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26 de Agosto,  Jujuy, Argentina
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Alberto, obligado a exhibir señales concretas

Domingo, 20 de febrero de 2022 01:02

Sin anuncios rimbombantes, el Gobierno decidió acelerar las políticas de ajuste tendientes a complacer varias de las exigencias del Fondo Monetario Internacional. El aumento de las tasas de interés por encima de la inflación y la revelación de que no habrá nuevas altas en los planes sociales tendrán un impacto negativo en el consumo, pero muy positivo para el Banco Central, que se encuentra en pleno repliegue para controlar un poco la emisión monetaria. Argentina necesita firmar sí o sí el acuerdo antes del vencimiento de marzo, y es por eso que las últimas horas bajaron las críticas hacia los Estados Unidos y crecieron las señales económicas de que efectivamente habrá una reducción del déficit fiscal.

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Sin anuncios rimbombantes, el Gobierno decidió acelerar las políticas de ajuste tendientes a complacer varias de las exigencias del Fondo Monetario Internacional. El aumento de las tasas de interés por encima de la inflación y la revelación de que no habrá nuevas altas en los planes sociales tendrán un impacto negativo en el consumo, pero muy positivo para el Banco Central, que se encuentra en pleno repliegue para controlar un poco la emisión monetaria. Argentina necesita firmar sí o sí el acuerdo antes del vencimiento de marzo, y es por eso que las últimas horas bajaron las críticas hacia los Estados Unidos y crecieron las señales económicas de que efectivamente habrá una reducción del déficit fiscal.

Esto ocurre justo en momentos en los que la inflación de enero registró su valor más alto en nueve meses y cuando los economistas privados advierten que la de febrero seguirá en niveles muy elevados. Allí radica uno de los problemas del Gobierno en medio de las negociaciones por la deuda, ya que los descomunales índices inflacionarios del país habían sido uno de los cuestionamientos centrales de las autoridades del Fondo. En ese campo, el ministro Martín Guzmán aún tiene muy poco para mostrar.

¿Considerará el fondo que crear una empresa nacional de alimentos contribuirá a frenar los precios? Quién sabe, lo que seguramente se preguntarán en el organismo es con qué dinero se pagará la nueva iniciativa, que deberá incluir indefectiblemente un aumento en la planta de empleados estatales.

En la cúpula del albertismo están convencidos de que la construcción de un proyecto de poder que compita con chances reales en 2023 no puede seguir demorándose más en el tiempo. Por eso, los operadores políticos del Presidente trabajan por estas horas en una hoja de ruta con varios temas sensibles en los que Alberto Fernández deberá instalar un perfil diferenciado al de Cristina. ¿El objetivo? Posicionarse en el tablero electoral como una alternativa de centro peronista alejada de los extremos del populismo kirchnerista. El armado de esta opción supone colocar discursivamente a Juntos por el Cambio como el responsable político de la crisis económica y al kirchnerismo como una fuerza con sesgos autoritarios parecidos a los de Venezuela. Alberto Fernández busca ser la persona elegida por el peronismo -incluyendo a los gobernadores, que también podrían presentar un candidato propio en las Paso- para sacar del mapa definitivamente la influencia del Instituto Patria, que hegemoniza la política argentina hace más de dieciocho años y cuyo piso electoral ya se encuentra por debajo del treinta por ciento.

Cerca del jefe de Estado afirman que el mandatario ya les comunicó a sus íntimos que será candidato a la reelección y que su principal plataforma será, ni más ni menos, que el acuerdo con el Fondo Monetario y la reducción de subsidios a los servicios públicos. Se trata de dos banderas históricamente levantadas por gobiernos de derecha, pero hoy parecen tener un consenso que alcanza incluso a buena parte de la clase media, que históricamente se consideró en buena medida como "progresista".

"Alberto es un pragmático por naturaleza, eso lo sacó de Néstor Kirchner. Hoy por hoy la gente reclama un ordenamiento en la macroeconomía sin posturas radicalizadas que estimulen la inflación o la pérdida de reservas del Banco Central. El Presidente será la voz cantante de ese país, que encima debió conducir acechado por la herencia económica del macrismo, ninguneado por un sector del kirchnerismo y condicionado por la pandemia del coronavirus", aseguró ayer a El Tribuno de Jujuy un funcionario con despacho en la Casa Rosada que pidió reserva de su identidad.

El proceso de posicionamiento presidencial en la grilla de los candidatos arrancó con el acuerdo con el Fondo, que es rechazado por el kirchnerismo pero apoyado por la mayoría de la sociedad y también por Juntos por el Cambio. La aprobación del proyecto en el Congreso, dicen en Balcarce 50, será una demostración de fuerza que dejará aislado al kirchnerismo.

El Gobierno debe tener mucho cuidado de no tensar demasiado la cuerda para no romper definitivamente la unidad del Frente de Todos, de la que depende el futuro inmediato del actual bonimio presidencial. Sólo así puede entenderse la sobreactuación que tuvo Fernández durante sus reuniones con los presidentes de Rusia y de China, los dos principales rivales geopolíticos de los Estados Unidos en el planeta. ¿Alcanzaron esos gestos para sacarle una sonrisa a Cristina? Aparentemente no, ya que ni ella ni ninguno de sus colaboradores directos destacaron ese posicionamiento presidencial. El silencio de Cristina ya no se limita solamente al acuerdo con el FMI, sino que llega a la política exterior, el aumento de las tarifas, la suba de la inflación, la reducción de la emisión monetaria, la droga adulterada, el avance de la pandemia, el conflicto con la Ciudad de Buenos Aires o la decisión de no generar nuevas altas en los planes sociales.

"Cristina ayuda al Gobierno en no hacer públicos todos sus cuestionamientos, pero nadie le puede pedir que salga a apoyar abiertamente muchas de las políticas que ella siempre rechazó cuando estuvo a cargo de la presidencia", afirmó un senador nacional que mantiene fuertes lazos con la vicepresidenta.

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