Alicia Valeria Pantoja, vecina de la localidad de Yuto, atraviesa una difícil situación de salud y necesita con urgencia la solidaridad de la comunidad. Padece espasmo hemifacial, una afección neurológica que le provoca movimientos involuntarios en el rostro, especialmente en el lado izquierdo, afectando su ojo y su boca; y pide ayuda para poder someterse a una cirugía que lo revierta, en Tucumán.
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Alicia Valeria Pantoja, vecina de la localidad de Yuto, atraviesa una difícil situación de salud y necesita con urgencia la solidaridad de la comunidad. Padece espasmo hemifacial, una afección neurológica que le provoca movimientos involuntarios en el rostro, especialmente en el lado izquierdo, afectando su ojo y su boca; y pide ayuda para poder someterse a una cirugía que lo revierta, en Tucumán.
"Es algo que yo no puedo controlar", explicó Pantoja y relató que estos espasmos no solo le causan dolor físico, sino también un impacto emocional y social. Para mejorar su calidad de vida, necesita someterse a una cirugía descompresiva neurovascular del facial, cuyo costo asciende a 10 millones de pesos, sin incluir la internación. Se la realizaría en Tucumán, por lo que los gastos se hacen inaccesibles, por eso junto a sus seres queridos iniciaron una campaña solidaria para recaudar fondos para que pueda acceder a esa cirugía.
Alicia convive con ansiedad y depresión, que trata con acompañamiento psiquiátrico. Explicó que los espasmos comenzaron hace algunos años, luego de denunciar un abuso sexual sufrido en la infancia por parte de un primo. "Lo hizo desde que yo tenía recuerdo, desde los cuatro o cinco años hasta los 12", dijo. Hace cinco años, junto a otras dos víctimas, se animó a hacer la denuncia pero el delito había prescripto y el agresor continúa en libertad con una perimetral, porque se mudó pero visita su cuadra con frecuencia.
"Desde ahí empezaron los espasmos. Yo sentía que me molestaba el ojo, que era algo que no podía controlar", contó. El estrés, la ansiedad y la frustración de no ver justicia afectaron su salud física y mental. Al principio el tratamiento con botox ayudó a controlar los espasmos, luego dejó de ser efectivo. Hoy con 41 años, una pareja, un hijo y ganas de salir adelante con esta cirugía, vendió una moto y pide donaciones en su cuenta, ReSiRia-vale.