Todo en Jujuy, siempre comienza después del carnaval. Las clases, el año judicial, los programas de trabajo y por supuesto, la actividad política. Para esta semana los peronistas esperan la llegada de los interventores, (postergada la semana pasada por la convocatoria de Cristina a la dirigencia local a la reunión en el Instituto Patria), Aníbal Fernández y Gustavo Menéndez, para comenzar a atar los acuerdos finales rumbo a las elecciones del 11 de Mayo. Las instrucciones derivan de la primera reunión que Cristina Kirchner mantuvo como Presidenta del PJ; donde repartió los cargos partidarios a su gente de máxima confianza. Entre las muchas secretarías, hay al menos cinco, que tendrán directa relación con la situación de Jujuy: la secretaría general a cargo de Teresa García, la de interior que conducirá el santiagueño José Neder del Frente Nacional y Popular aliado a UxP; la de organización a cargo de Mayra Mendoza, la de formación, de Víctor Santamaría, la de comunicación con Federico Otermín y la de asuntos legales, manejada por Anabel Fernández Sagasti. Es probable que todos ellos deban intervenir para colaborar en la solución final del "caso Jujuy", caso que obviamente se ventiló en detalle en la reunión que CEFK mantuvo con los referentes del PJ en el Instituto Patria. Allí Leila Susana Chaher, Rubén Rivarola y Guillermo Snopek, a quienes acompañaron un puñado de dirigentes jujeños, pudieron confirmar la decisión de CEFK de apoyar esa unidad, dejando fuera a quien fuera una de las principales propiciadoras de la intervención, María Carolina Moisés. Sin embargo en los meses posteriores la senadora demostró que sólo perseguía el objetivo de alzarse con la Presidencia del distrito, consagrarse como la gran electora de las listas para este año, y posicionarse como candidata a gobernadora para el 2025.
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Todo en Jujuy, siempre comienza después del carnaval. Las clases, el año judicial, los programas de trabajo y por supuesto, la actividad política. Para esta semana los peronistas esperan la llegada de los interventores, (postergada la semana pasada por la convocatoria de Cristina a la dirigencia local a la reunión en el Instituto Patria), Aníbal Fernández y Gustavo Menéndez, para comenzar a atar los acuerdos finales rumbo a las elecciones del 11 de Mayo. Las instrucciones derivan de la primera reunión que Cristina Kirchner mantuvo como Presidenta del PJ; donde repartió los cargos partidarios a su gente de máxima confianza. Entre las muchas secretarías, hay al menos cinco, que tendrán directa relación con la situación de Jujuy: la secretaría general a cargo de Teresa García, la de interior que conducirá el santiagueño José Neder del Frente Nacional y Popular aliado a UxP; la de organización a cargo de Mayra Mendoza, la de formación, de Víctor Santamaría, la de comunicación con Federico Otermín y la de asuntos legales, manejada por Anabel Fernández Sagasti. Es probable que todos ellos deban intervenir para colaborar en la solución final del "caso Jujuy", caso que obviamente se ventiló en detalle en la reunión que CEFK mantuvo con los referentes del PJ en el Instituto Patria. Allí Leila Susana Chaher, Rubén Rivarola y Guillermo Snopek, a quienes acompañaron un puñado de dirigentes jujeños, pudieron confirmar la decisión de CEFK de apoyar esa unidad, dejando fuera a quien fuera una de las principales propiciadoras de la intervención, María Carolina Moisés. Sin embargo en los meses posteriores la senadora demostró que sólo perseguía el objetivo de alzarse con la Presidencia del distrito, consagrarse como la gran electora de las listas para este año, y posicionarse como candidata a gobernadora para el 2025.
