El padre Jorge García Méndez, fue posesionado anoche, como titular de la parroquia Santa Teresita y Beato Juan Bautista Scalabrini, ubicada en San Pedro de Jujuy.
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El padre Jorge García Méndez, fue posesionado anoche, como titular de la parroquia Santa Teresita y Beato Juan Bautista Scalabrini, ubicada en San Pedro de Jujuy.
Durante una ceremonia, que fue presidida por el obispo César Daniel Fernández y concelebrada por sacerdotes de distintas parroquias del departamento San Pedro, el misionero migrante Jorge García Méndez, oriundo de México, de la Diócesis de Zamora, asumió como nuevo párroco.
Momentos emotivos se vivieron, cuando la comunidad, manifestó el afecto hacia el querido sacerdote, quien, tras su ordenación sacerdotal, en marzo del 2005, tuvo como primer destino esta parroquia y ahora regresa para ponerse al frente y acompañar a su comunidad, con el mismo entusiasmo, la misma fuerza y el servicio a los demás. Uno de ellos, fue cuando los feligreses, ofrendaron al padre Jorge, una gigantografía con la imagen de la Virgen de Guadalupe.
El padre Jorge, nació el 27 de agosto de 1968, en el poblado mexicano de Tlazazalca, Kichoacán. Sus padres son Elena Mendez Herrera y don Ignacio García Melgoza (ya fallecido). Siendo adolescente, sintió el llamado de Dios, y cautivado por la propuesta de trabajar por los migrantes, ingresó a la congregación scalabriniana. Los estudios teológicos los realizó en el Seminario de Merlo, Buenos Aires y fue ordenado sacerdote, el 22 de enero del 2005, en su pueblo natal. Ese mismo año, tuvo como primer destino San Pedro de Jujuy, siendo vicario de Santa Teresita. En enero de este año, mientras desempeñaba su tarea pastoral en el vecino país de Paraguay, en el Seminario Menor de la congregación, donde trabajaba en la formación de los jóvenes, sus superiores lo enviaron para estar al frente de la comunidad de Santa Teresita y Beato Juan Bautista Scalabrini.
“Cuando pisé Salta, sabiendo que venía para Jujuy, sentí que venía a casa. Me dije, vengo a mi casa, vengo con los míos, aquí comencé, y el sentir el afecto de la gente, saber que uno ha quedado en la memoria y en el corazón de su comunidad, es muy gratificante para un misionero”, dijo el padre Jorge.
