Musa e inspiración para vivir es la música para Marina García. Ella es una soprano jujeña que desde niña encontró en el arte de la interpretación, aquél camino que la conduciría a una vocación de la que aprende a través del sacrificio y las emociones.
inicia sesión o regístrate.
Musa e inspiración para vivir es la música para Marina García. Ella es una soprano jujeña que desde niña encontró en el arte de la interpretación, aquél camino que la conduciría a una vocación de la que aprende a través del sacrificio y las emociones.
En su casa siempre se escuchó la música porque a sus padres les gustaba lo clásico e instrumental y el folclore, por lo que se podía predecir que los sonidos se conectarían para fortalecer su don. El canto se presentó en su vida al cumplir doce años, momento en el que surgiría algo más que un estilo diferente. "Desde temprana edad me gustó cantar, pero no imaginaba que sería el camino que iba a elegir como forma de vida", expresó García. Para mejorar su interpretación, asistió a clases de canto con "Chiche" Espinoza, mentora de su recorrido artístico.
No obstante, los prejuicios y cierto escepticismo estuvieron dando vueltas en su pensamiento. Ella optó por practicar comedia musical y cantar pop lírico en su casa. "Después estudié con Susana Poma por cinco años y fui parte del coro El virque, hermosas experiencias", comentó al descubrir gradualmente el atractivo de la expresión vocal que la atravesó en emociones.
La mezcla del pop más la ópera genera el pop lírico, un estilo moderno del que se nutre Emma Shapplin, Il Divo o Andrea Bocelli. "Cuando me escuché cantando fue raro pero me gustó", dijo. Una nueva artista se formaría con paciencia y dedicación, destacando que la experiencia sería lo importante.
Su debut como solista le activaría la pasión por progresar como soprano. Y al cumplir quince años ofreció su primer concierto denominado "Una flor nace en Jujuy" en la basílica San Francisco, donde la sensibilidad cobró un vuelo nuevo. "Fue una fiesta de quince aparte, llena de nervios y toda una preparación para el vivo donde canté composiciones de Navidad como 'Noche de paz', 'Ave María' y canzonetas italianas", reveló. Al respecto de las técnicas de canto que aprendió, la motivó a consolidarse para construir una voz sana. "Los cantantes líricos cantamos con el cuerpo", indicó García, agregando que es un todo que se adapta según las etapas físicas.
En una palabra, para tener la voz acorde; ella cuida su cuerpo, sostén que le permite lucir su caudal sonoro sobre un escenario. Las vivencias como artista femenina de ópera la llevaron a ser solista y a integrar formaciones corales, desenvolviendo su energía con responsabilidad y disciplina. Conceptos que sus maestros -el barítono Luciano Garay y la mezzosoprano Guadalupe Barrientos- le aconsejaron. "Si bien apunto a ser solista porque en cada entrega uno da el alma, valoro el trabajo grupal con otras voces en concierto", expresó. Y es que para llegar al corazón de cada espectador, la interpretación lo es todo. En la tabla de registros vocales femeninos; su voz de soprano es la más aguda. Luego se encuentra mezzosoprano como intermedio y contralto, la más grave. En los varones, el más agudo es el tenor, luego el barítono y finalmente, el bajo. Así es que en cada presentación, el repertorio se encuentra adaptado a su registro vocal, a su edad y a sus estudios.
"Lo que aprendo todos los días es que el canto es un desafío diario. Lo hago con gusto aunque es difícil", comentó la joven de 27 años que en la actualidad comparte el Due Noi -Nosotros dos- junto a Julián Calabrese. Ellos cantan obras de pop lírico, tango, boleros y temas de películas; propuestas que ya fueron bien recibidas en distintos escenarios. Especialmente, en una iglesia de Capilla del Monte cuyo techo se caía. "Hicimos un concierto a beneficio, ayudamos y a la gente le gustó", indicó García que también colaboró recientemente en el videoclip de una banda palpaleña de metal sinfónico.
Explorando la música se encuentra esta joven que hoy, desde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Caba), vive con ansiedad y a la espera de iniciar sus clases en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón. "El plan es ponerme pequeñas metas y actuar en escenarios", dijo feliz de experimentar este presente en compañía de sus maestros reconocidos, sin dejar de agradecer a quienes fueron su influencia.
La vocación que brota de sus cuerdas vocales se hace sentir en el movimiento. En cada presentación, hay un cuerpo que sostiene la entrega y una voz que es energía. Y en la interpretación, el sentimiento la guía hacia la emoción propia de saber que lleva un mensaje. Sea en castellano, inglés, italiano, francés, checo, alemán, ruso o portugués, sabe que hay arte en su canto y alma en su voz.