Pero también en el interín Moisés tuvo actitudes de "líbera" en sus funciones como senadora, contradiciendo concretas instrucciones de CEFK, (tema Rigi entre otros), que coronó adhiriendo entusiasta al armado de la línea interna de Axel Kicillof "Derecho al futuro". Justo esa iniciativa es la que choca frontalmente con el slogan del cristicamporismo: "Cristina es hoy", argumentando es ella la única alternativa para poner un freno a Javier Milei. Carolina eligió, y por ahora quedó sin nada. Aunque afirman voces del peronismo que insiste en encontrar alguna posibilidad de dialogar para entrar al reparto de candidaturas y no tener que jugarse como en un arrebato de indignación, prometió en un primer momento: ir por fuera, sola, con su Partido provincial "Arriba Jujuy". No hay en el PJ voluntad de acceder a las propuestas de la senadora. Como alternativa ella judicializó su posición pidiendo a la Justicia Electoral que prosiga el viejo cronograma electoral del PJ. Aparece como muy difícil que se le conceda lo que pide, porque todas las decisiones del peronismo fueron tomadas con la plena vigencia legal y total autoridad de su conducción, terreno puramente político donde cualquier intromisión de la Justicia se leería como intento de tomar partido en cuestiones que están lejos, y son contrarias, a sus atribuciones.
En la Unión Cívica Radical la situación es más sencilla, porque nadie se animará, (no le conviene a nadie), sacar los pies del plato. Pero tampoco es un jardín de rosas. Los correligionarios se sienten desorientados frente a la falta de identidad nacional. Al menos ahora lo reconocen como un problema grave que les está restando personalidad y credibilidad. Algunos importantes dirigentes, nada menos que el Presidente y diputado nacional Jorge Rizzotti, reconoció el dolor que eso les causa, la irritación y la contrariedad de muchos tránsfugas "con peluca" y la división que eso causó en los bloques legislativos. Obviamente, se refugió en el sector donde se encuentra él, el bloque llamado "Democracia para Siempre" sector que reclama para sí el monopolio de la identidad radical. Así llegaron a la Convención Provincial, máximo órgano de debates y decisiones que se sobrellevó con diplomacia naif y entusiasmo por la gestión provincial, con el mensaje sereno de Carlos Sadir y la ausencia inteligente de Gerardo Morales. Ahora comienzan las rondas en serio. No será fácil. De actitudes pasivas hasta hoy, seguramente comenzarán a tallar importantes referentes, como Raúl Chuli Jorge, con su mochila siempre repleta de votos, y el ascendente diputado Adriano Morone, presidente de la Juventud Radical nacional, de quienes los radicales esperan definiciones claras que no se agoten en manifestaciones de compromiso, sino que interpelen a los correligionarios y entusiasmen otra vez "a los de afuera".
Dos palabras para el comienzo del 143 período ordinario de sesiones del Congreso Nacional. Fiel a su estilo, Milei abundó en detalles sobre sus logros económicos, los ataques a las gestiones anteriores y anuncios de una bonanza que se extenderá y elogios a su gabinete. Era esperable. Lo inesperado y desagradable fue el ataque personal al radical Facundo Manes, que intentó interpelarlo mientras hablaba pidiendo información del "criptoescándalo". Milei no debió haber dialogado jamás con el diputado. Pero peor fue la actitud decididamente imbécil del "superempoderado" asesor presidencial Santiago Caputo que se dirigió a amenazar a Manes. Logró mostrarse como lo que es, lo que en la década del 90 diríamos simplemente un "yuppie": término que definía a un joven supuestamente profesional urbano. El término yuppie se usó como una etiqueta despectiva para los jóvenes empresarios urbanos y ricos que eran considerados arrogantes. Los yuppies se asociaban a un estilo de vida que conllevaba usar ropa de alta costura, conducir coches de alta gama y presumir de su éxito y que aspiraban a meterse en altos escalones del Estado. Y en este caso, lanzarle un torpedo al Presidente de la Nación bajo su línea de flotación y regalarle 30 minutos de fama a un exagerado Manes, que de otra forma, hubiese permanecido tranquilo en las sombras.
La última reflexión es criticar la ausencia de los diputados de UxP, la Izquierda (cada vez parecen tener más cosas en común) y de muchos radicales y otros. Milei puede ser irritante, disruptivo, agresivo y hasta guarango en sus modos, pero mal que les pese, es el Presidente de la Nación y dejar una banca vacía en uno de los momentos institucionales más fastos del sistema, no fue un desaire a Milei: Fue una agachada horrible que no merecía la República. Dirán que tenían derecho, y es cierto. Así de tolerante y permisiva es la democracia.