El Dúo Coplancu, integrado por Julio Paz y Roberto Cantos, vuelve a Jujuy, para presentarse mañana en el teatro Mitre. Los acompañan Julio Gutiérrez en violín y Omar Peralta en bandoneón. Las entradas se consiguen de manera personal en la boletería del teatro (Alvear 1009, San Salvador de Jujuy) o en la web a www.meinscribo.com.
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El Dúo Coplancu, integrado por Julio Paz y Roberto Cantos, vuelve a Jujuy, para presentarse mañana en el teatro Mitre. Los acompañan Julio Gutiérrez en violín y Omar Peralta en bandoneón. Las entradas se consiguen de manera personal en la boletería del teatro (Alvear 1009, San Salvador de Jujuy) o en la web a www.meinscribo.com.
¿Cuál es el secreto para mantenerse casi cuarenta años en los escenarios?
Bueno, me haces una pregunta incontestable, que nos han preguntado muchas veces. En el análisis que hemos hecho tantas veces del camino recorrido, creo que tenemos una complicidad con la gente, que no es el público, porque esta palabra (público) suena como un producto de mercado. Nosotros hablamos de gente, hay un vínculo con ellos que tiene componentes más sensibles, identitarios; nosotros siempre hemos tratado de ser muy honestos con la gente a la hora de una propuesta artística y de una vinculación cierta en el escenario. También nos sorprendemos mucho del cariño y del respeto que nos tiene la gente, los otros músicos; es muy satisfactorio. No sé si es posible analizar esto y realmente tampoco nos interesa tanto hacerlo. Lo disfrutamos y nada más.
¿Qué los llevó a no moverse de lo tradicional?
En primer lugar hablar de lo tradicional es medio raro. Nosotros al principio no teníamos una propuesta tan tradicional, como se dice ahora. Tradicional puede ser por el repertorio, pero al inicio hemos cantado temas de artistas del rock, cuando no se mezclaba ese ritmo con el folclore. En ese sentido no éramos tradicionales, quizá si en una cuestión tímbrica puede ser, pero también es un rótulo que nos limita; la propuesta nuestra se basa en un repertorio de música con la que nos hemos criado, que después, de grandes, hemos cultivado. Todas las demás opciones para corrernos del folclore, hacia el rock o hacia el pop, como otros músicos, realmente no nos interesa para nada; pero tampoco nos interesa limitarnos en ningún sentido.
En lo particular ¿Sobre qué te gusta hablar en tus composiciones?
No lo programo, pero termino hablando siempre del hombre, fundamentalmente; del hombre formando parte del planeta, de este ecosistema, del paisaje, de los problemas. Y el hombre en su introspección, en su pensamiento íntimo y en su rol como par. Para mí el tema de que lo solitario no es muy constructivo, cuando se lo compara con lo colectivo. Uno hace canciones, a partir de una sensación de un sentimiento, de una idea y después las canciones van para donde ellas quieran. Creo que siempre termino hablando del hombre y de la mujer, formando parte de este todo.
A pesar de no residir hace mucho ahí, tienen a Santiago del Estero grabado en su música, como si no se hubiesen ido nunca…
Nosotros tenemos más años fuera de Santiago que adentro. Lo que Santiago propone con su música es irrenunciable, digamos, hay un bagaje cultural, tanto en lo histórico como a futuro tremendo. Pasa como en Jujuy, que hay tanta música que es relativamente fácil cultivar adentro. Por ahí nos hablan de las raíces y no es fácil irse; uno de acuerdo al lugar donde se ha criado tiene sus raíces. La infancia es la etapa que determina todo lo demás. Nosotros hacemos música que hemos escuchado en la infancia fundamentalmente.
En tiempos de sencillos y virtualidad, ¿cómo se adaptan a ese mercado?
Malamente. Es muy complicado, porque es muy vertiginoso, veloz, esto de largar un tema a las redes. Hoy por hoy es un concepto que todos entendemos, pero analizando bien, es muy profundo lo que significa una red, es complejo. Nosotros tratamos de centrarlo todo en el trabajo en vivo, en el contacto directo con la gente, todo lo demás son herramientas o recursos para poder ir hacia… Nuestro laburo no es como el de los changos de ahora, los que hacen trap y esos ritmos, ellos se basan en las redes, ese es su hábitat; nuestro hábitat no es ese, aunque lo valoramos y nos asombramos de la utilidad que tiene.
¿Prefieren algo más íntimo para la actuación en vivo o el ritmo de un festival?
Son ámbitos muy distintos que nos proponen energías muy diferentes, pero profundas y que le dan sentido a lo que hacemos nosotros. Tocar una zambita en un teatro y que haya un silencio tremendo y que lo único que importa sea esa zambita y que la gente la cante fuerte con nosotros y que la guarde en su corazón, es una energía tremenda, que a nosotros nos estimula un montón. Y cantar en un festival o en una peña, con el pogo, es una cosa estimulante que no podríamos elegir uno. En los dos ámbitos nos sentimos muy cómodos, muy en frecuencia con lo que hacemos y en frecuencia con la gente.
¿Después de cuánto vuelven a Jujuy y qué esperan encontrarse en el Teatro Mitre?
No sé exactamente hace cuánto no andamos por Jujuy, pero hace mucho que no vamos. Esperamos encontrar este intercambio de energías culturales, poder nutrirnos de todo el pujo cultural que tiene Jujuy, aunque sea en silencio recibir todo lo que propone Jujuy y compartir nuestra música, que tiene mucho que ver con los jujeños también. El Noroeste es como una sola provincia, si bien hay diferentes danzas, ritmos y paisajes, la mirada que tenemos a cerca de la música como motor de la identidad, es la misma en Jujuy que en Santiago y que en Tucumán y Salta, así que lo que esperamos encontrar es lo que encontramos siempre, una manera de estar en nuestra casa.