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25 de Junio,  Jujuy, Argentina
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Laberintos Humanos: Cuentos policiales

Martes, 09 de febrero de 2021 01:02

Blanca me terminaba de contar los recuerdos de aquella noche en la que su cuñado no supo defender como debía a su novia, cosa que hizo Pierro. Tiríades era escritor de cuentos policiales muy duros, ambientados en los arrabales de la sociedad, cosa que su hermano apreciaba. Pero cuando Pierro tuvo que salir a defender el honor de la Palmetti, el respeto por su hermano cayó para siempre. Le dijo que no tenía derecho a seguir escribiendo cuentos policiales si era un cobarde, y esas fueron las últimas palabras que le dirigió en la vida.

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Blanca me terminaba de contar los recuerdos de aquella noche en la que su cuñado no supo defender como debía a su novia, cosa que hizo Pierro. Tiríades era escritor de cuentos policiales muy duros, ambientados en los arrabales de la sociedad, cosa que su hermano apreciaba. Pero cuando Pierro tuvo que salir a defender el honor de la Palmetti, el respeto por su hermano cayó para siempre. Le dijo que no tenía derecho a seguir escribiendo cuentos policiales si era un cobarde, y esas fueron las últimas palabras que le dirigió en la vida.

Su madre y yo hicimos lo posible por reconciliarlos, pero no hubo caso. Yo creo que si hubiera escrito sobre otra cosa, se lo hubiera dejado pasar, pero había tomado como una hipocresía imperdonable que lo hiciera sobre temas violentos si no se animaba a pelear para defender a su novia.

Por eso creo que es tan duro con usted, Dubin. No es que le esté pidiendo que haga nada heroico, pero cuando se le escapó la muñeca de la seccional, pensó en todos los Laberintos que viene escribiendo y hubo algo que se quebró. No sé si va a lograr perdonarlo, aunque lo deseo. Yo lo aprecio, Dubin, y no me gusta verlos alejados a ustedes dos.

Me dijo esas cosas y yo dejé la casa lleno de tristeza. No sabía qué iba a suceder después, pero contar cuentos sobre el comisario Pierro es algo que vengo haciendo hace muchos años, algo que me gusta hacer y que no quiero tener que dejar. Así caminé hasta mi casa, pero hubiera preferido volver en el tiempo para no permitir que esa muñeca se me escapara.

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