En la capilla de Nuestra Señora del Huerto se celebró uno de los acontecimientos más importantes de Semana Santa, la misa de Última Cena y el lavatorio de pies, donde 12 personas fueron elegidas para este especial momento de misericordia y devoción, también se conmemoró el Día del Sacerdocio..
inicia sesión o regístrate.
En la capilla de Nuestra Señora del Huerto se celebró uno de los acontecimientos más importantes de Semana Santa, la misa de Última Cena y el lavatorio de pies, donde 12 personas fueron elegidas para este especial momento de misericordia y devoción, también se conmemoró el Día del Sacerdocio..
En un clima de fe los fieles de San Salvador de Jujuy se congregaron para vivir la santa misa de Jueves Santo y presenciar el lavatorio de pies. El padre Manuel Alfaro, quien ofició la misa, luego de la lectura del evangelio, se dirigió al centro de la capilla para realizar uno de los actos más simbólicos, sinónimo de humildad y amor fraterno. Llamó a doce miembros de la Iglesia y tal como lo realizó Jesucristo en la última cena, se inclinó ante ellos, y con delicadeza lavó sus pies para luego besarlos.
En la homilía, el padre dijo: "Estas doce personas representan a los doce apóstoles que son el signo de que toda la Iglesia permanece en una misma fe, alrededor de una misma mesa, que es la Eucaristía. Por eso vamos a vivir intensamente, tratemos de que no se pierda la espiritualidad, porque esos doce apóstoles, las doce personas, somos cada uno de nosotros también".
Y continuó: "Nosotros tenemos que confiar más en Dios. Tenemos que poner nuestro corazón en el corazón de Cristo Jesús. Él nos ha amado a cada uno de nosotros".
Y continuó: "Por eso Dios nos regala este mandamiento del amor tan importante. Lo contemplamos a Cristo en la cruz. Aquello que dice el Evangelio de Juan, no hay amor más grande que aquel que da la vida. Dios, nos abraza con un amor del Padre y ahora vamos a participar del ejemplo tan importante de esto que es lavar los pies, lo que hizo Jesús con los discípulos", explicó el padre Alfaro.
La Semana Santa es una oportunidad para detenerse, reflexionar y reencontrarse con la fe. El lavatorio de pies forma parte de este proceso, no solo como un acto ceremonial, sino como una invitación a imitar el ejemplo de Jesús en la vida cotidiana. En tiempos donde prima el individualismo, este gesto llama a renovar el compromiso con el prójimo, con el perdón y con el amor desinteresado.