La semana pasada hablamos del otoño, esta estación que nos invita al fuego del hogar para transmutar todo aquello que nos permitimos soltar. Esa sincronía entre las estaciones y los ciclos del Alma. ¿Qué estás aun resistiendo soltar? ¿Alguna vez pensaste el costo que tiene retener aquello que ya no tiene sentido o vigencia? Soltar inevitablemente te lleva, cual árbol que el viento sacudió y desprendió sus hojas quedando desnudo. Soltar implica ir a un vacío. Quizás por ello, muchos deciden no soltar. Por eso, muchas relaciones que debiesen poder cerrarse, se sostienen desde el enojo, el reclamo, la demanda. Prefieren lo lleno del malestar, al vacío del duelo de lo que fue.
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La semana pasada hablamos del otoño, esta estación que nos invita al fuego del hogar para transmutar todo aquello que nos permitimos soltar. Esa sincronía entre las estaciones y los ciclos del Alma. ¿Qué estás aun resistiendo soltar? ¿Alguna vez pensaste el costo que tiene retener aquello que ya no tiene sentido o vigencia? Soltar inevitablemente te lleva, cual árbol que el viento sacudió y desprendió sus hojas quedando desnudo. Soltar implica ir a un vacío. Quizás por ello, muchos deciden no soltar. Por eso, muchas relaciones que debiesen poder cerrarse, se sostienen desde el enojo, el reclamo, la demanda. Prefieren lo lleno del malestar, al vacío del duelo de lo que fue.
Soltar es desprendernos de identidades viejas, ciclar a lo nuevo. Soltar es dejar la obsesión de intentar que lo que no funciona, funcione. Tras este movimiento del soltar, conversando con mi hermano Jeremías, me dijo: "Quizás, lo que sigue es poder decir 'no'". Me quedé pensando. Y antes de desarrollar el No desde el límite que podemos poner, recordé, que alguna vez escribí sobre el No cuando el que pide o espera es uno mismo. Así que sin más desarrollaré ambos No. El que te dijeron a vos y el que vos tuviste que aprender a marcar al otro.
¿Cuál fue el no que más te dolió? ¿Cuál fue el no que te decepcionó? ¿El que te desequilibró? El no de un jefe, el no de un gran amor, el no de un amante, el no de un proyecto. . . ¿Qué hiciste con ese No? Te dedicaste a llorarlo, te enojaste, te decepcionaste, te encerraste, dejaste de intentarlo. . . Entraste en el resentimiento, saliste a buscar como loco, te quedaste suplicando. . .
Creo que el arte de la vida tiene que ver con el arte de ver cuál es el mejor observador. Y el observador me permite ver los programas que se van manifestando en cada eventualidad de la vida.
Sabías que cada No en realidad fue un gran portal. El portal más grande de tu vida. Pero si te quedaste en el dolor fue tu peor obstáculo.
A veces un No te empuja a la desilusión. Y lo fantástico de la desilusión es que permite que se te caigan todas las creencias que estaban sobre una base no firme, sobre expectativas irrealistas o idealizadas. Hace que se caigan y se manifiesten cuáles son nuestras carencias, darnos cuenta desde qué lugar nos movemos. No es lo mismo querer encontrar un gran amor en mi vida desde la sensación me siento sola, estoy carente, necesito; que simplemente estar y dejar que las cosas sucedan porque estoy plena, no me falta nada. Realmente no me falta nada. Solamente son programas de carencias los que me hacen sentir que me falta algo, y que además la felicidad va a depender de cuando yo encuentre eso que me falta.
Y como somos seres de deseo siempre nos falta. Y como el deseo viene de la mente no hay satisfacción. Entonces aun cuando lo tenemos todo, no tenemos nada. Porque no aprendimos el arte del placer. Y el placer no tiene que ver con lo que logramos o donde se llega. El placer tiene que ver con la sabiduría de saber dónde conectarnos, y ¿qué es la sabiduría?, y no es otra cosa que saborear. Saborear cada instante, tomando cada momento.
Para la conexión con el placer necesito la conexión con el instante. Con lo que es tal y como es. Entonces la vida es un orgasmo. No hace falta una relación para ir a ese punto de placer.
Pero para llegar a esta experiencia, primero iremos del otoño al invierno, para recién florecer en primavera.
