El 8 de diciembre de 1980 parecía un día normal para John Lennon, considerado uno de los artistas más influyentes del siglo XX y conocido por ser fundador y vocalista de The Beatles. A sus 40 años, vivía un momento especial: había vuelto a la música, estaba promocionando su nuevo álbum ‘Double Fantasy’ y disfrutaba de la vida familiar junto a Yoko Ono y su hijo Sean. Esa mañana, en el edificio Dakota de Nueva York, comenzó su jornada conversando con su esposa sobre proyectos y trabajos que tenían pendientes.
Más temprano, la pareja recibió a la fotógrafa Annie Leibovitz para una sesión que se publicaría en Rolling Stone. Lennon se mostró relajado y cariñoso, posó abrazando a Yoko y, posteriormente, salió brevemente para atender una entrevista radial donde habló de música, planes futuros y su entusiasmo por el nuevo capítulo que estaba viviendo.
Al final de la tarde, Lennon y Ono se dirigieron al Record Plant Studio para trabajar en nuevas grabaciones. El ambiente era tranquilo y productivo. Técnicos y músicos que estuvieron allí ese día recordarían después que Lennon estaba feliz, participando activamente en cada detalle y haciendo bromas. Todo indicaba que era un día más de trabajo.
Cuando la pareja regresó al edificio Dakota alrededor de las 10:50 p.m., algunos fanáticos los esperaban afuera para pedir autógrafos. Entre ellos estaba Mark David Chapman, a quien Lennon ya había firmado un disco horas antes.
Chapman parecía calmado, pero en realidad llevaba tiempo obsesionado con la idea de asesinarlo. Ese momento de encuentro fue breve y tranquilo; Lennon no sospechó nada.
Minutos después, cuando Lennon y Yoko se dirigían hacia la entrada del edificio, Chapman se acercó por la espalda. Sacó un arma y disparó cinco veces. Cuatro balas impactaron en Lennon, quien logró avanzar unos pasos antes de desplomarse dentro del vestíbulo del Dakota. El portero y algunos vecinos corrieron a ayudarlo, mientras Chapman se quedó quieto en el lugar.
La policía llegó rápidamente. Los oficiales, al ver la gravedad de las heridas, decidieron no esperar una ambulancia y lo cargaron en su patrulla. En el camino hacia el Hospital Roosevelt intentaron mantenerlo consciente, pero las lesiones internas eran demasiado severas. Lennon no hablaba y estaba gravemente herido cuando ingresó al centro médico.
En el hospital, los médicos realizaron maniobras de emergencia durante varios minutos. A pesar de los esfuerzos, las heridas causadas por los disparos habían dañado órganos vitales y le ocasionaron un gran nivel de pérdida de sangre. A las 11:15 p.m., los médicos declararon la muerte de John Lennon.
Mark David Chapman: detenido por el asesinato de John Lennon
Tras disparar, Chapman permaneció en la entrada del edificio donde ocurrió el crimen, leyendo un ejemplar de The Catcher in the Rye, sin intentar huir. La policía lo arrestó minutos después, en el mismo lugar del homicidio.
En su juicio, Chapman confesó el asesinato. Fue condenado en 1981 por asesinato en segundo grado. Recibió una pena a cadena perpetua. Desde entonces permanece en prisión.
Respecto a la libertad condicional, Chapman se volvió elegible por primera vez en el año 2000, tras cumplir el mínimo requerido. Desde entonces, presentó solicitudes de parole cada cierto tiempo, pero todas fueron denegadas.
En audiencias recientes, admitió que asesinó a Lennon movido por su deseo de fama, diciendo que en aquel momento sabía que lo que hacía estaba mal, pero que quería notoriedad.
A pesar de mostrarse arrepentido, las juntas que revisan su caso consideran que Chpaman no demuestra un remordimiento verdadero ni empatía suficiente hacia la víctima, motivo por el que su libertad ha sido rechazada en múltiples ocasiones.