Respirar el aire más puro de la naturaleza encantadora que predomina en los jardines del Palacio de Cristal de Porto, es lo que cautiva a Gonzalo Nehuén Aguilar; el jujeño que hoy disfruta de un presente motivador bajo el cielo de Portugal.
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Respirar el aire más puro de la naturaleza encantadora que predomina en los jardines del Palacio de Cristal de Porto, es lo que cautiva a Gonzalo Nehuén Aguilar; el jujeño que hoy disfruta de un presente motivador bajo el cielo de Portugal.
Con un entorno espectacular de aves que sobrevuelan libres y pavos reales que despliegan belleza, disfruta a diario de un parque situado en la antigua freguesia de Massarelos desde donde se observan panorámicas del río Duero y del océano Atlántico.
Y es en este lugar, que el joven resalta como maravilloso en la ciudad que en la actualidad lo tiene como residente.
Pero este presente deriva de una decisión que fue pensada tres años atrás, cuando una noche de diciembre, se marcaría un nuevo destino en su vida.
La curiosidad y el anhelo por descubrir el continente europeo, se iniciaría luego de vender sus bienes para solventar los gastos en la travesía hasta España, como parada inicial que -a su vez- terminaría en Portugal, aquella ciudad de esencia cosmopolita que le abriría las puertas para completar ese anhelo de vivir nuevas experiencias.
Escribir las páginas en un nuevo capítulo de su vida, fuera de la tierra que lo vio nacer, sería toda una odisea que compartió con su esposa Maga y que comenzaría en Barcelona, España; primera urbe que pisarían luego del viaje final donde atravesaron un océano íntegro.
"Llegar a España fue un triunfo para los dos, estuvimos un mes y una semana viviendo ahí. Fue positivo pero lo cierto es que habíamos elegido Andorra o Dinamarca. Al final, nos quedamos en Barcelona por el idioma y porque queríamos probar, si no nos iba bien, no pasaba nada. Nos volvíamos", expresó en sus primeras palabras este jujeño que para ese momento -encontró en la aventura de viajar- el propósito de su existencia.
De esta manera, se presentó la oportunidad y Portugal fue el motivo que impulsó la corazonada que lo llevó a aceptar aquello que tenía que pasar.
Era a "todo o nada".
"Llegar aquí fue muy bueno porque aprendimos a descubrir un lugar que jamás pensamos, ni siquiera visitar. En lo que más se parece a Jujuy es en la amabilidad de la gente porque desde que llegamos la buena voluntad que un señor mayor nos mostró, nos hizo sentir bienvenidos", explicó. Ya el permanecer en aquél durante los primeros tiempos significó una grata vivencia que se hizo llevadera gracias a las ganas de progresar.
Además ser argentino, conlleva un plus que abre las puertas de los habitantes. Y siempre lo que prevalece es el fútbol de Messi que late en cualquier rincón del mundo.
"En la calle te encontrás con gente que habla hasta tres idiomas, cuando se dan cuenta que sos argentino se sonríen y si tenés que ir a algún lugar, te acompañan", indicó el también periodista recibido en Córdoba.
Sostiene la cultura del mate y de la yerba y ya no le cuesta adquirir dulce de leche o carne; pero la gastronomía que más extraña es la de su tierra natal.
"Lo que más veo parecido de Porto es la peatonal porque queda en pleno centro y es chiquita de dos cuadras, tiene carteles y siempre está llena de gente", indicó el supervisor de un call center francés para clientes españoles.
En la actualidad tiene amigos que son venezolanos con los que tiene una interacción cultural permanente en la que arepas y asado terminan siendo alguna de las excusas para degustar reunidos en Europa.
Haber llegado en julio a Porto le permitió vivir la previa y el mundial en toda la extensión de lo que implicó la locura futbolera que a todo argentino hizo vivir un fin de año inolvidable.
"Fue una locura estar aquí, como hay una gran cantidad de argentinos; se hizo un banderazo en la avenida de los Aliados, antes de la final", detalló Aguilar, sin olvidar que para la Copa América se disfrutaron los partidos en horarios especiales. "Como eran partidos que se jugaban a las 2 de la mañana era muy difícil encontrarlos en vivo", dijo el hincha de Boca Juniors que tiene tatuada la botita de Jujuy en el brazo.
Como todo auténtico jujeño arraigado a las costumbres, no dejó atrás la esencia que comparte con orgullo a su entorno más cercano. "Les muestro que soy de la tierra de los cerros, de cómo es la bajada de los diablos en Uquía, de la Pachamama y del cerro de los Siete Colores, saco pecho por la cultura de mi Jujuy", aseguró quien ya conoce junto a su pareja ciudades como; Sintra, Coímbra, Faro, Algarve, Guimarães y Braga. "Tuvimos la suerte de traer a nuestras mamás y las llevamos a París en Francia. Es que la calidad de vida de Portugal es diferente, pero lleva consigo lo vivido tanto en su época de estudiante universitario como secundario en el Colegio "Nuestra Señora del Huerto" o cuando fue alumno de la primaria en el colegio "Antonio María Gianelli". "Tengo recuerdos hermosos de la Fiesta de los Estudiantes, las anécdotas en el canchón con los chicos sigo manteniendo el contacto", expresó el jujeño que para finalizar, reflexionó acerca de viajar como un acto de proyectar y no de romantizar.