1944.
Trabajó inicialmente en la Municipalidad de La Quiaca, luego comenzó su carrera docente en la escuela provincial Nº 86 "Hipólito Yrigoyen" de La Quiaca, fue maestra de grado en la escuela de Sansana Norte. Tras un censo escolar, fundó una escuela en el paraje Río Grande, entre Tres Cruces y Mina El Aguilar. En 1953 fue designada en la escuela "Juanita Stevens" y desde 1958, formó parte del plantel inicial de la escuela Nº 68 "Maestra Concepción Cicarelli".
En paralelo también ejerció la docencia en el ámbito privado en el Instituto Santa Bárbara. Más tarde trabajó en escuelas vespertinas y culminó su carrera en 1976 como directora de la escuela Nº 164 "Mariano Gordaliza", dejando una huella como educadora y directora, siempre recordada por sus colegas y alumnos.
Fue también fuera del aula donde brilló con fuerza propia. Junto a su esposo Dalmacio Salazar y un grupo de coterráneos, fundó en 1955 la peña folclórica "Remolinos Quiaqueños", que más tarde daría origen al Centro de Residentes Quiaqueños. Desde allí desplegó una tarea cultural y solidaria que unió a los pueblos de La Quiaca, Yavi y San Salvador de Jujuy, en un intercambio constante de saberes, arte y ayuda concreta.
Su casa de barrio Ciudad de Nieva se transformó en refugio y escenario para músicos, poetas y artistas del noroeste como Hilarión Gorena, sus hijos Hugo y Conejin Gorena, Venancio Rivero, Lucio Cholele, los hermanos Quintín, Lulo y Walter Burgos; Gueyo Mealla. También por músicos y poetas de Salta como Perico Rioja, los Hermanos Dino, Celso y Walter Saluzzi; el Trío Azul; Isvelio Godoy; El Maestro Vera; Los Tres de Salta, Serenata Saavedra; Ariel Petrocelli.
Entre 1984 y 1991 publicó tres obras fundamentales que rescatan la cultura de la Puna jujeña. La primera, "Estampas Puneñas y Remembranzas Quiaqueñas" (1984), dedicada a su esposo Dalmacio, relata con anécdotas vivencias festivas como la Pachamama, la fiesta de Santa Ana, las fogatas de San Juan y los carnavales de La Quiaca. En 1989 editó "Creencias y Supersticiones Puneñas", con temas como el Misachico y la Leyenda de la Coca. En 1991 publicó "Comidas y Bebidas Puneñas - Recetario I", con recetas tradicionales. Sus obras fueron reeditadas en varias oportunidades y solicitadas como material de consulta incluso por universidades.
Supo llevar la voz de la Puna a nuevas audiencias, mucho antes de que el interés por lo ancestral y lo territorial fuera tendencia, así fue que en el año 1986 participó en la Feria del Libro de Buenos Aires, donde disertó sobre la Puna jujeña y recolectó donaciones para comunidades del norte. Como consecuencia de su participación fue invitada a programas de televisión y radio nacionales como "El Espejo" conducido por Cesar Macetti y el programa radial "Con Ustedes" de Fernando Bravo en el año 1990.
Vivió sus últimos años afectada por el Mal de Alzheimer, aun así su familia decidió mantener viva su obra reeditando en el año 2010 sus textos y destinando lo recaudado a obras solidarias en la Puna, inaugurando un polideportivo de la escuela de Frontera N°2 de Yavi Chico.
En el año 2012, en el marco de los festejos por el Bicentenario del Éxodo Jujeño, fue distinguida en el Senado de la Nación con la Mención de Honor "Senador Domingo Faustino Sarmiento", en reconocimiento a su trayectoria y aporte cultural.
Olga Julieta Sánchez de Salazar falleció en junio de 2014. Fue mucho más que una maestra, fue una auténtica sembradora de identidad, gestora cultural incansable y transmisora del patrimonio inmaterial de nuestra Puna jujeña. Sin pretensiones literarias, pero con una voz auténtica y profundamente enraizada en esta tierra que hizo propia, dejó un legado invaluable que hoy forma parte del acervo cultural de Jujuy.