La fe nace en la cuna y en el contacto cercano con las cosas simples que da la vida. Y desde ese sentir, el gauchaje de nuestra tierra, sabe de eso. Así nació esta peregrinación nacional que simboliza esa necesidad de pedir y dar gracias a Dios que todo lo da, cuando se pide de corazón. Nuestros gauchos argentinos se van a uniendo a esta travesía que los llevará por un largo camino hasta llegar al Santuario de Luján en Buenos Aires y cabalgan sembrando testimonio de fe y devoción a la Virgen, como gesto de plegaria y gratitud.
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La fe nace en la cuna y en el contacto cercano con las cosas simples que da la vida. Y desde ese sentir, el gauchaje de nuestra tierra, sabe de eso. Así nació esta peregrinación nacional que simboliza esa necesidad de pedir y dar gracias a Dios que todo lo da, cuando se pide de corazón. Nuestros gauchos argentinos se van a uniendo a esta travesía que los llevará por un largo camino hasta llegar al Santuario de Luján en Buenos Aires y cabalgan sembrando testimonio de fe y devoción a la Virgen, como gesto de plegaria y gratitud.
Desde la partida del paisaje fecundo y verde de tierra ledesmense, Marina Cruz, Pablo Espinosa y José Alberto Molina, van compartiendo con El Tribuno de Jujuy, testimonios y experiencias que viven en cada tramo del camino. "Vamos dejando atrás siete postas, San Pedro, El Carmen, La Caldera, Finca Las Peñas, Cabeza de Buey, paraje La Aguadita y Rosario de la Frontera. Atrás quedó nuestra querida tierra jujeña, para seguir la senda yendo encuentro con los hermanos gauchos Salta, con quienes volvimos a vernos después de algún tiempo. En finca Las Peñas, nos recibieron muy bien, tenían todo preparado para hospedarnos, allí participamos de una misa que celebró el padre Pablo Pagano capellán nacional de la Carreta de Dios, quien nos acompañó y nos alentó en esta patriada de la fe. Nos sorprendió la llegada de gente, con donaciones, alimento para los animales, alpargatas para los gauchos y mercadería. Fue tanta la generosidad que nos emocionamos hasta las lágrimas", dijo Marina Cruz.
Así, nuestros gauchos de estirpe valerosa, van desandando huellas en esta peregrinación federal, albergando el sueño de cumplir con una meta, llegar a los pies de la patrona de Argentina. Con ellos, van nuestras oraciones y pensamientos que se unen más allá de la distancia.
Pese a la adversidad por las condiciones climáticas, con intensas lluvias, los gauchos del norte, agradecen la cálida hospitalidad de las familias que los reciben en cada descanso, en cada posta, donde además, cuidan con gran diligencia a sus animales, brindándoles, alimento, cambio de herraduras y descanso. Así, continúan la marcha día a día atravesando el majestuoso paisaje de la zona, donde van apareciendo samaritanos que, por la gracia de Dios, se hacen ofrenda con gestos sencillos como brindar agua caliente para los mates, almuerzo criollo caliente y todo lo que conlleva una travesía de esta naturaleza, en la que se pone todo al amparo de Dios que es pura providencia.
Tras dejar atrás la sexta posta, los peregrinos fueron recibidos por gauchos de la localidad salteña de Metán, que prepararon un desayuno comunitario en la plaza.
Las familias que salen al encuentro de esta marcha federal, son la fuerza para seguir adelante, para cumplir con la meta trazada, para vivir a flor de piel la fe que no tiene barreras y por la que se deja hasta el propio terruño con tal de aferrarse al sentimiento de gratitud a Dios y la Virgen. Ayer, en lo que fue la séptima posta, la Carreta de Dios, fue recibida en Rosario de la Frontera, donde funcionarios comunales se unieron al pueblo gaucho para brindarle la más cordial atención.
A su paso, van dejando en cada pueblo, parte de este sueño compartido, viviendo la solidaridad que se manifiesta en cada rostro y en las manos que se tienden generosas para recibirlos.