El 30 de septiembre pasado se conmemoró el Día del Trastorno del Desarrollo del Lenguaje (TDL). En este marco, un reciente estudio publicado por la Universidad Austral reveló un dato alarmante: este trastorno afecta ya al 7,4% de los niños y, lo que es peor, muchas veces pasa desapercibido.
En diálogo con El Tribuno de Jujuy, Ana Paula Domínguez, fonoaudióloga con especialización en neurolingüística, analizó esta tendencia. "Más del 70% de los niños de tres años hoy no hablan, o llegan a la consulta diciendo palabritas sueltas, no responden a su nombre, no hacen un buen contacto visual, y no todo es autismo. Existe este gran cuadro que es el Trastorno del Desarrollo del Lenguaje, o es el lenguaje totalmente afectado por el abuso de pantallas desde muy pequeños", sentenció.
La especialista explicó que el TDL es un trastorno del neurodesarrollo neurobiológico. Puede afectar dos aspectos del lenguaje, comprensión y expresión, o solo uno de ellos.
Para entender el impacto, Domínguez detalló cómo se manifiesta cada vertiente, el lenguaje expresivo afectado es la dificultad en el uso del lenguaje para comunicarse. "Vamos a observar un niño con un vocabulario limitado, problemas para construir oraciones complejas o usar la gramática adecuada, incluidos los tiempos verbales y pronombres", explicó.
Mientras que el lenguaje comprensivo afectado, es la dificultad para entender el lenguaje de otros. "Veremos problemas para seguir instrucciones o entender conceptos básicos, y sobre todo dificultad para comprender el significado de palabras o frases", describió.
Detección temprana
La licenciada Domínguez hizo hincapié en la necesidad de que los padres y cuidadores conozcan las etapas del desarrollo normal para identificar cualquier incongruencia. Un niño pequeño a los dos meses de vida ya empieza a tener contacto visual con la madre, padre o cuidador; un mes después debe tener la capacidad de reírse.
Entre los cuatro y cinco meses se empiezan a ver los primeros balbuceos, este se debe ir enriqueciendo más hasta llegar al año. A los tres años, un niño debe ser capaz de responder al nombre, hacer contacto visual, primeras palabras, conocer animalitos, entender el lenguaje del otro. "Si nosotros vemos que a los 3 años no existe esta construcción, tengo que consultar", enfatizó la especialista.
"Es importante poder detectar a tiempo este trastorno por que el lenguaje tiene que tener sus etapas y se tiene que construir en las etapas adecuadas. No nos olvidemos nunca que antes de leer, hay que entender lo que escuchamos", comentó Domínguez. Un lenguaje afectado, en una o ambas vertientes, impactará en la lectoescritura al llegar a los 6 años.
Es decir, al no incorporar nuevas palabras o tener una estructura lingüística incompleta, los niños con TDL pueden enfrentar problemas de competencia lingüística para comunicarse con otros, lo que muchas veces desemboca en dificultades para sociabilizar o problemas emocionales.
El uso de pantallas
"Las pantallas son la gran incorporación en el ambiente de los niños, y esta incorporación está causando que nuestros niños no hablen", afirmó Domínguez.
La fonoaudióloga calificó a las pantallas como "las grandes ladronas del lenguaje". Explicó que estudios actuales demuestran que los niños que pasan más de dos horas al día frente a ellas muestran un adelgazamiento en áreas del cerebro asociadas a la atención, el control emocional y el desarrollo del lenguaje.
"Un niño que es consumidor de pantallas desde pequeño está comprobado científicamente que disminuye la incorporación de palabras. Esto ocurre porque la pantalla no ofrece un intercambio. El lenguaje tiene un desarrollo puramente humano", concluyó.
Abordaje terapéutico
En el consultorio, las preguntas más frecuentes son: ¿Es autismo?, ¿Es un hablante tardío?, ¿Es un trastorno del desarrollo del lenguaje?, ¿Qué está pasando?, cuenta Ana Paula Domínguez, cuyo enfoque inicial es trabajar con la familia, utilizo terapias basadas en evidencia, como Shaster, PRT, FDM.
El trabajo se centra en las conductas tributarias, que son la base para la construcción del lenguaje. "Es como yo les digo a los papás: vamos a empezar primero a abonar la tierra. Trabajamos en lo que no está desarrollado en el niño y buscamos todas sus fortalezas", explica.
Finalmente la profesional alertó: "El TDL es un cuadro complejo del que hay que tomar conciencia, porque puede afectar más adelante toda la construcción del lenguaje. Muchas veces pasa desapercibido y llegan a querer transitar un secundario o una universidad y ahí chocan". Por ello, resaltó la importancia de la detección temprana y de realizar un buen diagnóstico diferencial para abordarlo en toda su complejidad.
Es frecuente pero poco conocida
El TDL es una condición frecuente, pero aún poco conocida. Según datos difundidos por la Universidad Austral, la investigadora británica Courtenay Norbury (University College London) reveló que alcanza al 7,4% de la población mundial infantil. Esto significa que, en un aula de 30 chicos, al menos dos pueden estar atravesando dificultades para adquirir el lenguaje.
El impacto del TDL va más allá del lenguaje. “Como el lenguaje es la base para el aprendizaje y la socialización, su alteración puede generar problemas de conducta, de atención y de vínculos”, advierte el estudio. Los chicos con TDL tienen cinco veces más riesgo de presentar trastornos de atención que la población general. Además, entre un 50% y un 70% desarrolla dif icultades de aprendizaje