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6 de Agosto,  Jujuy, Argentina
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Dr Lino Salvatierra: historia de vida, vocación y familia

Se recibió de médico en 1972 y se instaló en Ledesma. Fue el creador de la Fundación ARS Médica.

Jueves, 27 de marzo de 2025 00:00
LA FAMILIA | A LOS QUE AMABA PROFUNDAMENTE

Lino Salvatierra nació el 23 de septiembre de 1944 en el Ingenio La Esperanza, en San Pedro de Jujuy. Sin embargo, según su documento de identidad, figura como nacido en octubre. Esa incongruencia le valió la broma de que lo habían llevado caminando hasta el Registro Civil.

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Lino Salvatierra nació el 23 de septiembre de 1944 en el Ingenio La Esperanza, en San Pedro de Jujuy. Sin embargo, según su documento de identidad, figura como nacido en octubre. Esa incongruencia le valió la broma de que lo habían llevado caminando hasta el Registro Civil.

Su nombre, Lino, se debe al calendario. En aquella época era común elegir los nombres de los recién nacidos según el santoral del día. Así fue bautizado en honor a San Lino, segundo papa después de San Pedro, y también, quizás, por la falta de imaginación de sus padres. Curiosamente, no se repitió la costumbre con sus hermanos, Abel Santos y Gloria Raquel.

AMIGO DE LA PESCA | UNA PARTE IMPORTANTE DE SU VIDA

Los primeros años

Lino vivió su infancia en el lote San Antonio, en San Pedro de Jujuy, a unos cuatro kilómetros del Ingenio La Esperanza. Para ir a la escuela Esteban Leach N°4, recorría ese trayecto en bicicleta. Como no había iluminación, como ahora, lo hacía silbando para ahuyentar el miedo a la oscuridad.

PROFESIONALES | QUE FORMAN PARTE DE LA FUNDACIÓN ARS MÉDICA

Sus estudios

Cursó sus estudios secundarios como pupilo en el Colegio Belgrano, en la provincia de Salta. Siempre dijo que haber estudiado lejos de casa fue una gran decisión... aunque su psicóloga no estaba tan convencida.

Fue su padre, Desiderio Salvatierra, quien decidió inscribirlo allí, temiendo que, si Lino se quedaba en San Pedro, terminara siendo un "vago" aficionado al alcohol. No se equivocó del todo: su hijo terminó la secundaria en 1967 y partió a Córdoba con el propósito de convertirse en médico.

FORMACIÓN | PARTICIPABA DE JORNADAS Y CONGRESOS EN TODO EL PAÍS

Su vocación llegó de manera "espontánea", luego de que su padre le dejara en claro dos cosas: que no tenía futuro como futbolista profesional y que la familia necesitaba un médico, no un odontólogo.

En Córdoba se alojó en una pensión de la calle Chubut 74, al ladito de la casa de José Ignacio "Chango" Rodríguez, en el barrio Alberdi. Allí, según contaba con picardía, colaboró en la creación de la Zamba de Alberdi, se enamoró del "Pirata cordobés" y conoció a María de las Mercedes Llorente, con quien se casó en 1974 en la Iglesia María Auxiliadora de la ciudad de Córdoba.

Tras recibirse de médico cirujano en 1972, se instaló con Mercedes en Ledesma, Jujuy. Allí fue contratado como médico del Ingenio Ledesma y nació su primer hijo, Javier. Luego se mudaron a Buenos Aires, donde Lino se especializó en Hematología y Oncología Clínica, reafirmó su amor por Boca Juniors y nació su segundo hijo, Alejandro. Más tarde regresaron a Jujuy y se establecieron en San Salvador, donde nació Germán, su tercer hijo.

 

Vivieron una historia de amor que culminó en buenos términos. Lino y Mercedes, de común acuerdo, decidieron divorciarse, pero nunca dejaron de ser amigos. Compartieron reuniones familiares, celebraciones e incluso unas vacaciones, ya con nuevas parejas.

Años después, Lino se volvió a enamorar y se casó con Marta Beatriz Valdez. De esa unión nacieron Julieta (1992) y Florencia (1997). Sin embargo, en 2001 también pusieron fin a su matrimonio.

Con el tiempo, Lino optó por no volver a casarse, aunque compartió su vida con Irma Gabriela Guardiani, quien sumó a Melina a la familia.

OCTUBRE ROSA | CONCIENTIZACIÓN EN TILCARA

Apasionado del deporte y muy sociable

Tenía muchísimos amigos, que podían clasificarse de mil maneras: los de cada día de reunión, los del martes, los del jueves (siempre en lo del Oveja), los del deporte, divididos entre los de tenis, los de pádel y los de fútbol; los que venían de abajo, los chuchis; los de cada provincia a quienes había conocidos en cada congreso médico, e incluso los de distintas generaciones. Si era amigo de sus hijos, también lo era de los amigos de sus hijos.

