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Culminó nuevo ciclo de verano del Programa Brazos Abiertos

Más de 400 hijos de trabajadores tabacaleros tomaron parte de actividades recreativas en Jujuy, Salta y Tucumán.

Lunes, 03 de marzo de 2025 00:19
ALEGRÍA | CHICOS QUE TOMARON PARTE DEL PROGRAMA, EN UNA DE LAS ACTIVIDADES RECREATIVAS

Desde hace once años el programa Brazos Abiertos se realiza en enero y febrero en Salta, Jujuy y Tucumán ofreciendo actividades recreativas y de aprendizaje a más de 400 niñas, niños y adolescentes de entre 4 y 17 años procedentes de familias que trabajan en el sector rural tabacalero. Este programa, es posible gracias al compromiso de la empresa Alliance One Tobacco Argentino para prevenir el trabajo infantil y promocionar los derechos de niños, niñas y adolescentes.

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Desde hace once años el programa Brazos Abiertos se realiza en enero y febrero en Salta, Jujuy y Tucumán ofreciendo actividades recreativas y de aprendizaje a más de 400 niñas, niños y adolescentes de entre 4 y 17 años procedentes de familias que trabajan en el sector rural tabacalero. Este programa, es posible gracias al compromiso de la empresa Alliance One Tobacco Argentino para prevenir el trabajo infantil y promocionar los derechos de niños, niñas y adolescentes.

El Polideportivo Municipal de Monterrico, en La Ovejería, tiene recuerdos pintados en sus paredes, tiene murales, huellas del paso de cada año de los chicos y chicas que asisten a las actividades de recreación y aprendizaje que ofrece el programa Brazos Abiertos durante los dos primeros meses del año. Pero no solo las paredes lucen dibujos de los pequeños artistas; el mobiliario también fue pintado a mano, mesas y bancos están decorados con mandalas, paisajes, diseños originales que cada uno realizó como boceto en papel y luego en compañía y con apoyo de los profesores de arte y muralismo pasaron, con dedicación, a los muebles.

El taller de muralismo, junto a los talleres de música, deporte, danzas urbanas, folclore, batucada, escultura, clown, circo y radio completan el abanico de actividades que se desarrollaron de lunes a viernes, entre las nueve de la mañana y las cinco de la tarde. La jornada contempló tres momentos diarios de comida en los que se ofreció desayuno, almuerzo y merienda. Concluida la merienda, los chicos y chicas, regresaron a sus hogares en transporte especial contratado como parte del programa, para llevarlos y traerlos cada día, favoreciendo la asistencia a las actividades.

Con el propósito de fortalecer la gestión educativa, comunicar derechos y generar acciones tendientes a erradicar el trabajo infantil, Brazos Abiertos continúa a lo largo del año acompañando a las familias y a los chicos y chicas, mediante el dictado de talleres y visitas a escuelas de la zona. De manera que el contacto con las temáticas y con algunos profesores se mantiene vigente a lo largo del año, haciendo tan esperado este momento especial que se sostiene hace once años.

La trayectoria del programa y los resultados obtenidos van generando oportunidades y descubrimientos entre los asistentes. Es de destacar que en el grupo de profesores, uno de ellos es un exparticipante de las actividades de verano del programa, que hoy, estudiante avanzado del Profesorado de Educación Física, tiene a su cargo el Taller de Deportes. De alguna manera, es un incentivo para todos, y una oportunidad laboral para quienes con compromiso asumen la tarea de educar en sus propios entornos de crecimiento.

La semana anterior al inicio de clases, dio por finalizado el programa de verano de la Fundación Vamos a Andar. Los dos meses de trabajo y contacto directo con los chicos y chicas se hizo notar en la emotiva reunión de cierre de actividades donde se comparte todo lo realizado durante los talleres. Los mismos participantes son quienes presentan sus logros y trabajos realizados.

La emotividad de las miradas de los padres, madres, abuelos y abuelas que asistieron al evento de cierre para conocer todo lo que sus hijos e hijas hicieron en tanto ellos cumplían su jornada laboral en la época más fuerte de recolección del tabaco, debería poder medirse con un indicador de orgullo, de corazones contentos. La tranquilidad de saber que estuvieron en un espacio comprometido y cuidado que les permitió soñar un futuro y vivir un presente pleno donde se garantizan sus derechos, sin obligaciones más que jugar, crear e imaginar.

 

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