Como todo lo que es heredado fluye en nosotros sin darnos cuenta y se materializa brindando la felicidad de saberse único. Es así que Eloy Mamani y sus seis hermanos continúan cada día dándole vida al oficio de alfareros del que vivían sus abuelos.
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Como todo lo que es heredado fluye en nosotros sin darnos cuenta y se materializa brindando la felicidad de saberse único. Es así que Eloy Mamani y sus seis hermanos continúan cada día dándole vida al oficio de alfareros del que vivían sus abuelos.
El abuelo paterno residía en Casira, el pueblo reconocido mundialmente por la calidad y singularidad de su alfarería. Luego la familia se trasladó hacia el territorio boliviano cercano a Casira, donde Modesta Cruz apeló al oficio de ambas familias para poder mantener a sus hijos al haberse quedado a cargo de la familia.
Eloy Mamani en diálogo con El Tribuno de Jujuy recordó que con el correr del tiempo se trasladó hacia la capital jujeña en la zona de Alto Comedero. Allí Modesta Cruz, madre de seis hijos, entre ellos Eloy Mamani, siguió apelando al oficio que le heredaron sus padres y también la familia del padre de sus hijos, comenzó a hacer ollas de arcilla para poder darles de comer a sus hijos.
Mamani recordó que "cuando éramos chicos, mi madre sola, hizo ollas y todo tipo de utensilio de cocina para darnos de comer y vestirnos. Hacer ollas para nosotros era lo cotidiano, todos ayudábamos porque sabíamos que era nuestro medio de subsistencia".
En cuanto a la llegada al barrio Alto Comedero, Eloy Mamani recordó que en la casa en donde residen se montó el pequeño taller en el que se elaboran todos los productos que hoy comercializan a todo el país.
Dijo que los inicios fueron complicados ya que las ventas se hacían solo a los revendedores que ocupan espacios en los paseos de artesanos y ferias, pero los precios a los que entregaban las artesanías eran bajos.
Sin embargo, la pandemia obligó a reconvertir la forma de ventas ya que antes de ella llegaban hasta el taller revendedores de la capital, del interior de la provincia, también de Salta y Buenos Aires, pero con las restricciones las ventas se detuvieron.
Ante esa situación, Eloy y sus hermanos decidieron abrir una página en Facebook y comercializar de forma directa, esto mejoró los precios ya que los compradores son consumidores finales.
Hoy reciben pedidos por redes sociales y hacen envíos por correo o transporte a todo el país.
Indicó que como en sus inicios, el emprendimiento sigue siendo familiar ya que de la elaboración participan su abuela materna Catalina Cruz, su madre Modesta Cruz, sus hermanos Germán y Abel Mamani, junto a sus esposas e hijos.
"Estamos muy felices cada vez que podemos juntarnos y seguir este oficio que hoy están aprendiendo nuestros hijos y estamos seguros de que lo vamos a continuar muchos años más tal como lo hacían nuestros ancestros", concluyó Eloy Mamani.
El proceso
Eloy indicó que continúan elaborando los cuencos con la técnica tradicional, dependiendo de la pieza buscan la arcilla adecuada.
Para piezas pequeñas que sirven de adorno recogen arcilla cercana a la ciudad, pero para las piezas más grandes aptas para cocinar deben traer la arcilla desde Casira. Indicó que la arcilla debe ser molida y luego tamizada para luego ser mezclada con “pirca” que es una arcilla comprimida por presión en forma de laja. Luego se deja reposar el barro para pasar al modelado. En el taller Modesta realiza piezas de forma 100% manual, mientras que sus hijos introdujeron algunos moldes para agilizar el proceso.
Luego las piezas se dejan secar al aire libre para luego pulirlas con arena y pintarlas con arcillas. Finalmente, son cocidas en un horno a leña durante aproximadamente 3 horas de fuego alto. Se deja enfriar las piezas en el horno hasta el día siguiente y recién se las recoge para corregir algunas imperfecciones o darles algún diseño con pinturas.