por Sergio Zago
El móvil de esta exposición es poner orden, en la labor plástica desde un desorden inicial, dentro de un diálogo de sensaciones. Basado en una acción totalmente háptica, no visual, de sensaciones, de tocar con los dedos, con consecuencia en el mundo visual.
En Medio Oriente existió y existe la prohibición de representar la figura humana. Ese mandato ancestral de Jamarlli, lo domina dentro de la fabricación de la imagen definitiva. Una especie de lucha, de batalla de borrar las figuras y tratar de rescatarlas. Esta acción en el proceso de pintar, va esfumando y trasparentando las formas. Jamarlli, dentro de su proceso creativo, al evanescerse la imagen, en un momento decide detenerse, un instante, ese que nos presenta en cada uno de los cuadros, ahora para ser observados en su muestra Ilamada "Evanescencia".
Jamarli vive en una "casa taller" no convencional, realizada por sus propias manos. En esa vivienda fluye el espacio, en forma tal de constituir una continuidad envolvente, con zonas de usos múltiples. No sabemos bien donde estamos en esa vivienda de espacios interrelacionados. Inclusive una escalera interna para ir a una planta alta que no está, se evaneció, quedó al cielo. Al estar en esa casa-taller comenzamos a comprender estos cuadros, donde en un plano se conciben múltiples espacios sugeridos. Así nos encontramos con una actitud de Jamarlli, la cual parece ser parte de su existencia, la de sugerir continuidad. Hay obras con pincel, con soplete, o el uso de ambos, con la misma actitud formal. Encontramos claros oscuros con toques de color, también monocolor, simplificando la lectura general para buscar formas en el espacio. Se puede decir más, lo irán descubriendo ustedes.
Espero puedan disfrutar de estas obras, como lo hicimos con Juan Carlos Entrocassi, cuando, en la casa-taller, fuimos seleccionando los cuadros aquí expuestos, y ahora para iniciar las muestra los invito a un evanescente aplauso.