Creo que no hay nada más maravilloso que el estar vivos y el experimentar. El experimentar el vivir desde la conciencia. Abriéndonos a cada experiencia.
Cada cosa que vivimos es la experiencia perfecta para lo que necesitamos aprender y trascender y también para aquello que vinimos a ser y hacer en esta vida.
Lo maravilloso de avanzar en los niveles del soltar el control. Y en el arte del soltar el control, los no juegan un lugar muy importante, porque las cosas no siguen las dinámicas que nosotros quisiéramos. Siguen sus propios movimientos.
Te invito a:
1) Hacer una lista de los no que impactaron tu vida.
2) ¿Qué hiciste con esos no?
3) ¿Cerraste o abriste posibilidades?
4) Te quedaste ¿en el niño, en el adolescente o en el adulto?
¿Cómo saber dónde te quedaste?
Te quedaste en el niño si te sigue doliendo, si seguís esperando que algo o alguien modifique eso. Si te seguís quedando en el reclamo, en la víctima. . . Nada, no está mal. Todos tenemos en nosotros más allá de nuestra madurez aspectos niños, aspectos heridos. Y justamente lo que ese niño necesita es el abrazo, la escucha. Entonces vamos a abrazar ese niño que todavía sigue esperando. Mostrémosle las posibilidades que nos abrió el No, el perder, el no encontrar esas seguridades que nos hubieran hecho transitar la vida desde otro lugar.
Pues bien, desarrollado el No hacia mí, hablaremos del No que es necesario para poner un límite.
Los límites nos protegen porque justamente nos delimitan. Todo organismo necesita establecer los límites de su propia frontera. Para poder decir que No, es necesario poder tener claridad.
Claridad para saber qué es mi responsabilidad y qué No es mi responsabilidad.
Claridad para darme cuenta si estoy dentro de un juego de manipulaciones.
Tener seguridad de nuestro valor, de nuestra autoestima. Hay personas que en estados de carencias dicen que si para comprar el amor, para ser queridas, para no estar solas.
Poder decir que No implica que podamos estar en nuestro eje. Saber que queremos y que no.
Decir que No cuando corresponder es confiar en nosotros y en el otro. Suelto mi necesidad de hacerme cargo, reconozco mis prioridades y veo que el otro también tiene recursos. Que luego elija usarlos o no, ya depende de su capacidad de estar en el adulto. Un No donde corresponde, es un Sí donde corresponder. Por ejemplo, si he aceptado un guión de vida donde siempre se esperaba que me ocupe de todo y aprendo a decir que No. Es No, que es un límite con el otro, con las demandas del otro hacía mí. Ese No hacia afuera, será un Sí a mi propia vida, un sí en mis tiempos, espacios. Un No oportuno, me salva la vida.
¿Dónde necesitas poner límites en tu vida? ¿A quién? ¿Qué podrías lograr si puedes marcar límites? ¿Qué necesitas para poder decir No? Ámate, escúchate, saca tu voz.
Te quedaste en el adolescente si estás haciendo la contra. Cuando no podés tomar tu vida. Cuando estás en la lucha. . . y la lucha te cierra posibilidades.
Estás en el adulto cuando podés aprobarte, aceptarte, más allá de tus actos. Cuando podes acompañarte y asistirte. Cuando tenés el coraje de decir: "esto es lo que yo creo y siento" y "esto es lo que yo hago en consecuencia y coherencia con esto que pienso y siento". Y no importa si otros no hicieron este camino. Esto es lo que hoy a mi me sirve.
Entonces el desafío de crecer, es el desafío más apasionante de la vida. Porque no está escrito. Porque lo vamos escribiendo.
Encontrá esos espacios para conversar con tu alma, de caminar con ella.
Abrite a conversar con esa gente loca que está un poco loca porque mira la vida desde otro lugar. Porque vamos ampliando nuestros horizontes, porque somos red, porque no estamos solos.
Hay muchas memorias de abandono, de soledad. Y simplemente son programas. Cuando abrimos los ojos podemos sentirnos asistidos por las estrellas, por miles de instancias que están en nuestras vidas sosteniéndonos. . . Ya es tiempo de ser feliz, de bailar con la vida, de permitirnos ser. . .
(*)Pamela Arraya, licenciada en Psicología, terapeuta gestáltica, magister en Salud Pública, coach ontológico profesional, docente nivel inicial, polimodal, universitario y posuniversitario. [email protected].