Nunca mejor dicho: "un hijo de Jujuy", porque si hubo alguien que llevó a todas partes su provincia y al solar querido: Abra Pampa, fue, el Koya Mercado. Músico, instrumentista de charango y gran guitarrista (lo he escuchado interpretar una obra del gran concertista pampeano, Abel Flaury).
Compositor de temas que supieron captar lo auténtico del sentir comarcano. Ahí están los bailecitos -forma musical que supo abordar como nadie- "Clavelitos Tilcareños" y "Linda Purmamarqueñita", por citar solo dos ejemplos y hasta me animo a decir didácticos de como componer, en jujeño.
Su voz afinada y lejos de alambicamientos innecesarios, dio el toque justo de hondura y paisaje, puestas al servicio de un mensaje que, sin ser deliberado, parecía significar: "esto es Jujuy". Y si... el hombre tenía paisaje en la voz, indudablemente. Así fue como sus creaciones, supieron captar la atención de importantes nombres de la canción nativa, tal el caso de: Jaime Torres, Tomás Lipan, Uña Ramos, Dúo Abramonte, Máximo Puma, etc.
El Koya Mercado amigos, podía andar desde Ushuaia a La Quiaca -acompañando a León Gieco, -en su cruzada por documentar desde lo geográfico, mucho más que un relevamiento musical- llegarse a Caba, Chile, Holanda, Israel, etc. Pero como cantara Jorge Hugo Chagra, "A Jujuy siempre se vuelve" y para el tiempo del verano, aquí estaba, charango acunado sobre el pecho. Recuerdo haberlo visto en la plaza de Tilcara previo al Carnaval, regalándonos su arte junto al gran Ariel Ramírez.
Es digno de mencionar también, su labor docente que lo llevó a dictar cursos como profesor de instrumentos típicos argentinos en la Escuela de Danzas Tradicionales de la ciudad de La Plata. También, en la Escuela Nº18 que funciona en la Unidad Carcelaria N° 9.
Integró grupos musicales como Los Changos del Xibi Xibi, Los Chasquis y Cuarteto de Cuerdas Para El Folklore. En la Ciudad de La Plata integró el Coro Antares, como Solista de Charango.
Fue productor artístico de poemas de Domingo Zerpa, Germán Choque Vilca, Jorge Calvetti. En música permitió que artistas como Máximo Gregorio Puma, Chango Bellido, Tomás Lipán, Gustavo Patiño, Marcia y Alfredo, etc, grabaran y editaran sus obras.
También como realizador audiovisual y a través de su: "Los Paisajes de Jujuy", difundió las bellezas de la selva, la Quebrada y el Altiplano, enriqueciéndolos con el fondo musical de su charango y su voz como relator. Todo esto y mucho más dan cuenta de la fecunda, incansable y muy diversa tarea que a lo largo de sus ochenta años de vida, el Koya Mercado trabajó por el arte y la cultura de su Patria.
Pero hay un aspecto que no quisiera dejar pasar por alto y es su generosidad al promocionar voces de la música y la poesía comarcana que, de otra forma, hubiesen carecido de trascendencia. Un ejemplo es la del maestro y poeta Juan Diocles Urzagasti, natural de Cochinoca (1901), Humahuaca (1945) a quien le editara de su propio Sello, Editorial Huancar, "Poesía Puneña", con un comentario inicial a cargo de Koya Mercado. Se trata de una serie de poemas donde Urzagasti manifiesta rasgos y costumbres de los habitantes rurales de la Quebrada y Puna Jujeña: "Al venir de Lagunillas /he pasado por Santuario, /por Queta y por Campanario / y al llegar a Tusaquillas / he notado en las Imillas,/ hermosas caras morenas /que brincaban con las quenas / en la fiesta del Rosario..." de su poema: " En la Puna".
Y aquí mientras escribo estas líneas con dicho poemario en mis manos, no puedo menos que citar al poeta salvadoreño Roque Dalton en su célebre reflexión: "La poesía no se vende, porque no se vende". Y al respecto, no hay dudas que el Koya Mercado lejos estuvo de volverse rico en su solidaria tarea de promocionar a los artistas comprovincianos.
Cuando estuve abocado a la tarea de realizar para la Universidad Nacional de Jujuy (UNJU) el relevamiento de la Música Criolla Tradicional de Jujuy, fui a entrevistar al Koya Mercado en su casa de Tolosa, localidad muy cercana a la ciudad de La Plata. De comienzo y junto a su entrañable familia, sentí que además de un gran talento, estaba conociendo a un amigo. Esta tal vez, fuera la mayor satisfacción que me significó el viaje desde Belgrano en Caba (casa de familiares) a Tolosa.
El regreso, fue sentir que estando a más de mil seis cientos kilómetros de distancia nunca antes, había sentido a Jujuy tan cerca. Aquí en la provincia más de una vez, me invitó a guitarrear donde él se presentara y así fue como a través de su convite, lo hice en una peña que supo estar en una esquina de Maimará, regenteada por una sobrina de la catamarqueña Margarita Palacios.
También, en la tarde-noche de la reinauguración de la sede de la Asociación de Amigos de Tilcara, tuve el honor gracias a su expresa invitación de guitarrear para la concurrencia.
Sin dudas que de la amistad y el buen compañerismo, El Koya supo hacer un culto. Al respecto, Roberto Lindón Colombo Docente y amigo durante los largos años de dicha labor en La Plata, lo refirió como un exponente del Hombre Folk aunque esto ya no, desde un desgastado pintoresquismo sino que en su expresión y en su figura, podía semblantearse la austera y sacrificada vida del campesino y el trabajador del socavón minero, tan bien retratados en sus músicas y en sus poesías.
Sus restos como no podía ser de otro modo y por expreso deseo, descansan en su querida Tilcara. "A Jujuy Siempre se Vuelve".
 
  
 