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24 de Junio,  Jujuy, Argentina
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Un tiempo: hoy. Presente, tiempos del corazón

Miércoles, 07 de agosto de 2024 01:01

Hay un tiempo, sólo uno, lo demás es ilusión - es maya. Es lo que roba tu paz. Si escuchas el tiempo de tu corazón, una nueva dimensión se abrirá ante ti. Tiempo. Corazón. Paz. Presente continuo. Quizás te parezca utopía. ¿Cómo vivir en el presente? ¿Y qué va a pasar? En tiempos tan inestables ¿no habría que tener más que un plan B?.

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Hay un tiempo, sólo uno, lo demás es ilusión - es maya. Es lo que roba tu paz. Si escuchas el tiempo de tu corazón, una nueva dimensión se abrirá ante ti. Tiempo. Corazón. Paz. Presente continuo. Quizás te parezca utopía. ¿Cómo vivir en el presente? ¿Y qué va a pasar? En tiempos tan inestables ¿no habría que tener más que un plan B?.

La vida es como un juego de cartas. Nos tocan las cartas que nos tocan. El gran tema es cómo jugarlas. ¿Cuáles son los juegos que jugamos? ¿Jugás a la anticipación contínua? ¿A la nostalgia de pasados que fueron? ¿Jugás a tener todo bajo control porque no confías en la vida? ¿Jugás al religioso, pero luego tu fe no se traduce en acciones y aceptar ese misterio de la vida y la muerte? ¿Jugás juegos mentales, porque la mente es más segura y predecible que la experiencia? Tu accionar muestra programas de carencia. ¿Vivís haciendo por un miedo a no tener? ¿Jugás juegos de insaciabilidad, nunca es suficiente?

Ahora, como la vida es mucho más que un juego de cartas, también la vida nos da un margen de crear esas cartas y no sólo los juegos. ¿Desde dónde se crea? ¿Podemos jugar desde otros lugares?

El tema es, que en esta matrix de espejismos, los programadores de colectivos saben cómo dormir las masas, cómo distraerlas, cómo dejarlas en la rueda de hámster, corriendo sin detenernos. Vivimos una era de zombis, gente que vive sin vivir. ¿Cómo es una vida vivida? Porque detenernos es un lujo, es una ansiedad. La gente, usando la metáfora de Eduardo Villar (doctor en salud mental comunitaria), corre como liebre. Vive en estrés permanente.

Escuchamos todo, menos nuestro corazón. Hasta parece un romanticismo. Si nos detenemos, incluso podemos comenzar a ver qué parte de nuestras enfermedades es esa distancia entre nosotros y nuestra escucha, entre nosotros y nuestro corazón - nuestra mirada. ¿Qué no estoy viendo? ¿Qué estoy excluyendo de mi vida? ¿Qué no estoy dejando fluir, sentir?

Sólo en el presente podemos escuchar nuestro corazón. En la vorágine, sólo escuchamos las voces que nos atemorizan, creencias que nos colonizan, anticipaciones. . . El extremo realismo a veces raya con el pesimismo.

De adolescente me gustaba copiar frases y textos. Una que recuerdo porque me marcó es: "Si tu seguridad depende de algo que te puede ser quitado, continuamente estás pisando en falso". Me pregunté qué es lo que no me puede ser quitado. De hecho, a lo largo de mi vida perdí muchas cosas. A veces me perdí también yo con esas cosas y personas que perdí. ¿Qué es entonces lo que no puede ser quitado? Y si se quita, ¿puede ser recuperado?

Preguntas. Mente. ¿Qué hay fuera de la mente? ¿más allá de la mente? ¿Sólo podemos pensar con la mente? Y mientras me hacía estas preguntas recordé el libro "Pensar con el cuerpo" de Tolja. En el primer capítulo se cita a Petr Skrabenk y James Mccormick en una interesante clasificación de una enfermedad llamada "Drapetomanía" ("drapetes" era el esclavo que huía). Esta enfermedad cundía entre los esclavos negros del sur de los EEUU en el siglo pasado. El síntoma principal era "un deseo irrefrenable de huir". Una conducta que en la época era juzgada completamente irracional: "cuando el hombre blanco lo obligaba por la fuerza a ir al trabajo, el negro realiza su tarea de manera desganada y distraída, aplasta con los pies o arranca con la haz las plantas que debería cultivar, rompe las herramientas de trabajo y arruina todo lo que puede arruinar".

La modernidad tiene nuevas formas de esclavitud. ¿Eres un esclavo? ¿Eres esclavo de tus obsesiones, de tu deseo que todo calce? ¿Eres esclavo de tus emociones, de tus arranques, de tus miedos? ¿Eres esclavo de la ansiedad? ¿Sientes en tu corazón algo que te lleva a buscar algo que aún no sabes lo que es? ¿Deseas a veces huir? ¿Será que la voz de la libertad y la creatividad te llaman?

Hay un tiempo. Hay un espacio. "El adulto común nunca piensa en los problemas del tiempo y el espacio. Yo, por el contrario, me desarrollé tan lentamente que o empecé a preguntarme por el tiempo y el espacio hasta la adultez". Einstein.

Haz llegado a la adultez o sigues en el niño.

¿Has pensado tu tiempo, tu espacio? Tu tiempo es hoy. Presente. El corazón tiene la singularidad de conectarnos con lo que nos trae paz, amor, poder.

Ocupa tu espacio. Se líder de tu vida. Date el lugar que te corresponde. Habítate. Presente. Hoy. Aquí y ahora te pertenecen.

Nuestro olvido de él y la ilusión de seguridad nos llevaron fuera del hogar.

Ya es tiempo de volver. Ya es tiempo de ver. Nuevo amanecer.

Canta tu nombre 3 veces, 9. Vuelve. . . vuelve. . . vuelve. . .

Sólo tú tienes las llaves del tiempo/ el fuego quema las ilusiones y tus ojos ven/ discernimiento – poder/ aire ven, conciencia, la verdad/ nada en la nueva matriz/ ancla lo nuevo/ la nueva humanidad/ tiempos del no tiempo/ tiempo de amar/ tiempo del cielo en la tierra.

(*) Licenciada en Psicología; coach ontológico profesional; magister en Salud Pública con mención en Atención primaria de la salud; especialista en Salud Pública; consteladora; facilitadora en procesos de comunicación, resolución de conflictos, expansión de la conciencia, liderazgo; coordinación de grupos y conciencia de redes; y facilitadora en entrenamientos a líderes en gestiones de oratoria y comunicación. [email protected], cel. 3884416256.

 

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