Había que ganar y se ganó. Punto. Gimnasia necesitaba sumar los tres puntos ante Deportivo Morón para recuperar la sonrisa, después de tres derrotas consecutivas y una semana de trabajo que incluyó la presencia de la barrabrava en la práctica.
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Había que ganar y se ganó. Punto. Gimnasia necesitaba sumar los tres puntos ante Deportivo Morón para recuperar la sonrisa, después de tres derrotas consecutivas y una semana de trabajo que incluyó la presencia de la barrabrava en la práctica.
Además era un secreto a voces que si el "lobo" sufría un nuevo traspié en este arranque de la Primera Nacional, el técnico Arnaldo Sialle no iba a seguir en el cargo. Y no por una decisión dirigencial, sino porque el propio "Cacho" entendería que había que descomprimir todo.
Nada de esto sucedió porque al minuto de comenzar el partido disputado ayer en el estadio "23 de Agosto", el arquero visitante, Matías Mansilla, calculó mal en un centro -en realidad fue un saque lateral de Cazula- y Leandro González, de media chilena, abrió la cuenta.
El "gallito" sintió el impacto y la planifación previo se derrumbó como un castillo de naipes.
Además se complicó con la presión de los locales sobre la salida, no encontrando soluciones y sufriendo más de la cuenta.
Suárez capturó un rebote, aguantó y de media vuelta pateó, pasando el balón apenas sobre el travesaño. Pudo ser el segundo, pero fue una alerta que hizo mejorar a Morón, sobre todo con Gastón González, una pesadilla cada vez que encaró. Es más, se autogeneró dos chances de festejos, pero no estuvo fino.
El "lobo" luchó firme la ventaja parcial y un cabezazo de Diego López, tras un córner perfecto de Bertochi, casi definió la historia, pero el pique bajo llevó a que la pelota se elevara demasiado. Mansilla sólo miraba.
Sobre el final de la etapa, Otarola evitó el gol de Palmieri desde fuera del área, aunque posteriormente dio rebote, la acción fue invalidada por fuera de juega.
En el complemento, Gimnasia aguantó en el medio y esperó agazapado para meter un contragolpe. Morón adelantó sus líneas al extremo, algo que terminó de sellar su suerte en Jujuy. Es que su portero se ubicaba un poco más atrás del círculo central, en una especie de líbero improvisado. Y cuando Suárez guapeó una pelota sobre el lateral derecho -y la ganó- vio a Mansilla adelantado y pateó de 70 metros. El "Uno" se equivocó otra vez en el cálculo y el balón ingresó mansamente al fondo de las mallas.
Los minutos finales estuvieron de más. El aguerrido Jorge Juárez yendo y viniendo por todos lados fue el símbolo del "lobo" en la jornada de ayer. Hubo una mejoría respecto a anteriores presentaciones y por eso se salió de perdedor, aunque todavía falta mucho para encontrar el rumbo.