Su ideología conservadora venía de la infancia. Una vez quiso una bicicleta de las que entregaba Evita, pero su padre le dijo que la tendría solo cuando pudiera comprársela con su propio esfuerzo. Solía decir, medio en broma medio en serio, que era "gorilita" desde chico.

APASIONADO DEL DEPORTE | JUNTO A SU EQUIPO DE FUTBOL COMPARTIÓ GRATOS MOMENTOS.

Un gran profesional

Como profesional, su currículum ocupa casi doscientas páginas. Pero prefería resumirlo así: fue Jefe del Servicio de Hematología y Oncología del hospital "Pablo Soria", representante del NOA en la Sociedad Argentina de Hematología, realizó una rotación en el Instituto de Oncología de Milán, fue investigador del Gatla e integró la Comisión de Linfomas, presidió la Sociedad de Oncología del NOA y, en sus últimos años, fundó y lideró la Fundación Ars Médica. Y eso es solo el comienzo de un largo etcétera.

Sin embargo, más allá de sus logros académicos, Lino fue, ante todo, una persona noble, humana y cálida, empático ante la angustia. Un buen compañero para querer estar sano y para transitar esas enfermedades que además del cuerpo te hacen crujir el alma. Siempre impecable con su guardapolvo, pero también con un bizcocho en el bolsillo.

Tenía un trato familiar con sus pacientes, y era paciente con su familia. Se ocupaba de que sus procedimientos, como punciones o biopsias de médula, fueran lo menos dolorosos posible. Podía pasar una hora aplicando anestesia, repitiendo una y otra vez: "¿Te duele?". Le dolía el dolor ajeno. El colega que más lo ama solía decirle que trabajar con él era un lujo. Lino le devolvía el halago con la mirada humedecida.

ACTIVIDAD | TALLER DE ARTE CON PACIENTES

Una persona sumamente sociable, con un manifiesto deseo de ayudar al prójimo, o de contactar a quien pudiera hacerlo, cuando escapaba a sus posibilidades. Sus hijos recuerdan que, si se colaban en un cumpleaños de quince, bastaba con decir su nombre para ser bienvenidos.

Era extremadamente generoso, y no solo con el dinero. Viajó por el mundo, pero no solo para él: se empeñaba en que su familia también lo conociera. Hacía lo imposible para que viajaran con él. Soñaba con alquilar un vuelo chárter y llevarlos a todos juntos de gira mundial.

Amaba el deporte, y el fútbol por sobre todo. Era capaz de acortar un día en pareja en París o en Venecia solo para llegar a jugar un sábado. A veces, esas prioridades se convertían en "causas que hacían imposible la vida en común". Cuando ya no pudo jugar más, iba a ver a sus hijos con su gorrita, su andador y una bolsita de coca.

EL DR. LINO SALVATIERRA | PRESENTE EN LA CONCIENTIZACIÓN "OCTUBRE ROSA"

Amaba profundamente a su familia, a sus amigos, y a los amigos de sus hijos, que, tarde o temprano, terminaban siendo también los suyos. Disfrutaba los asados, las fiestas, los partidos y los terceros tiempos. Era un verdadero anfitrión de la vida.

Con sus nietos se reunía todos los jueves. Les hacía adivinar qué iban a comer, y ese gesto se convirtió en un ritual que ellos continúan hasta hoy.

Y amaba a Boca Juniors, casi tanto como a su familia. A tal punto que, desde su partida, es Boca lo que más logra reunirlos.

Hasta el último momento, peleó por cada bocanada de aire. En sus últimos días, cuando su memoria ya no reconocía rostros ni nombres, respondió con claridad a una sola pregunta:

-Papá, ¿de qué cuadro sos?

Y, como si nada estuviera pasando, con esa expresión de "ve, mirá la pregunta", respondió:

-De Boca.

A un año de su partida, nos sigue costando aceptar que su nombre y la palabra "muerte" puedan ir en la misma frase. Suena extraño, como si no tuviera sentido. Como si lo escucháramos decir: "íÉsta falleció!" y nosotros respondiéramos: "Sí, esa también..." y nos riéramos, con ese humor que nace a veces del llanto.

Te extrañamos, Lino. La vida te extraña. Sigue andando, pero ha perdido ganas y colores. Te extrañan los consultorios y los consultantes. Te extraña tu compañero, que reniega de su memoria por recordarte tanto y por aprehenderse hasta tus pasos.

Aquí seguimos, acostumbrándonos. Como dice Antonio: el partido continúa. Pero ahora con menos miedo del final y la fe intacta de que nos volveremos a encontrar... en un lugar reservado para quienes nunca se fueron a la B.

OCTUBRE ROSA | CONCIENTIZACIÓN EN TRIBUNALES

 

 

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