Una de las principales preocupaciones que surgió en torno a la inteligencia artificial fue su aplicación para resolver tareas y la honestidad que implica reconocer su uso. En el ámbito laboral, ayuda a simplificar trabajos, pero una preocupación más surgió recientemente. Se trata de los efectos negativos que esta herramienta tecnológica tiene sobre los trabajadores y sus resultados en el trabajo.
Un colapso está produciéndose de forma implícita en las empresas. La cultura laboral actual implica velocidades y exige resultados cada vez más altos y los empleados son los que deben soportar esa carga. Allí, la inteligencia artificial se presenta como una salvación para lograr cumplir con los objetivos.
Inteligencia artificial y empleados cansados
Aunque la inteligencia artificial debía funcionar como un salvavidas, parece estar hundiendo a los empleados. El trabajo se volvió una carrera contrarreloj con plazos difíciles de sostener. En este contexto, los trabajadores no ven otra solución que subirse al mismo barco y utilizar la inteligencia artificial en su favor o, mejor dicho, en favor de las empresas.
El uso excesivo de la IA incluso puede devenir en una adicción que lleva a diagnóstico clínico. Las personas que incorporan este comportamiento presentan patrones de comportamiento similares a otras adicciones tecnológicas. Los empleados empiezan a competir con las tecnologías y, a la vez, a depender de ellas.
En esa competencia desigual, por las capacidades humanas y las tecnológicas, el agotamiento se confunde con problemas de rendimiento. Luego, se transforma en licencias médicas, renuncias o incluso demandas. La inteligencia artificial se presenta también como una crisis para la cultura laboral.
Qué es la adicción a la inteligencia artificial
Hablar de adicción a la inteligencia artificial no significa estar en contra de la tecnología. Se trata de reconocer que algunas personas están empezando a desarrollar una relación disfuncional con ciertas herramientas digitales basadas en IA. Esto incluye no sólo a quienes las usan por ocio, sino también a profesionales, estudiantes o usuarios habituales que comienzan a depender de ellas para todo.
Algunas personas ya muestran patrones como:
- Interacción prolongada y reiterada con chatbots conversacionales.
- Uso de asistentes de IA para obtener validación emocional o sentirse acompañados.
- Dependencia de sistemas de generación automática de contenidos para evitar el esfuerzo cognitivo.