El ex Alto Perú, ahora Bolivia está de fiesta, Argentina y en particular Jujuy, acompañan a la hermana separada, en cumplimiento de la geo política europea del siglo XIX con reminiscencias monárquica: “dividir para reinar”. Era la segunda porción, que rompía al ex Virreinato del Río de la Plata y quedaba dividido en tres países, Argentina, Paraguay, y Bolivia.
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El ex Alto Perú, ahora Bolivia está de fiesta, Argentina y en particular Jujuy, acompañan a la hermana separada, en cumplimiento de la geo política europea del siglo XIX con reminiscencias monárquica: “dividir para reinar”. Era la segunda porción, que rompía al ex Virreinato del Río de la Plata y quedaba dividido en tres países, Argentina, Paraguay, y Bolivia.
A partir de su Independencia del 6 de agosto de 1825, el nuevo país andino, nacía con el nombre de Bolívar y la propuesta, en Asamblea de octubre de 1825, del diputado potosino, reverendo Manuel Martín Cruz, dijo: “Si de Rómulo Roma, de Bolívar Bolivia”.
Los antecedentes de la Independencia de Bolivia son dos batallas, primero el triunfo de las fuerzas de Simón Bolívar en territorio peruano, la Batalla de Junín el 6 de agosto de 1824. Luego el triunfo de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824 a cargo del General José Sucre. Posterior al triunfo de Ayacucho se produce la capitulación de los vencidos, entre los cuales había 14 generales realistas, reconocieron la independencia del Perú. Sucre al igual que Belgrano les garantizó la vida y se comprometió a enviarlos a Europa a expensas del gobierno independiente. Las autoridades realistas aceptaron los términos de capitulación de Ayacucho y se sometieron a los mandos patriotas. Sólo el general Olañeta desconoció la capitulación y decidió retirarse hacia el sur, evitando enfrentar al ejército de Sucre. Mientras tanto La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, declararon independencia, contando con apoyo de tropas realistas. Olañeta decidió acampar al sur de Potosí, en el pueblo de Tumusla, allí murió de un balazo queriendo someter a uno de sus batallones sublevado. (2/4/1825). El resto de los realistas pidieron al general Sucre ser comprendidos en la capitulación de Ayacucho, con lo que se daba término a la dominación española en el Alto Perú.
Sucre, desde la Paz convocó a una asamblea de diputados. Luego, reunidos en Chuquisaca, declararon que nacía un estado independiente de todas las naciones del antiguo y nuevo mundo, el 6 de agosto de 1825. La asamblea le dio el título de Libertador a Simón Bolívar y lo nombró presidente de la República, mientras permaneciese dentro de su territorio. El nuevo estado entró a llamarse República de Bolívar. Nombre, convertido como se dijo en Bolivia.
En San Salvador de Jujuy, en homenaje a la República de Bolivia existe una avenida frente a los cuarteles del Regimiento de Infantería Nº 20 “Cazadores de los Andes”. Dice Félix Infante en “Calles de mi ciudad”: “Bolivia, tierra hermana, tan ligada a nosotros por su historia, sus costumbres y su proximidad, ocupa el corazón de América del Sur. Unida a ella desde épocas remotas, por vínculos de sangre y de una misma geografía, es muy justo que sigan siempre así, sin separarse, en un anhelo común de engrandecimiento, comprendiendo que ambos pueblos de Argentina y Bolivia, han de complementarse para llegar, juntas, nunca separadas, a cumplir el elevado destino que les deparará el futuro, entre las naciones del mundo”
Ya separadas las patrias boliviana y argentina, por la línea de frontera de un lado está Villazón, del otro lado La Quiaca, las dos parecen muy diferentes, pero tienen un pasado común y ahora una frontera que las une y las separa. Néstor Groppa en “La Frontera”, de su libro “En el Tiempo Labrador” (1959-1964) nos dice: (frag.) “Era río de vertiente / la línea que demarcaba / altas tierra de Argentina / con la nación boliviana. // Frente a los carabineros, / en el resguardo La Quiaca, / gendarmes casi con odio / la pobreza requisaba. / Estos decían: son ellos; / ellos, que estos comenzaban; / gendarme y carabinero / de malos modos trataban. / Ambos eran la frontera: / machete y cintos de balas / para un puñado de harina / que no dejaban pasarla. / Carabinero y gendarme, / del oro no preguntaban. / Lo que se lleva en los ojos, / en sus manos no quedaba; / de aquellos que el alma siente, / nadie jamás supo nada. / Gendarme y carabinero / en vano acecho pasaban. / Lejos del cielo, infinita, / la historia muda se estaba; / era remanso de luna / en el viejo Toro Ara. / Así acontecen las horas, / suena el río entre barrancas; / así a una bandera y otra /que en cada guardia flameaba, / un mismo viento las mueve / al borde de cada patria”
Y para concluir este homenaje a nuestra Hermana Bolivia, vuelvo al escritor Félix Infante, cuando hace referencia a la avenida de nuestra ciudad que lleva su nombre y dice: “Bolivia es un país de una belleza fascinante. Conocerla es amarla. El que ha ido una vez y ha recorrido sus tierras, contemplando la majestuosidad milenaria de sus cerros eternos; la inmensa soledad de sus altiplanos; sus bosques enormes poblados de ejemplares únicos en el mundo; el caudal inmenso de sus ríos y la belleza incomparable de su lago sagrado del Titicaca, afirmará que es la nación donde Dios -Arquitecto maravilloso-, ídio sin mezquindades el tesoro de su inspiración divina! ...”
Desde Histoletras, felicitaciones y un saludo cordial al pueblo boliviano al cumplir 200 Años de vida independiente y en particular a Tarija y su gente, y a su pasado heroico, orgullo de la Patria Grande.